sábado, 14 de julio de 2012

FUNDACIÓN DE ATAG -






Para resumir de cómo se fundó la ATAG Agrupación Teatral y Artística de Guinea, y abusando de la neurona que me queda en la memoria, diré que el alma fue el padre claretiano Juan Francisco Pérez, que aparte de organizar y ensayar un coro de voces para la Catedral ( había sido organista en Notre Dame de París) quiso representar una obra en verso de la Pasión del Señor, aquella que se decía entre otros versos :




Treinta años de sufrimiento

y de silencio infecundo

iniciaron por el mundo

esta redención de amor



Voy hacia ti cruz divina

con el ansía soñadora

con que se espera la aurora

tras la desierta colina



Pero atrás santo dolor

deja este anhelo divino

ser antes peregrino

de la redención de amor

............

Este apartado de la historia de la ATAG, me agradaría fuera un elemento vivo, por tal se admite cualquier rectificación, corrección, ampliación o aclaración del tema.

Así que aquel sacerdote, nos dirigió a una serie de aficionados en la primera Pasión que se representó frente al bar los Polos, en un lugar que había sido el cine Veiga, yo calculo que sobre el año 1952. En abril de 1954 la hicimos en un solar situado frente a las oficinas de Sice cerca de las casas de Obras Públicas, con el sistema de escenarios múltiples que iluminaba en el que se iba a actuar. La última representación de esta obra fue en el Estadio de Santa Isabel, que tal vez sería sobre 1957, donde también hicimos un Festival para recaudar fondos para las inundaciones de Ribadelago.

De ese movimiento quedó un equipo entre los que destacaba Manuel Gordo como presidente y organizador, Luis Jiménez como director a partir de la segunda obra, Enrique Cerveró como apuntador, Roura como decorador, así como un electo de actores importantes como Blesa, Roura, Chillida, Jiménez, García, Ana, Consuelo, Paquita, Magda, Cecilia etc.y con la ayuda del abogado Sales hicimos unos estatutos y creamos la asociación, que en 1958 presentó su primera obra en los locales del Banco Exterior de España. La siguiente se escenificó en el cine Jardín a base de un escenario montado con tubos de aluminio que nos proyectó Berrueco ( creo que así se llamaba) el problema que esa y alguna obra más que representamos , después de la función teníamos que desmontar el escenario y el montar y desmontar el escenario nos representaba estar dos días casi sin dormir

Por fin hablando con el alcalde de Santa Isabel don Wilwardo Jones, nos cedió un local que tenía cercano a su casa en las inmediaciones de la Moncloa, y allí con el esfuerzo de todos y la ayuda incluso de algunas casas comerciales, por ejemplo como talleres Asensio, montamos un teatro no solo párale arte de Talia, sino también para lectura de obras prohibidas en aquel entonces, como las del filósofo Sartre, o audiciones de jazz que organizamos Armando Balboa y yo. Festivales de canto entre cuyos vocalistas recuerdo a Fernando Imbernón, resumiendo era un centro cultural más que un mero teatro.

Para las inundaciones de Barcelona de 1962, se organizó igualmente un festival para recaudar fondos, y de 1964 hacia la Independencia lo ignoro todo, ya que abandoné aquellas tierras que añoro tanto. Esa parte seguro que entre vosotros habrá personas que puedan añadir texto.



FERNANDO EL AFRICANO-NOVELA-XXIX






                        EL PASO DE LA NIÑEZ A LA ADOLESCENCIA




Quien pudiera ser siempre niño- Karen Blisen en su famosa novela llevada al cine con el titulo de Memorias de África, dice que las personas que sueñan son felices porque sus sueños son libres y sientan un plácido éxtasis que da ligereza al corazón y sabe como miel, pero yo opino que los sueños son dictados de la vida, así que a veces en mis noches muevo brazos y piernas luchando contra enemigos que en mi vida real no puedo vencer, golpear, rebatir o insultar y en cambio me veo sometido a su presión de poder a esa injusticia en que se ve sometido el débil, por ello en mis sueños como Quijote lucha contra las aspas de los molinos, yo así me defiendo, con la triste realidad que por la mañana hasta amanezco magullado de dar contra los muebles con los nudillos, y pese a ello no he logrado derribar al Monstruo del la Injusticia. En algunos pueblos de África, existe la creencia, de que el alma cuando una sueña se traslada a los lugares por donde transcurre el sueño, así podemos estar durmiendo en Fernando Poo y nuestra alma se encuentra en los hielos de la Antártica, si despertáramos al durmiente, su alma tal vez no encontrara el camino de vuelta, así que se quedaría helada en el cono sur, por lo que no se debe despertar al durmiente de sus sueños. Tal vez esa creencia la instauró el inventor de la siesta para que no le interrumpieran sus sueños.

En los sueños única libertad real que nos queda de este Mundo encadenado por las Leyes y las presiones de la Injusticia, he soñado con la llegada a este Planeta de otros seres superiores que me nombraban su delegado en la Tierra, donde me convertía en el hombre con poderes absolutos sobre todo y sobre todos. Al principio establecía normas para erradicar la desigualdad y el abuso, pero durante mi sueño iba gratificando a las personas de mi entorno y mis atribuciones me facilitaban mis caprichos más nimios. Conclusión : Aún en sueños cuando uno llega al poder, usa y abusa en beneficio propio justificando a su subconsciente de que lo hace en aras de la salvación del Mundo. ¡ Protegeros de los salvadores! Que ellos os sumergirán en el barro de la Injusticia.

