sábado, 9 de julio de 2011

La Historia del Pueblo Bubi - Décimo Capítulo

                                                          C A P Í T U L O D É C I M O





                                                      Coronación de un botuku



Acabadas las honras fúnebres del botuku difunto consistentes en el bochileri, rahà y boleo o moleo, su legítimo sucesor, al momento toma posesión del trono. Si la generación que coronó al jefe últimamente fallecido existe todavía, pasa a ocupar el trono y hacerse cargo del gobierno del distrito sin pompa, ni solemnidad alguna; mas si la mencionada generación desapareció de la región de los vivos, en tal caso entra a llenar la vacante con grande aparato y majestad.

La misma ley y costumbre dicta y establece los ritos o usos que deben guardarse en la elección y coronación de los nuevos bachuku.

Primeramenmte, se reúne consejo secreto de los ancianos más conspicuos y honorables del distrito y en él señalase el día de la grande y solemne ceremonia. Como primera preparación, a ella, se provienen de antemano una veintena de troncos de leña, que denominan riconchila o riosochila, algunos fajos de cañas de nipa los cuales servirán de antorchas, dichas topao, en las noches sin luna y una notable y

variada sartas de chibo o menudos mariscos. Edifican luego una pequeña casa llamada ribekà o lupando y sobre cuyo hogar colocan los rikonchila o riosochila y los fajos de cañas de nipa para que al humo y calor del hogar se sequen bien y puedan emplearse cuando lo requiera la necesidad.

Dispuesta ya y preparada la casita, el nuevo jefe y su mujer principal, conocida por el nombre de borenna (N) y erere(S) van a morar en ella y en la misma permanecerán una semana. Durante ella no probarán otro alimento que carne de cabra y ñames sin condimento alguno, de esta comida mingún otro podrá tomar, de forma que si de ella quedan sobras o residuos deben ser entregados a las llamas y reducidos a pavesas.

El séptimo día abandonan la casa y los notables de la comarca conducen al mochuku a la sombra de un árbol al que dan el nombre de bosoppo(N) bosobbo(S) y bosombo (SO). Este es el árbol sagrado dedicado a las almas de los batuku difuntos. Sentado pues bajo la benéfica sombra del árbol santo, evocan a las predichas almas o espíritus que están en Ommo o Barimó, que significa lugar de los espíritus separados, hacen sus conjuros, les suplican que bendigan, protejan y tomen bajo su tutela a su nuevo sucesor para que jamás deshonre el trono que ellos mismos ocuparon.

Sacrifican a los manes de los batuku una cabra, con cuya sangre rocían pecho, brazos y espaldas del nuevo mochuku. Lo acompañan luego al pie de una palmera y allí en presencia de todos, le obligan a subir a ella y hacer todas las operaciones rerqueridas para extraer el vino y cortar racimos de aceitunas (ribba o rimbà) de las que procede el aceite de palma.

Habiendo descendido de la palmera, el más anciano se adelanta y dice al jefe: Desde hoy para lo venidero te está vedado el subir a la palmera para extraer de ella el vino de palma y para otros fines, y así tendrás tu rieba o riema, (compañía de vinateros) que te presentará tu esaha diario. Dichas las precedentes palabras le presentan y entregan el primeer esaha o sea una gran calabaza de vino de palma, la cual debe beber y apurar hasta las heces, sin que otro alguno lo pueda probar. Concluidas las antedichas ceremonias, toda la nobleza del distrito lo acompaña a la playa. Aquí le hacen entrar en el mar hasta que el agua le llegue a los pechos, se baña y lava todo el cuerpo y con la misma agua se purifica de las manchas legales contraidas durante su vida anterior. Luego de lavado y purificado ungen su cuerpo con su característica pomada de ndola y lo visten de gran gala.

Hechos estos preparativos emprenden la marcha hacia el besé u omesé formando una gran procesión presidida por el nuevo botuku, entonando cantares muy expresivos en su loor y repitiendo a menudo y a coros la palabra joea, joea, que significa grande entusiasmo y alegría extraordinaria.

