viernes, 4 de noviembre de 2011

PESCA DE BALLENAS EN SANTA ISABEL AÑO 1914

                                        LA INDUSTRIA BALLENERA EN GUINEA




En la Guinea Española del 25 de julio 1914, poco antes de iniciarse la Primera Guerra Mundial, se inició la pesca de la ballena en Guinea, según relatan en la revista que extracto a continuación.



El Gobierno español concedió recientemente el monopolio de la pesca de la ballena en los territorios españoles de Guinea, a la Sociedad de la Pesquería Hispano Africana.

Para este fin a finales de junio llego el gran vapor noruego Polynesia acompañado de tres vaporcitos. Se les asignó como fondeadero las playas de Nacimiento y Cromany. Desde luego empezaron los tres vaporcitos a hacer sus salidas en busca de las codiciadas ballenas y aunque no era todavía la temporada de su mayor abundancia, han conseguido hacerse con no pocas de ellas. Nunca se ha visto tan animado nuestro mar con este movimiento ballenero, que se incrementará en agosto.

Es interesante ver el espectáculo de los vaporcitos como llevan cautivos con fuertes amarras a su costa de proa, uno de esos gigantescos monstruos marinos en quien han conseguido clavar el temible arpón.

Para informar con detalle decidí embarcar en el vapor Polynesia, este barco de grandes proporciones, el mayor tal vez que haya visitado nuestras aguas. Aún estando a respetable distancia ya sentíamos el tufillo propio de las ballenas, olor que sería acentuado a medida que nos acercábamos, y en las mismas aguas del mar aparecían grasientas y como recubiertas de una capa de grasa. Ya cerca, no dejamos de ver algunos tiburones, como acechando cualquier descuido para saciar su cruel voracidad; ya se sabe que estos mismos hincan sus afilados dientes en un pez que en un ser humano. Subí a aquel imponente edificio flotante por medio de una interminable escalera, mientras no pocos marinos clavaban sus ojos en mí, supe después que les cautivaba mi espesa barba, de la que ellos noruegos, no suelen llevar. Me hicieron entrar en la sala de comedor, provista de un ventilador eléctrico, así como de telas metálicas finísimas preservativas de mosquitos, lujosamente adornada. Allí fuimos cariñosamente recibidos por el comandante del barco, quien dijo algunas palabras en español, y nos mostró preciosas fotografías de su numerosa familia y del hermoso edificio que poseen en los altos de Cristianía. Gracias al señor Cabo, que es español, que estaba allí de vigilancia, pudimos obtener algunos datos. Como que el vaporcito llamado Santa Isabel trajo una ballena de unas 50 toneladas. Vimos como la subían con unas grúas movidas a vapor, en pedazos de 10 y 15 toneladas y también la cola del animalito que pesaría unas 2 toneladas. La espaciosa cubierta estaba llena de grandes moles de carne sobre la que asestaban golpes de hacha fornidos trabajadores, mientras en el interior del barco funcionaban enormes calderas. Con enormes cuchillos despellejaban al animal ¡ pero vaya que piel! Con blanquísimo tocino de más de un palmo de grosor. Los trozos de ballena cortados en pedazos de unos 200 kilos, los dejaban deslizar por un agujero de donde inmediatamente pasaban a diferentes maquinas destinadas a sacar el aceite.

Así como en el indicado portalón entra la piel con el tocino para convertirse en aceite por medio de diferentes temperaturas y operaciones, en la otra banda del buque, hay otros destinados al magro y dos más por donde echan los huesos. De la ballena nada se desperdicia, sebo, magro, huesos, todo se aprovecha para extraer aceite y nada se echa como inútil. Trabajando todas las máquinas y los 90 hombres en sus respectivos puestos.

Hay un hombre que su único oficio es afilar los instrumentos cortantes, con piedra movida a vapor y lo mismo decimos de un herrero con su fragua a vapoor. Relacionamos algunos datos curiosos:



1º -A la piel de la ballena suelen adherirse multitud de ostras.