En 1946, empezaron mis primeros años de fumador. Como allí venía el tabaco de Estados Unidos e Inglaterra exento de tasas de Aduanas, era barato y el Gobierno colonial descubrió el negocio de vendérselo a los nigerianos, que venían con grandes cayucos, lo compraban pagándolo religiosamente, y lo introducían de noche clandestinamente en las playas de Nigeria. Recuerdo más de una vez en las factorías de los hermanos Carretero, ver a un calabar sacar de entre los pliegues de su lapá (clote) un fajo enorme de billetes y después de ajustar el precio; haciéndolo efectivo con reiteradas solicitudes de- give me dass- ( dame regalo), entre varios le cargaban sobre su cabeza siete u ocho voluminosas cajas, con las que se dirigía a la lejana playa como si llevara una leve y frágil carga sobre si, a mi me daba la impresión de que si me hubieran puesto ese peso encima, me hubiera hundido en el asfalto desapareciendo en las entrañas de la tierra.

Nosotros descubrimos el negocio para sacar unas pesetas para nuestros extras, subíamos a los barcos extranjeros que venían, les cambiábamos tabaco por brandy Tres Cepas, Domecq o Soberano, después el tabaco obtenido por el cambio, lo vendíamos a nuestros padres o personas mayores, con lo que practicábamos nuestra faceta de fenicios.

El profesor de gimnasia, capitán de aviación Lucas, un día nos llevó al Casino a darnos clases de natación. El Casino era el único club con instalaciones deportivas en la isla: pista de tenis, rotonda de baile en forma de glorieta en el exterior, mesas de ping-pong, billar y piscina, la mayoría de las instalaciones estaban en el nivel bajo, en la parte alta solo existía una terraza y un despacho pequeño. Estaba levantado en Punta Cristina, a unos treinta metros sobre el nivel del mar, desde sus terrazas se dominaba la bahía de Santa Isabel en la parte del muelle nuevo. Al llegar al Casino nos hizo ponernos el traje de baño, y muy serio nos preguntó: ¿Quiénes sabéis nadar? Entre los ingenuos que con nuestro flamante bañador le contestaron que NO, estaba yo. –Los que no sabéis, colocaros a este lado junto al borde de la piscina. Entonces muy tranquilo con sus cien kilos de peso, nos empujó a la piscina, la mayoría aplicamos el estilo de nadar de los perros, agitando los brazos delante de la cara, y moviendo los pies como si intentáramos apoyarnos en el agua, alcanzamos los bordes de la piscina que estaban a medio metro y contaban con una tubería en todo su perímetro que estaba dispuesta para agarrase a ella los novatos. Aquel día aprendí a nadar y beber agua en cantidades apreciables. No obstante, toda la vida he agradecido al capitán Lucas su enseñanza, ya que en el mar he disfrutado a raudales. Ese día perdí el miedo al agua, pero aprendí a respetarla. (Como diría un amigo, por eso ahora sólo bebo wisky.)Cuando aprendimos a nadar, nos zambullíamos a la piscina desde la terraza superior y para evitar que el impulso nos llevara a las rocas de la playa que en aquel entonces constituía el emplazamiento del actual puerto, en el aire describíamos con nuestro cuerpos una curva de noventa grados. En los años cincuenta se levantó una nueva piscina mejor situada y de dimensiones aceptables, con lo que se evitaron aquellos saltos tan peligrosos.

Íbamos todos los domingos a alguna playa, especialmente a Black Beach, junto a la prisión, por cierto estos días he tenido una discusión sobre el nombre de la playa, y unos dicen que su nombre es blay beach, dándole a blay la traducción de bolsa o cesta, ya que en tiempos remotos, los familiares de los presos, les llevaban la comida en bolsas o cestas a los presos. La versión tal vez acertada es que los ingleses en 1827 cuando se establecieron en la Isla, construyeron los primeros almacenes y mercado para el intercambio con los nativos en esa zona,. Los ingleses les proporcionaban herramientas o hierros para construirlas, así como alguna ropa y los aborígenes facilitaban especialmente comida, fruta, ñames, y aceite de palma. Para su transporte utilizaban cestas tejidas con nipa, y otros productos vegetales que era el armazón del envase el cual lo revestían con barro que calentaban al sol para endurecerse y convertirlo en vasijas capaces de llenarlas con líquidos espesos como el aceite de palma. De ahí el nombre de blay, y no esa fantasía de las cestas que se llevaban a los pobres presos. En esos años no había cárcel y de haberlas estaba en otra zona, Presumo que de encarcelar a alguien lo efectuaban en los barcos de guerra anclados en la zona, aunque existe un vestigio de mazmorra o algo parecido en la cuesta de las Fiebres, a mitad de la cuesta, tiene muy poco fondo y lo máximo podrían haberse encerrado dos o tres personas en ese habitáculo, presumo como prisión de transito. Esa costumbre de llevar comida a los presos no la observé en mis muchos años de pulular por las cercanías de los barracones de la cárcel. Existe mucho la costumbre de que personas que no han vivido en esa época y que ni tan siquiera han leído literatura de esos tiempos o tenido contacto con los ancianos de la época, inventan fábulas anticoloniales; ya que eso es lo que vende en toda época convirtiendo al sujeto en un “progre. Los niños pronunciábamos bla.bis. Esa cala tenía el aliciente de ser muy larga, estar situada en la misma ciudad, y que en sus cercanías estaba llena de barcos hundidos, medio sumergidos en sus aguas, a algunos se llegaba nadando, a otros, algo alejados por haber chocado antes con las rocas o corales del fondo, con cayucos que alquilábamos a los pescadores y moradores cercanos a la zona. Esta playa tenía la ventaja que no era visitada por nuestros mayores, así que era territorio “apache” donde podíamos hacer lo que quisiéramos a nuestras anchas, y por supuesto nosotros decíamos que íbamos a misa, lo que no decíamos donde íbamos después de misa. Por ello nuestro bañador era nuestro calzoncillo, que luego mientras nos fumábamos un cigarrillo sustraído a nuestros padre, se secaba sobre una roca o en el tronco de una palmera. En el fumar para demostrar que éramos unos hombres, se hacían competiciones a ver quien estaba más tiempo con el humo en los pulmones, o hablaba sin que le saliera el mismo. En aquel entonces se desconocía a nivel del pueblo, los efectos nocivos de esta adicción.