Prosigue la comitiva su marcha cantando alegremente, cuando he aquí que, a cabo de poco rato tropieza con una grande barricada hecha con enormes troncos, que obstruye el camino, y defendida por una docena de hombres en actitud agresiva y amenazadora, los cuales a voces y con imperio, ordenan a todo aquel acompañamiento que haga alto y no dé un paso más e intiman al botuku, que lo preside, que si no jura allí mismo otorgarles tales o cuales privilegios o exonerarles de estos o aquellos tributos y cargas, no le permitirán el paso libre, ni la entrada al besé, ni le jurarán fidelidad. El jefe fingiendo desatender las injustas peticiones e irracionales pretensiones de aquellos insolentes manda con autoridad que se despeje el caminoy se de paso a su acompañamienmto, mas los otros se disponen a la defensa y juran y perjuran con arrogancia que por allí no pasa nadie si no es por encima de sus cadáveres. Viendo el jefe tanta pertinacia y para que un día tan solemne y de tanta alegría no se conviereta el día de luto y de sangre, se allana a todo y jura solemnemente concederles lo que piden.

Hecho el nuevo jefe este solemne juramento, los pretendientes dan un grito de victoria y alegría diciendo: ièèè, esto es ¡vivaa!; desembarazan en un santiamén el camino, y la procesión continua su marcha. Estos episodios o estratagenmas se repiren dos o tres veces en el trayecto de la playa al besé.

Al llegar el regio acompañamiento al botapetabé (N) o monakanaka(S) del Obesé, es decir en el arco superticioso que existe en la entrada de los poblados bubis, hace una gran parada. Allí sale todo el pueblo en masa a saludarle y ofrecerle sus respetos y le acompañan con grande pompa y solemnidad al rijata o palacio real.

Aquí descansa de la fatiga del camino, le enjugan el sudor, lo lavan y ungen de nuevo con el ndola. Una vez lavado y ungido atavían su cuerpo con adornos verdaderamente ricos y reales,. Entre ellos, consistentes en muchas sartas de chibo o trocitos blanquísimos de marisco, que era la moneda corriente entre los buibis. El cuello lo rodean de un gran collar, circuyen su pecho dos bandas tejidas de mariscos, la cintura la ciñen con anchos cinturones labrados con chibo, de los cuales pende una piel de mono para defensa de la modestia, y los brazos y las piernas las engalan igualmente con sartas del mismo material. A los collares llaman batchoa(N) y maatchoa(S) a las fajas pectorales dan el nombre de npeara(NE) y biluba(SO) a los cinturones denominan beuta(N) y biuta(S) ; a los adornos de las piernas dicen ncheka(NE) y mabilo(S) y finalmente a los dos brazos apellidan en todos los lugares kipá.

En esta forma lleno de atavios y adornos que entorpecen los movimientos del cuerpo, sale del rijata con grande aparato y majestad y acompañado de la corte y el pueblo se dirige a la plaza pública en donde han colocado de antemano una piedra labrada, la cual es el trono de los batuku. A esta piedra en tal ocasión, la cubren y adornan con unas hojas llamadas biboto y en ella se sienta el nuevo rey. Sentado ya, el noble más venerable le pone la corona sobre la cabeza y le entrega el cetro o bastón de mando estando presente todo el pueblo.

La corona o gorro de los batuku que llaman en Batete rekobombo y en el norte bolokà, es de dos formas. La primera es una gorra de piel adornada pòr un par de cuernos de cabra cada uno de sus lados; de manera que esta gorra lleva los cuernos de cuatro cabras, y ver un bubi con tal gorro, a la primera vez, causa espanto. Este gorro lo suelen usar en sus boobo o moomo que son las fiestas que celebran en memoria de sus antepasados. La segunda consiste en un capacete tejido todo con mariscos o chibo, rematando la parte superior con boruba o el pelo de la cola de la oveja a guisa de penacho y adornado con muchas plumas de la cola de loro y de nkiso o faisán.

El bastón de mando bubi, dijimos ya que es un bastón característico que usaban antes todos; y en algunas comarcas todavía lo usan, con la única diferencia de tener en la mitad superior atada una calavera de cabra y pender unas sartas de chibo a manera de borlas debajo de la empuñadura.

