miércoles, 28 de septiembre de 2011

VERSOS SUELTOS

Este verso parece que lo dediqué a parte de la familia que estaba lejana, tal vez nosotros en Madrid y ellos en Barcelona.

    En estas fechas entrañables, tan señaladas,
    quisiera tener el poder de brujos y hadas
    o el poder, de unos imanes potentes,
    para teneros a todos,cerca, presentes.

   Lágrimas de añoranza, brotan a raudales,
  el corazón, convierte mis ojos en manantiales,
   recordando a los amigos y familiares,
   repasando las horas alegres, los avatares.

   Hay que abrir el baúl de las alegrías,
   brindar por los amigos y cantar bulerías,
   decir la palabra mágica, tres veces,
   amor, amor, amor, como si fueran preces.

   En estas calurosas y soleadas Navidades,
   os deseamos a todos, muchas felicidades,
   vino, cava, mazapanes y turrones
   sean abandundantes como las ilusiones.

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Esta otra la dediqué junto con mi libro el Paraíso Verde Perdido, al matrimonioVentosa, con los dos hice teatro en Guinea y con él, cantaba en la Catedral, tanto mi padre (que había sido tenor del Liceo)como yo hacñiamos de tenores, él de profundo bajo.

Aunque ya el trueno potente de su garganta,
a la nigua, al fritambo ni al je-jen espanta,
y las bambalinas del teatro no ven sus figuras,
sus corazones y sus almas siguen puras.

Esta novela con el cariño y afecto de hermano,
se la dedico soñando en el suelo africano,
donde dejamos nuestro esfuerzo y mucho amor,
que recordándolo salta la lágrima y algún temblor.

Hemos vuelto a la pela, la prisa y el cemento,
pero recordamos a los amigos y algún evento,
la semilla de nuestros cantos y nuestro teatro,
ha fructificado en amistad y en recuerdo grato.

Siempre he dedicado mi libro a una persona,
nunca me he dirigido a una asociación,
pero en esta ocasión la regla se perdona,
dado el afecto hacia África y su vocación.

Esta novela es la semilla de un nuevo libro,
dado que este lo estoy ampliando a conciencia,
aunque no se cuando acabaré la lucha que libro,
pués se nececita mucho tiempo y paciencia.
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Este se lo dediqué a unos amigos de mi mujer, con el libro que me pidieron, mi señora era entonces telefonista de una clínica, por eso habla de no pasarle llamadas.

Me pide Matilde que evoque y le dedique esta novela,
para dársela a su esposo José Manuel, y eso es mucha tela,
espero perdonen mis torpes versos, el ingeniero y la peluquera,
pero eso si que siempre uno y otro esten a la vera.

Deja pastillas, potingues e inyecciones,
y sana leyendo en esta novela emociones,
que el calor de las tierras africanas,
es mejor que zumos, caldos y tizanas.

Lucha y asusta a elefantes y serpientes,
estruja cocodrilos con ímpetus crecientes,
contempla el sol derritiendo el acero,
y que te mejores del todo, eso quiero.

No te pasaré más llamadas y recados,
hasta que tu alta me comuniquen los hados,
y que no se repita este incidente,
y te vea de nuevo amable y sonriente.

Te dedico este libro escrito por mi esposo,
para que te sirva de elixir y reposo,
en estas tierras que transcurre la historia,
fuí de muy joven de mi marido novia.
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Esta es la dedicatoria del libro que le dediqué a Julia maestra de escuela que reside en Valencia.

Julia Gómez Barra, mujer que tiene añoranza africana,
y que ahora vive en el sol de la tierra valenciana,
fuiste maestra del bubi, del fang, del niño nativo,
y pese a todo ello te echaron de allí sin motivo.

Cuando oigo de Memorías de África, la dulce canción,
lloro de nostalgía y con dolor se acelera mi corazón,
así pienso te pasa a ti Julia, al evocar esa maravilla,
que era tu Isla donde viviste siendo una chiquilla.


Fernando el Africano  -