Parece ser que muchas compañías navieras, cuando deseaban que la aseguradora les pagara un hundimiento, acercaban el barco a las aguas de la isla y lo embarrancaban. En la mayoría de los casos, la aseguradora ni se molestaba en venir a verificarlo, dada la distancia y sus inconvenientes, pues en aquel entonces desde España, sólo se podía venir en barco, que hacía un viaje al mes en los mejores tiempos; en otras épocas anteriores se demoraban los viajes hasta un año, la travesía como mínimo tardaba un mes, lo que la ida y la vuelta eran dos meses de viaje.

La mayoría de naves embarrancadas databan de treinta años como mínimo, de lo que se deduce, que en aquellos tiempos el trasladarse a aquellos parajes para una certificación de la compañía de seguros podía tardar años, a la par que ser peligrosa para la salud, de tal forma que el inspector perecería en la encomiendan y además dada la fama de dañina para la salud, es posible que no encontraran muchos voluntarios para ir a esas tierras, con la exigencia de vacunas, autorizaciones gubernamentales y desconocimiento del territorio. Hay que reconocer que las cartas marinas tampoco señalizaban convenientemente los peñotes que sobresalían del mar cerca de la costa, y que en algunos casos fueron los causantes del percance del encallar y venir a dormir su último sueño en la costa. En una carta marina del año 1979,que tengo del Instituto Hidrográfico de la Marina sobre las costas de la Isla, aparece los 15 metros de profundidad como media en esa zona, lo que das da una idea del poco calado para barcos de ese tonelaje.

Conocíamos todos los vericuetos de los barcos, en alguno sus bodegas eran piscinas tranquilas, a las que se bajaba por escaleras oxidadas a punto de derrumbarse. Bodegas donde se habría llevado contrabando, tal vez armas para una rebelión de un pueblo africano, cubiertas que tenían las huellas de pies delicados que intentaban huir del acoso, camarotes donde el sudor de dos cuerpos entrelazados habría humedecido su tarima, y tantas otras historias que si la ciencia nos permitiera reconstruir los hechos, se podrían dar coincidencias insólitas, como que en ese navío se hubiera cometido un crimen y algún descendiente del criminal hubiera pagado con su sangre el atropello de su antepasado. La imaginación es el medio más barato y sublime de viajar, con la ventaja de que no está sujeta a huelgas ajenas, impuestos, limitaciones, explicaciones o niveles sociales, donde el sexo no se puede contagiar del sida, enfermedad venérea y tampoco tiene límites a su capacidad y energía. Uno puede salir con la mujer más bella, la elegante, la culta y cuando le dice que cambie de tema no se enfada ¡ que fácil ¡, y puede hacer el amor hasta saciarse, sin sudar, cambiando de lugares, mujeres, en fin sin límites, aunque a veces algo aburrido por falta de compañía física. Si nos limitáramos a conseguir nuestros triunfos y ambiciones con la imaginación, se terminarían las guerras, los crímenes, las decepciones y tanta maldad.

CIUDAD DE SANTA ISABEL



                                                                    


La isla de Bioko era conocida por los comerciantes ingleses en el siglo XIX, ya que la bahía de Luba era frecuentada por los mercantes que hacían las rutas cercanas, como en la desembocadura del Níger, en la llamada Oil Rivers, se acercaban a la bahía de Luba para igualmente adquirir aceite de palma, abundante en esta zona, como para aguar y reponer frutos por ser esta zona muy rica en ellos y tener más seguridad que en otros costas que habían arribado. La ciudad de Freetown fundada en 1787, era la sede del tribunal de la Comisión Mixta para la represión desde 1820, pero su malsano clima y tal vez las aspiraciones británicas de ampliar sus tres únicos enclaves en África Occidental, Bathurst, Cape Coast y Freetown, decidieron a la Corona encargar al capitán William Fitzwilliam Owen, la tarea de fundar y trasladar el Tribunal a la isla de Bioko. Se deciden por Owen dada su experiencia de la zona, ya que anteriormente había asignado a sus subordinados Vidal y Boteler, hacer una exploración a la isla de Bioko y diversos mapas de la costa del África Occidental, lo que hace suponer que la idea de ocupar esa isla había sido estudiada por el capitán Owen con anterioridad.