2º -Su lengua que tendría más de un metro de largo, pesaba 30 kilos

3º - La primera ballena que hemos comentado, se le encontraron 4 crías.

4º -Abierta su boca, de mandíbula a mandíbula había cerca de 3 metros de

     distancia.

5º- Las ballenas que cogen miden entre 6 y 12 metros de largo, unos 2 de

     grueso y 6 de circunferencia.

6º- Así la manteca como el magro y los huesos por medio de diferentes

     operaciones se convierten en aceite, que se usa para la fabricación de

    jabón y espermas.

7º- Para del residuo de los huesos se aprovechan para la fabricación del

     caucho.

8º- El 90% de la ballena es aceite

9º- El vapor Polynesia admite en sus depósitos seis mil toneladas de aceite.

10º- Llevan cogidas hasta ahora, 40 ballenas.

11º Donde han capturado más, es frente a Laka cerca de punta Horacio.

12º Los vaporcitos van provistos de un cañón que dispara con fuerza el arpón de hierro, especie de  ancla     cuyas cuatro puntas cerradas de manera que al penetrar en el cuerpo del cetáceo se abren instantáneamente y al mismo tiempo explota una bomba que desgarra y desangra al pobre animal.

13º El capitán del vaporcito Santa Isabel hasta ahora es el más afortunado
     en la pesca, es santanderino y el único español que hay en estos
     vapores.

14º En octubre y noviembre, proyectan pescar en Annobón y en diciembre

      regresar a Europa.





MI COMENTARIO



El padre que describe esa visita a los balleneros, a veces habla como persona en singular y otras en plural como si hubiera efectuado la visita con otra persona, que es lo habitual.

Estoy seguro de que si no hubiera estallado la Primera Guerra Mundial a los pocos días, ese negocio habría sido una buena fuente de ingresos para Guinea.

Recuerdo en la década de los años cuarenta, siendo niño, ir a Punta Fernanda en los meses de Julio y Agosto, a ver las ballenas con sus espectaculares surtidores de agua, atravesar el estrecho que separa Santa Isabel de la costa del entonces Kamerún alemán y más tarde esa parte se convirtió en Camerún Inglés ( ciudad de Vitoria y Tiko). Es más en una ocasión una ballena blanca se introdujo en la bahía por equivocación y tal vez asustada por los cayucos que la rodearon y la algarabía huyo hacia mar abierto.



Fernando el Africano 4 de noviembre de 2011

miércoles, 2 de noviembre de 2011

AGUAS MEDICINALES EN BIOKO- OTRO TESORO DE LA ISLA

                                                    AGUAS MEDICINALES EN BIOKO




Todo el mundo que conoce esta maravillosa isla, tiene constancia del patrimonio que tiene Guinea Ecuatorial, para ser un centro mundial de viajes turísticos, tanto por sus paisajes montañosos, sus playas, los lugares todavía casi vírgenes y sus posibilidades de balnearios termales. Creo que las autoridades de Guinea Ecuatorial deberían promocionar el turismo y cuidar sobre todo los aspectos más importantes para promoverlo, como son la higiene, los servicios sanitarios, y la vigilancia del correcto servicio de luz y agua, que ahora funcionan deficientemente. La burbuja del petróleo no les deja ver que un día se les puede terminar y en cambio su geografía y situación climática es para toda la vida. Me lo ha hecho recordar un artículo sin firma que aparece en la revista La Guinea Española de fecha 25 febrero de 1914, y que resumo a continuación.



IMPORTANTÍSIMO DESCUBRIMIENTO

De muchos importantes descubrimientos son autores los Misioneros en la Colonia de sus amores y por ello merecen perpetuo agradecimiento.

Entre ellos deben contarse diferentes manantiales de aguas carbonatadas, tan propias para combatir y prevenir desarreglos orgánicos propios de estos países.

Además de las de Balachalachá ( Concepción) Mioko, Musola, Oloitia etc. que hasta ahora se conocían, hoy tenemos la satisfacción de anunciar al público, otras aguas minerales, más accesibles todavía a los que vivimos en la capital, o en sus proximidades. Cabe la gloria de su hallazgo al Rdo. P. Luis Segarra quién en una de sus frecuentes excursiones apostólicas por el distrito de Baney, las encontró.