Vestido ya el nuevo jefe de todas las insignias reales con la corona en la cabeza y el cetro en la mano, el mismo que le coronó pone ambas manos en los hombros del mochuku coronado y en tono grave y solemne le dice las siguientes palabras: eno k eonda abitehe beteho nk èla ro ka bo itchane b ombe moteho motò o take eriamuà lele, b o mbe moleko n eriamuà. - Esta es la silla de nuestros padres, pido hoy que te ayuden, te concedan vida larga, que gobiernes bien tu pueblo y den la paz a ti y al mismo pueblo, y continua: Na bue le motehomuà o chi a lana enoa, o chi a laha epimbimbelo, o chi a ñuaha moope cha ma puera mba, cha ma moa, o chi a lana bamese ne bipimb ne morammó. - Mientras vivas no comerás cosas saladas, ni animales inmundos, ni beberás agua que no proceda del monte y de lluvia; no comerás con gente ruin condición, ni esclava, ni aún de la clase media.

El bubi anterior es el que se habla en Batete, voy ahora a ponerlo conforme lo hablan en Bakake. El eupapuà ke bue tela ka bachuku banaa ke o bolao eo telaha oncho onaa o chi o raha bijem o chi o raha chou o chi oraha epaha o chi o raha eloa o chi o raha boope cha ba pur oboholo o chi o raha la batehobobese o chi o raha la bateho bammo. - La silla en que estás sentado es de todos los reyes; tu que te sientas en ella eres su hijo, jamás podrás comer malanga, ni venado, ni puerco espín, ni cosas saladas, ni beberás agua sino de lluvia; nunca más comerás con gentes de mediana ni de baja condición.

Con estos ejemplos se puede formar una idea de que en general toda la isla la costumbre es la misma.

Terminado el acto de la coronación, sacrifican muchas cabras a las almas que están en el borimo con cuya sangre se purifican el nuevo jefe y los principales magnates que forman el real consejo: sacan la manteca (bajabá (N) mahama(S) de las cabras y se la cuelgan al cuello pendiendo sobre el pecho.

Esto es lo más asqueroso que tiene el bubi, porque la llevan varios días y naturalmenmte se escurre, va cayendo gota a gota por el pecho y vientre y a los tres o cuatro días despide un hedor repugnante e insoportable, que a uno no le es posible acercarse a tales personas.

Las fiestas suelen durar una semana, bailando el bilebó, esto es el juego de las campanas, que explicaremos Dios mediante más tarde y el juego de las pieles de buey, por nombre looppo (N) looboo (S) iloomboo (SO), y otros que nos callamos por no alargarlo.



MI COMENTARIO AL CAPÍTULO DÉCIMA SOBRE LA PROCOLAMACIÓN DE UN MOCHUKU
Los tiempos hacen variar las costumbres y en 1964 cuando abandoné la isla de Fernando Póo, los mochuku eran otra historia. Precisamente en mi empresa Antonio Antunes Martins, llevaba personalmente las gestiones de personal agricola y avituallamiento del mismo, de un agricultor de Fistown, llamado Pablo Boho, al que me unía una buena amistad. Este hombre era el jefe del poblado, el alcalde y la persona más significativa de la zona. En ese 1964, uno de los mayores problemas que tenían y que actualmente en el 2011 es mucho más agravado, no se pueden adornar con abalorios hechos de chibo, que es la concha de un molusco, el cauri, muy apreciado por su blancura y brillantez, pero ese molusco ha desaparecido totalmente de las playas de la isla. Por otra parte la cultura española ha influido en sus costumbres y toda la parafernalia que vivió el padre Aymemí ha desaparecido.

Fernando el Africano 8 Julio 2011

viernes, 8 de julio de 2011

El Pueblo Bubi Historia- Noveno Capítulo

                                                    N O V E N O C A P Í T U L O



                             M Á S SOBRE LA LLEGADA DE LOS BUBIS A LA ISLA



Recogieron sus cosas y preparonse para la marcha. El mochuku dividió toda aquella muchedumbre en tres grandes cuerpos o grupos, disponiendo que todos los hombres hábiles para tomar las armas formasen la vanguardia y retaguardia, y los prohombres y principales juntamente con las mujeres, niños y viejos ocupasen el cuerpo del centro.