Llegan a Bioko el 26 de octubre de 1827, y desembarcan el día 27, un grupo numerosos de personas, según relata A. Martín del Molino en su libro La ciudad de Clarence, estaba compuesto por :

Oficialidad y tripulación de los cuatro barcos ....... 150 personas

Real Cuerpo africano............................................. 60 “

Maestros de obras ingleses.................................... 19 “

Artesanos de Sierra Leona..................................... 39 “

Fantí de Cabo Costa.............................................. 4 “

Krumanes pescadores y trabajadores.................... 130 “

_________

Total..............................................................       402 personas



Habían escogido previamente la zona de la bahía de Venus, que ellos bautizan como Maidstone, por estar más cerca de la costa que Luba, a la que le asignaron el nombre de George`Bay. De los escritos de Jhon Clarke en 1841, parece ser que el primero que se acercó fue un bubi del actual pueblo de Fiston. Se decidieron por la ciudad de Santa Isabel a la que bautizaron como Clarence por estar desocupada, tener agua en abundancia, abundante pesca, tortugas y su bahía posible cráter de un volcán está protegida por las dos promontorios hacia el mar : Punta Fernanda ( Punta Williams) y Punta Cristina( Punta Adelaide) . Antes con un grupo de soldados al mando del teniente Robinson exploraron el terreno para asegurarse elegir el mejor sitio. Por mediación de darles barras de hierro, consiguieron abundante comida, especialmente ñames y frutas, para ello hizo que algunos se acercaran a los nativos sin armas y con los artículos a camibar en la mano. Destacó por su interés además de las piezas de hierro, los espejos y las campanillas por su sonido.

El 30 de octubre bajo el mando del teniente Vidal, un grupo de 100 trabajadores empezaron a abrir el camino de los que luego hemos conocido como Cuesta de las Fiebres, que permite comunicar la playa donde atracaron los veleros con la conocida plaza de España que tiene un desnivel de unos 25 a 30 metros con el mar.

Los primeros contactos con los jefes de los poblados cercanos fuero un triunfo para Owen, ya que aceptaron subir a los barcos pese a la desconfianza que sentían hacia los blancos que para ellos eran mercenarios de esclavos. Al fin subieron a la nave almirante Eden, con sus cuerpos pintados con amarillos y el carmesí del ndola, sus sartas de abalorios, sus plumas de faisán o loro, y los huesos de mono pieles de animales y hojas adornando su cintura. Tras el intercambio de regalos, llegaron a un acuerdo de establecer un mercado cercano a lo que hoy es plaza de la Independencia, donde cada día los bubis podían traer productos alimenticios, como ñames, aceite de palma, gallinas, ovejas, cabras y vino de palma, a vender y los ingleses lo pagarían con sus clásicas barras de hierro, espejos, abalorios, cuchillos y algún utensilio como ollas de hiero etc.

Owen trazó una ciudad con calles perfectamente rectas que nacían en la costa y morían en la montaña, asignó a los funcionarios del Tribunal y a los trabajadores, pequeñas parcelas donde establecer un jardín y una pequeña valla para evitar la llegada de animales tales como roedores ( grounbif) serpientes a la vivienda, a la par que iniciar una labor de secar la zona pantanosa nido de moscas y mosquitos, que a su vez son transmisores de la malaria, la tripanosomiasis, la filaria etc.

Ello presentó problemas, ya que aparecieron muchos jefes indígenas reclamando sus derechos sobre los terrenos que estaban los krumanes edificando, y por otra parte se encontraban temerosos de los numerosos disparos que se sucedían durante todo el día, ello era por la caza de monos que efectuaban los ingleses para proveerse de esa carne para su gente. Por fin en un acto simbólico se trazó el perímetro de la ciudad y se pagó un precio acordado con los diversos interesados, entre los que destacaba un jefe de Banapá llamado Bololo.

El 29 de Agosto de 1832, ante los intereses encontrados entre Sierra Leona y Bioko, y la constatación que el clima seguía siendo malsano dada la gran mortandad de funcionarios ingleses, el gobierno inglés dio orden al coronel Edward Nicolls de abandonar la isla de Bioko. Dado los ingresos que generaba el aceite de palma para algunos comerciantes ingleses afincados en la isla, cuyo importe económico ascendía a 500.000 libras esterlinas, le fueron vendidas las propiedades del Gobierno Inglés a la compañía Dillon de Londres, siendo nombrado representante de la misma Beecroft. Gracias a este nombramiento no se perdió todo lo conseguido.

Después de tener abandonado esos territorios España, llega el 23 de febrero de 1843, una expedición al mando del capitán de navío Juan José de Lerena y Barry, destituye a la compañía inglesa West África de su poderes que se había adjudicado al comprar los terrenos a la compañía Dillon. Lerena cambia el nombre de la ciudad y le pone el de Santa Isabel en honor de Isabel II, que todavía no era reina de España por no tener edad para ello. Y como no tiene ningún español al que responsabilizar el seguimiento de sus órdenes nombra gobernador español al inglés Beecroft, que además de comerciante, era explorador y gozaba de un barco de su propiedad anclado en la bahía, el Etíope.