En dichas correrías evangélicas de que otro día, diremos algo, tuvo noticias de que en cierto lugar, más hacía el sur, había un monte, en el que se oían ruidos como de una gran olla en ebullición. Y como precisamente doce años atrás había andado en busca de dicha olla y no había podido localizarla, no desperdició ahora tan bella ocasión para ir, tras el tesoro escondido.

Era el 8 del pasado mes de junio, cuando acompañado de algunos rapazuelos, más juguetones que el agua por la que él tanto anhelaba, salió de su modesta vivienda de Baney, después de haber cumplido todas las obligaciones eclesiásticas, pues era domingo, siguiendo una senda que conducía al lugar sospechado. A los cinco cuartos de hora toparon con el río Isopo, que al parecer tenía vestigios de agua mineral, pues vieron sedimentos que esto indicaba.

Los niños, se amedrentaron al saber que el Padre quería ir a visitar nada menos que a su más grande diablo, pues tenía toda aquella gente la persuasión, de que estaba allí la morada del demonio. La botella de vino, unas galletas y algunas latitas de sardinas, contribuyeron a reanimarlos y sacar de su cuerpo el miedo, que de ellos se había apoderado.

Subieron con gran fatiga río arriba y luego se notaron huellas más marcadas de las suspiradas aguas. Algunos bubis aseguraron al Padre que era el río que tan temerariamente buscaba. Luego empezó a percibirse el fragor del monte. Tuvo que adelantarse el Padre, pues los muchachos, como perritos que ven al tigre no acertaban a dar un paso sino que se agarraban a los vestidos del Misionero que casi los tenía que arrastrar.

En estas, ¡que espectáculo! Estaban en presencia del tesoro. En una extensión de unos 50 metros no se percibía sino el estertor subterráneo del monte, como si allá dentro lucharan unos seres invisibles por arrojarse al exterior, así era en efecto, pues los abundantes gases aprisionados en las entrañas del monte, pugnaban por lanzarse a la superficie rompiendo los diques que estorbaban la salida. Al contemplar tan sublime al par que imponente espectáculo de la naturaleza y sobre todo los hervideros que lanzan el agua al aire, no pudo menos el Misionero que descubrirse la cabeza y alzando las manos y los ojos al cielo, prorrumpir en un himno de alabanza y acción de gracias al Soberano autor de la naturaleza.


Dando por bien empleados los trabajos y cansancios sufridos y como desquite de los abundantes sudores que le ocasión el feliz hallazgo, bebió a satisfacción de aquellas frescas aguas, ocultas tanto siglos a los ojos de la humanidad, teniéndose por dichoso de ser tal vez el primer mortal que participara de una de las grandes muestras de la bondad del Supremo Hacedor.

Todo el cauce del río hierve continuamente como si una lluvia mansa cayera sin cesar sobre su lecho. Los hervideros principales son dos, que lanzando al aire bien así como blancos copos de nieve, no se cansan de convidar a la humanidad a que acuda a refrigerar su sed con sus salutíferas aguas.

La llama de una vela se extingue a los quince centímetros sobre el agua.

Las aguas son bicarbonatado.- sulfurosas, muy a propósito por consiguiente parta curar las enfermedades endémicas de estas latitudes.

Los bubis se alarmaron creyendo que iban a llover sobre ellos inauditas calamidades, pero como el tiempo ha pasado y nada de esto ha sucedido. Han depuesto sus temores y beben ya de dicha agua y hasta se aficionan a ella en vista de sus excelentes resultados que notan en su uso.

En la segunda excursión del Padre Segarra hizo a esta agua, las bautizó con el nombre de su santo patrón, llamándolas Aguas de San Luis. Naturalmente, los Misioneros hemos denunciado el descubrimiento al Gobierno de la Colonia y nadie puede con tanto derecho solicitar su propiedad.


Fernando el Africano 2 de noviembre 2011 Algete - Madrid