El jefe de los bokoko dio de antemano la orden de que los guerreros batete pasasen a la vanguardia mas estos insubordinándose se negaron a su cumplimiento pues siempre fue su carácter muy propio de los batete la insubordinación, altanería e independencia. El jefe para evitar mayores males condescendió con los de batete por entonces, dejando para más tarde el castigo de su rebeldía y ordenó a los bakoko pasasen a la vanguardia los cuales cumplieron fielmente la orden y permitiendo a los batete pasasen a la retaguardia.

En aquellos tiempos los bakoko eran muchísimo más numerosos que los batete, lo contrario de lo que acontece actualmente. Los bakoko llevaban un gran tambor y olla enorme, que todavía la conservan como venerando recuerdo de su país primitívo, a la que dan el nombre de Moeaponda. Los batete llevaban también un cayuco en miniatura para que sirviese de memoria de la próspera navegación y feliz arribo a las playas fernandinas. Los batete todavía guardan con sumo respeto el predicho cayuco de generación en generación; celebran solemnísimas fiestas de acción de gracias a sus espíritus de sus antepasados por haberlos traido a un país tan fértil y rico, y sacan en procesión al Lobende, que con este nombre le designan, cun muchísima pompa y aparato. A estas fiestas he asistido, he presenciado la solemnidad y la pompa de procesión y he visto el célebre cayuquillo. Fuera de esta ocasión jamás lo sacan, ni nadie lo puede ver, pues lo guardan en una casita en forma de capilla, situada en el mismo rihata del mochuku, del que cuida únicamenmte una de sus mujeres más nobles del país. Los bakoko y batete, al abandonar Ureka, tomaron la dirección hacia el Oeste y no pararon hasta llegar al lugar en que está situado el último poblado de Bokoko, llamado Olokoko. Poco antes de arribar a la Gran Caldera de Batete o río Olé, como la denominan ellos, se les hizo de noche y noche tan lóbrega como aquella, dicen, que jamás se ha visto. A pesar de la oscuridad de la noche, que no veían donde ponían los pies y sin llevar antorchas de cañas secas, de nipa, mapaho, no se detuvieron en su marcha, y esa imprudencia les costó muy cara. Los batete vivieron algunos años en ese profundísimo valle aislados de todo el mundo.

Cuentan que en el camino se encontraron con un gran lago llamado Ncholó y sin advertirlo muchos de los bakoko se precipitaron en él y el mismo que llevaba el bombo o gran tambor pereció en sus aguas.

Después de un rato y cuando muchos se ahogaban ya en el Ncholó, diéronse cuenta del peligro gravísimo de perecer toda aquella gran caravana, el jefe mandó hacer alto, que nadie diese un paso más y que esperase cada uno, en el mismo sitio en donde se hallaba, la hora del alba. Venida esta notaron con espanto que gran parte de los varones bakoko habían perecido en el lago. Este faltal accidente provocó una gran contienda y lucha entre bakoko y batete porque aquellos recriminaban, aunque sin razón, a estos la desaparición y muerte de sus hermanos por haberse negado tenazmente a ir en vanguardia. Sin embargo la prudencia del mochuku y el miedo que los bakoko tenían a los batete impidió que la lucha tomase mayores proporciones. De aquí vino la separación de los batete y los bakoko y haber sacudido aquellos la dependencia y yugo de estos, nombrándose un mochuku motete que los dirigiese y gobernase. Aún hoy día usan este proverbio cuando dos personas muy amigas rompen amistades y se separan para siempre: Beachoanera Ncholòmbá. Separándose en el lago Ncholó. Los bakoko continuaron su camino para la playa y los batete se metieron en la Gran Caldera de Batete, que es un valle inmenso que forma el río Olè o Tudela, situado entre los montes de Batete y Ureka, que, por ser tan grande y profundo los españoles le han dado el nombre de Gran Caldera de Batete y los bubis llaman Olè. Mientras vivieron en el Olè jamás se cortaron el cabello de la cabeza, ni se afeitaron las barbas, de forma que su aspecto era de gente sumamente salvajey causaban horror y espanto. Aquí abrieron sus fincas de malanga, ñame, consiguiendo plantar el rea, clase tan codiciada por ellos. Aconteció en una ocasión que los puerco espines destruyeron toda la cosecha de ñame rea y en consecuencioa trataron de hacer desaparecer animales tan perjudiciales y dañinos.