El 22 de mayo de 1858, llega a Santa Isabel la expedición Chacón, que trae los misioneros jesuitas que tendrán que competir con los metodistas anglicanos que llevan desde 1823 en la ciudad.

En septiembre de 1860 el gobernador La Gándara reúne en Santa Isabel por primera vez todos los jefes bubis de la isla los llamados “cocorocos”, que con sus lujuas o grupos de guerreros bajan con sus adornos de plumas, pieles y hasta cuernos de búfalo a un acto de pleitesía al Gobierno español.

El 19 de noviembre de 1862, se inauguró la iglesia de la plaza de España, de una sola nave, con tres altares y coro, ocupaba el sitio de la actual catedral.

Después de abandonar su labor en Guinea los jesuitas, por la política del Gobierno contra los jesuitas, esa labor misionera no vuelve hasta que el 13 de noviembre de 1883, llegan en el vapor inglés Landana de la África Steam Ship, los claretianos que en la casa misión conservada por los capellanes de marina, establecen su cuartel general. Dado que el Gobierno les había asignado no solo su labor misionera sino también la enseñanza de la cultura en todo el territorio, se puede afirmar que desde entonces se reafirma la enseñanza en la ciudad de Santa Isabel.

Enero 1916, se inaugura la nueva Catedral de estilo gótico.

1859 se autoriza por el Gobierno español en la playa de Carboneras, un depósito de carbón para los vapores americanos que surcan las aguas de esa costa atlántica.

En 1860 visita Santa Isabel el hijo del rey de Bimbia, con una carta de reconocimiento de su padre, y se establece un intercambio comercial, dado que en Bimbia hay abundancia de ganado del que carece la isla.

En abril de 1861 visita Santa Isabel el rey de Calabar , Heyo con su vapor King Calabar, que por cierto le encanta la banda de música del batallón de infantería y el gobernador la Gándara le ofrece que si le envía doce jóvenes, les enseñarán a tocar, lo que hizo que el rey le enviara una balandra con doce jóvenes para instruirlos.

1862, se amplia el depósito de carbón de la playa de Carboneras, autorizando a la fragata inglesa Vindictire a fijarlo como depósito de carbón y de víveres. Se supone que ese navío estaba destinado a vigilar y perseguir la trata de esclavos en la zona.

1884, la escuadra alemana compuesta por las barcas : Bismark, Gneisenau, Olga y Ariadne se suman a la autorización de la base de Carboneras.

Diciembre 1863, visitan el puerto de Santa Isabel, 4 buques de guerra ingleses, 2 holandeses, 3 norteamericanos y 1 francés.

1900 visita Santa Isabel el gobernador de Camarones, saludando al gobernador español Dueñas, que residía habitualmente en Basilé.

En 1919, empiezan a llegar a la isla, los que huyendo del Camerún alemán, perseguidos por franceses e ingleses, habían llegado a la zona de río Muni. A la isla se calcula que de los 60.000 que se internaron en Río Muni, algunos incluso acosados por los fang con armas suministradas por los ingleses, como explica el gobernador A. Barrera en su libro titulado Las Posesiones españolas del Golfo de Guinea, llegaron a Santa Isabel, unos 21.000. La dificultad de mantener tanta gente obligó a las autoridades españolas a reintegrar al Camerún muchos de ellos. A Santa Isabel se calcula llegaron 6.000 soldados, 12.000 mujeres y niños y 3.000 particulares. Se trajeron a Fernando Poo por presión de los gobiernos franceses e ingleses que no deseaban tener cerca de sus fronteras un potencial militar como podían ser esas sesenta mil personas, cuya organización estaba muy bien preparada entre las tribus fullah y los alemanes. El gobierno español les facilitó terrenos a los militares en la zona de Bokoko, Basilé y parque de la Moncloa. Incluso los militares organizaron colegios y hasta un hospital. En 1920 se llegó a un acuerdo con las autoridades francesas del Camerún, volviendo el jefe Yaundé Atangana con alguna gente. Los alemanes de la isla como la firma Moritz cedieron terrenos para su emplazamiento. Muchos particulares se estacionaron en unos terrenos deshabitados a los que pusieron el nombre de su ciudad de origen, Campo Yaundé.

1861, llegadas unos deportados políticos que son alojados a bordo de la fragata Perla y de la corbeta Isabel, ancladas en el puerto, en espera de que se construyeran instalaciones para ellos. La aparición de una plaga de fiebre amarilla causó la muerte de la mitad de ellos.

Llegan a Santa Isabel numerosos exploradores y botánicos para estudiar la flora y fauna de la isla, así como ascender al pico de Santa Isabel, como en 1884 el polaco Rogozinski y su esposa, o el explorador Baumann. En 1894 sube al pico el naturalista portugués Nevvton.

El 22 de enero 1888, fondea en Santa Isabel y San Carlos, el primer vapor correo español, de la compañía Transatlántica, antes lo hacían barcos ingleses y alemanes.

El 9 de noviembre de 1891, se crea el servicio interno entre las islas y el Continente con el vapor Fernando Póo.

17 mayo 1913, se inaugura una línea de ferrocarril cremallera que sale del puerto y llega al poblado de Basupú del Oeste , pasando por Banapá, Timbambé, Sampaka y Sacriba. La idea es que llegue a San Carlos ya que hasta esa fecha el transporte de Luba a Santa Isabel es por lancha.

1913 se termina la construcción del palacio del Gobierno.

1920. Dado el empuje del poblado de Yaundé , se tiene que trasladar el cementerio católico y protestante a Fistown.

1925. Se construye la central eléctrica térmica para dar luz a la población. Es propiedad del nativo don Maximiliano Jones.

1943 se inaugura el Instituto de Enseñanza Media Ramiro de Maeztu, en los locales que tienen los misioneros claretianos en la plaza de España.

Para dar un mejor idea de la primera Santa Isabel, extraemos datos del libro editado en 1867 por el doctor . San Martín y Montes titulado : Estudios topográficos de la isla de Santa Isabel.:

Sobre una alfombra de verdura, formada por orlas enredaderas y los guayabos que visten el terreno cortado a pique, se levanta la población de Santa Isabel, hoy capital de Fernando Poo, a 25 metros sobre el nivel del mar. Situada al N. De la isla, y casi en el extremo E de la extensa vega, que se prolonga desde Punta Hermosa hasta perderse en la bahía de San Carlos. Ocupa una posición pintoresca a sus pies la magnífica bahía en forma de anfiteatro, limitada por las puntas Fernanda y de los Frailes, en la que no faltan los barcos de cabotaje, otros mayores que vienen de Europa, algunos vapores ingleses y franceses y muchos cayucos empleados en la carga y descarga. : al N. de la costa occidental de África en la que se levanta el pico de Camerones, y al S. El de Santa Isabel. La población ocupa una llanura, y aunque la calle que mira a la bahía es de forma semi-circular, las otras son todas rectas y espaciosas. Desde el mar no se ve más calle que la Marina, que la forman empezando a mirarla por el E, el Hospital, la casa del cónsul inglés, la del Gobierno, la de Townsend, que es el mejor café de la población, la de los empleados civiles, el elegante cuartel, a cuya parte posterior están las cocinas y la cárcel pública; luego sigue un barracón, la casa del juez, la de Linslager, la entrada de la plaza de España( donde se ve la iglesia católica, la bonita casa de los padres jesuitas y otra de los comerciantes), la de Smit, la de Pellón, la de Townsend y compañía, y por último unas casas bajas y los barracones de los krumanes y de los emancipados. Las demás calles son largas y anchas, y aunque en algunas hay también buenas y elegantes casas, en lo general son todas bajas. La población se compone de 15 calles con 192 casas, de las que 30 son altas y acondicionadas. Santa Isabel tiene bonitos paseos como la quinta Matilde, o Punta >Fernanda que se desmontó en 1864, donde se levanta un monumento a las víctimas de la expedición al Níger en 1842 y la ceiba donde se dijo la primera misa en este país, cuando llegó la corbeta Venus en 1845.

Censo de 1863 en Santa Isabel :         varones          hembras

Españoles............................................... 104

Ingleses..................................................     7

Holandeses............................................  2 1

Franceses...............................................    1

Bubis..................................................... 150           140

Congos................................................. 190             24

Calabar................................................ . 50             30

Ibo.........................................................52             47

Krumanes............................................ 359              1

Sierra Leona........................................  10               6

Bonny.................................................. 15             10

Mimbia................................................ 27               5

Lagos................................................ . 11               3

Camarones.......................................... 61             10

Principe t S. Thomé…………………. 28               7

Total……………………………   1.067           284









CHARLA EN LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA

                                              



   Barcelona a 28 de Marzo 2004


                                  LA VIA COLONIAL EN GUINEA ESPAÑOLA


Deseo agradecer al profesor Jacint Creus, su gentileza y deferencia en ofrecerme UN AÑO MÁS, la posibilidad de dar esta charla en un lugar tan importante como la Universidad de Barcelona.



La añoranza es el alimento de los mayores, y lo cierto que yo como mayor, me encanta recordar mi niñez y mi juventud en tierras africanas.

Antes de explicar como era la vida colonial en aquellas tierras maravillosas, debo esbozar algo de dos temas: el colonialismo y la situación geográfica de Guinea y su historia.

El colonialismo no fue inventado por los países europeos, a nosotros nos colonizaron varios pueblos africanos: fenicios, cartagineses y árabes, estos últimos por cierto ochocientos años. Los romanos también impusieron sus leyes, hábitos y costumbres e incluso hay teorías que en las Médulas nos tenían extrayendo oro, a miles de esclavos españoles.

Ese colonialismo llegó a otras civilizaciones, como los egipcios que levantaron las pirámides con esclavos nubios alimentados con lentejas, los mongoles que dominaron la nación más poblada del Globo.

En las luchas entre tribus africanas, los prisioneros eran vendidos como esclavos a los tratantes. Cuenta el explorador Richard Francis Burton, que descubrió los lagos Victoria y Alberto, buscando las fuentes del Nilo, que en 1861 en que la trata de esclavos ya estaba prohibida, se entrevistó con el rey Gelele de Dahomey, y le incitó a dejar la venta como esclavos de sus prisioneros. Este rey le contestó que, si no lo hacia así, y al no poder mantener tanto prisionero o libertarlo para que le volvieran a atacar, las dos únicas posibilidades que le quedaban eran: matarlos o comérselos.