Dos hombres llamados Ebando y Moitche yendo a caza de estos salvajes y siguiendo su rastro, salieron del río Olè y llegaron a un lugar de Batete San Carlos denmominado Oboake, y aquí se enciontraron los primitívos habitantes de Omoteche( Batete) que son los que actualmente viven en el norte de Fernando Póo. Ebando y Moitche volvieron a los suyos y les contaron que habían visto un pais muy fértil y hermoso y conocían el camino para pasar allá y abandonar aquel valle tan profundo y malsano.

Salieron, pues los actuales batete de la Gran Caldera, en donde habíanse multiplicado prodigiosamente, y como se presentaron con los cabellos y barbas tan descuidados y largos, parecían seres raros y espantosos. Declararon la guerra a los primitívos batete, y estos al verse invadidos por gentes tan feroces y que ponían horror y espanto, no se atrevieron hacerles resistencia, sino que abandonando su primera patria trasladáronse a las alturas de Basupú del Oeste y de aquí se desparramaron por el Norte de la isla, como antes ya se contó. De aquí los batete del Norte que son los batoikoppo, baloeri, basupú, banapá, basilé, basappo y barebola, se les llame Buka porque abandonando su primitiva morada y huyendo espantados de los batete del Sur, reíanse de estos al verlos en aquella forma tan estrafalaria. De aquí procede el refrán: Bukala ñe bache, que se aplica al hombre que rie y burla del que le ha puesto en trances apuradísimos y se esfuerza en huir de él.

El lago Ncholò actualmente se ignora, unos afirman que es el Metehe que está en el río Baña y otros aseguran que se halla en la desembocadura del río Olè o Tudela.




MI COMENTARIO AL NOVENO CAPÍTULO SOBRE ALGO MÁS EN RELACIÓN A LA LLEGADA DE LOS BUBIS A LA ISLA.


Lo redacto como capítulo corto, ya que se aparta de la intención de los otros, por ser en si algo totalmente novedoso.


En esta década se han efectuado exucursiones a la Gran Caldera, incluso miembros de la Universidad de Madrid ,y se han presentado discusiones sobre si eran los primeros que lograron entrar en la Caldera plenamente, pese a haber un grupo de una Universidad Americana que hace varios años viene a tomar nota de la fauna y flora de ese Caldera, que parece tiene especies únicas en el Mundo. Yo incluso intenté entrar en esa Caldera por la parte de arriba en 1960, y al descolgarnos y ver alguna serpiente abandonamos el intento. Bien por esas cosas de la vida y transcribiendo los escritos del padre Aymemi en la revista La Guinea Española sobre la Historia del Pueblo Bubi, que plasmó entre 1918 a 1921, pero que seguramente se lo contaron a principio del siglo XX o antes. Con fecha 10 de diciembre de 1920 ,  hay un relato de la llegada y establecimiento de los bubis en la isla tal vez en el siglo XVIII, en que detalla como los batete se establecieron en la Gran Caldera, aunque al cabo de algún tiempo pese a haber sembrado y cosechado sus hermosos ñames, abandonaron esa zona por encontrar una mejor.Ese es el relato que he transcrito en este capítulo.

Ese relato borra todas las leyendas de que los bubis no entraban en la Gran Caldera por considerar que ahí vivían los espíritus de sus antepasados o que era un lugar sagrado donde nadie había pìsado. Así que pese a lo impenetrable del lugar por su alto grado de humedad, densa niebla y peligrosos reptiles, ha sido lugar de acomodo de una de las avalanchas migratorias que llegaron a la Isla huyendo del ataque de otras tribus a sus poblados en la costa africana.



Fernando el Africano 7.07.2011