Lo que en término amplio entendemos por colonialismo podría definirse como la explotación del débil, bien por la fuerza o por el poder económico, y siempre con un halo paternal como barniz que oculta el color natural, tal vez para justificarse ante su conciencia e incluso premiarse en su fuero interno, haciendo como la madrastra de Blancanieves, reflejando la cara en un espejo y diciendo, que bueno y humano que soy, dándole un sueldo mísero a este hombre o regalándole esta camisa usada.

Igual que el colonialismo en otras zonas del mundo, fue una masiva llegada de colonos procedentes del país colonizador ( Australia, Estados Unidos, América Latina) en el continente negro, bien por motivos de salud, o por otras circunstancias, tales como la integridad física. Los colonos solo llegaron con el ánimo de conseguir materia prima barata y expansionar su comercio, o en parte por la idea misionera de las iglesias cristianas, donde estas tuvieron como competidor la fe del profeta Mahoma, lucha que en general perdieron los cristianos y siguen perdiendo batallas, al ofrecer el islamismo una doctrina más acorde con la filosofía de las costumbres de algunas tribus africanas, especialmente la sumisión de la mujer en el papel de bracero al servicio del hombre y el derecho a la poligamia, nunca a la poliandria.

Igual que en Europa y Asia, tenemos referentes escritos de hace mil o dos mil años, incluso más, los pueblos subsaharianos no han conocido la literatura escrita hasta la llegada del europeo, de tal manera que el origen de sus pueblos se ha transmitido de forma oral, por eso la figura de una especie de trovador, narrador profesional, es habitual en esas tribus, siendo el depositario de sus creencias, mitos y costumbres, lo que significa su importancia en el poblado y su selección cuidadosa . Decía el poeta y que fue presidente de Senegal, Leopold Senghor, que cuando se muere un anciano en África, se quema una biblioteca. También destaca en los pueblos guineanos, “La Casa de la Palabra”, lugar donde se reunían los ilustres del poblado para fumar sus pipas y celebrar reuniones, juicios e intercambio de opiniones, aprovechaban muchas veces su ocio para frotarse los dientes con un bastoncillo de madera de limoncillo, que les dejaba esa maravillosa dentadura tan brillante, envidia de muchos de nosotros.

La Casa de la palabra es lugar casi exclusivo para los hombres y que recuerda a los Casinos de los pueblos españoles, donde era sitio de cita para los actos culturales y donde ostentar su poder los caciques del lugar. No obstante que bonito el nombre : “Casa de la Palabra", ¡ojalá! intentáramos todos dialogar y sucumbir ante el empuje de la razón llegada por la palabra.

La Guinea Española, lo que hoy en día es La República de Guinea Ecuatorial, está situada en el Golfo de Guinea, en el centro de África en su costa Atlántica. El territorio está formado por una parte insular, las islas de Fernando Poo, Annobón, Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico, la mayor de ellas Fernando Poo ( actual Bioko) de unos 2.000 Km. cuadrados, y una parte continental de unos 26.000 Km. cuadrados, las demás islas son muy pequeñas.

Descubierta la isla de Fernando Poo por los portugueses Fernando Poo y López Gonzáles sobre el año 1469, fue cedida a España por el tratado de San Ildefonso en 1778 y confirmado posteriormente por el tratado del Pardo, y aunque hubo un simulacro de toma de esas posesiones por el conde de Argelejo y como segundo el teniente coronel Primo de Rivera, en realidad España se inhibió de esas tierras al estar ocupada en las luchas y conquistas de América. Prueba de ello es que en 1827 William Owen por orden del gobierno inglés, traslada la sede del Tribunal para la represión de la trata de esclavos, desde Sierra Leona a Fernando Póo, fundando la ciudad de Clarence. Desde esa ciudad y con navíos bien armados, controla el Golfo de Guinea, una de las zonas más visitadas por los negreros, que todavía siguen traficando con el llamado oro negro.

En 1842, España envió una expedición mandada por el capitán de navío don Juan José de Lerena y Barry, siendo recibido en Port Clarence solamente por los krumanes (originarios de la sierra de Kru, que va de Sierra Leona a Liberia) Kir y Yegüe, informándole estos, de la situación de la isla, donde ondeaba la bandera inglesa. Lerena destituyó a los mandos ingleses y nombro gobernador a un explorador y comerciante inglés, Jhon Beecroft, ya que era una de las personas más influyentes en la isla, y no había ningún español, que poder nombrar.

Hasta 1859, con el gobernador La Gándara, no empiezan a llegar de una forma notoria españoles y hasta principio de siglo después del tratado de París no se inicia la colonización de la parte Continental. Si anotamos que la Independencia de este país acaeció el 12 de Octubre de 1968, podríamos decir que la labor de España en esas tierras duró escasamente 68 años, aunque por ejemplo, el médico don Armando Ligero, gran conocedor incluso de la prehistoria de tierras africanas, en su libro “La Sanidad en Guinea Ecuatorial”, da como año de la total colonización, 1934, lo que nos llevaría a pensar que la labor colonial española fueron sólo 34 años. Como datos estadísticos de referencia, diremos que en 1944 se daba un porcentaje de 19,4 fallecidos por mil consultas médicas. En 1963 se había reducido a 6,4.

En l942 cuando llegué a Guinea la población europea estaba sobre las 2.000 personas, la nativa se estimaba en 250.000.

El comercio en la costa atlántica africana lo iniciaron los portugueses, ya Anselmo de Salguer en 1413 regresó a Portugal con una sudanesa como esposa, hijos y esclavos africanos. La mayoría de establecimientos comerciales de la Costa, fortines y construcciones bien situados, estaban en sus manos, ingleses, holandeses, franceses y otras naciones en menor medida, mandaban sus naves a descubrir y comerciar en sus playas, trocando oro, marfil, pieles, maderas y algunas especies por adornos de metal, baratijas y posteriormente armas. A partir del siglo XVI, el negocio fue el comercio de esclavos, que casi lo monopolizara Inglaterra, tanto es así que barcos ingleses suministraban la mano de obra necesaria a las colonias españolas en América, hay que significar que Fernando V introdujo los primeros esclavos en América importados de Guinea. A mitad del siglo XIX, se confirmó la abolición de la esclavitud, concretando en Inglaterra en 1833. Al terminarse el negocio de la esclavitud, los ingleses se dedicaron por otra parte a suministrar aceites para su incipiente industria, una zona preferente era la desembocadura del Níger, la llamada Oil Rivers, donde el aceite de palma se extraía en grandes cantidades. Esto lo alternaban con la piratería legalizada, léase corsarios, atacando barcos mercantes españoles, ya que pagando un diezmo podían protegerse en puertos ingleses o en sus colonias, fomentando la botadura de estas escuadras de barcos piratas legalizados, que obstruían nuestro comercio con América. Eso hoy en día se consideraría reinserción social.

De las malas condiciones sanitarias de la isla, podemos extraer los datos de las expediciones inglesas: En 1830 de 200 constructores, que llevaron los ingleses seleccionados por su capacidad física, murieron 150 y de los 300 llevados por el capitán Beawer, fallecieron en poco tiempo 272. Una de las mayores expediciones españolas, fue la del sacerdote Miguel Martínez Sanz en 1856 con la goleta Leonor, llegaron cuarenta misioneros. Al cabo de dos años, solo quedó un maestro catequista y una aspirante a beata que contrajeron matrimonio, el resto murió o se tuvo que volver por motivos de su quebrantada salud. Tanto es así que en la República mandaron a varios procesados a esas tierras como convictos, los llamados confinados de Loja, en cierta manera era como condenarlos a muerte.

Las familias despedían a los que embarcaban con aquellos rumbos con lágrimas en los ojos, pensando que nunca más los volverían a ver. Así llegué a Guinea con mis padres para huir de la posguerra y aunque ellos tal vez sabían algo de la mala situación sanitaria en la Isla, yo solo conocía lo que mis primos que habían nacido en aquellas islas nos contaron en uno de sus viajes a Barcelona. Pese a que el mayor tenía la edad de mi hermano Salvador, unos 14 años, nos relataban que cazaban elefantes, gorilas y leopardos como si fueran perdices o ratas algo mayores. Como yo no había visto ni en cine ni en ilustraciones el tamaño de aquellos animales, pensaba que aquello eran verdades al alcance de la capacidad de aquellos niños. La inocencia hace posible la realidad de cualquier pensamiento, con la madurez no creemos ni en las verdades.

Embarcamos en el Dómine un barco mucho más grande que las golondrinas en las que había montado alguna vez en el puerto de Barcelona, eran tantas novedades que no tuve tiempo a marearme. Después de 25 días de viaje y de tocar en un sinfín de puertos, llegamos al atardecer a la costa de Santa Isabel donde se olía a humedad y se vislumbraba una vegetación densa con árboles gigantescos como las ceibas.

Dado que el muelle era un pequeño espigón, no se podía atracar de noche, así que tuvimos que esperar al amanecer. En aquellas latitudes el amanecer es como encender o apagar la luz, en pocos minutos de la plena oscuridad se pasa al radiante sol. Por la mañana tras un atraque laborioso, subieron al barco un médico y la autoridad gubernativa para comprobar que llevábamos las vacunas pertinentes y el pasaporte, así como el permiso de trabajo. A aquellos territorios pese a ser colonia española, no se podía viajar sin pasaporte y sin tener un contrato de trabajo.

La llegada de un barco era un acontecimiento festivo mensual y a tal fin iba todo el mundo al muelle a ver la llegada, bajaba la banda de música de la Guardia Colonial y todo era un festejo, creo que hasta el himno nacional lo bailaban los nativos, como salsa africana. Dice un dicho africano que el blanco tiene el reloj y el africano tiene el tiempo, quiere decir que disfrutan, que exprimen el gozo del tiempo, contra nuestra costumbre de pautar el mismo como si fuéramos metrónomos de la vida.

Como en esta charla sería muy extenso hablar de los avatares desde mi llegada hasta mi regreso, en esos veintidós años de estancia en aquellas tierras, voy a significar lo más importante.

Primero, al llegar a aquellas tierras en los años cuarenta, el muelle era un simple espigón, el aeropuerto un campo de tierra, no existía ningún centro de enseñanza media, la luz eléctrica solo funcionaba algunas horas, tanto es así que hice los siete años de bachillerato de que entonces constaba la Enseñanza Media, con la luz de un quinqué, tal vez por eso mis ideas están algo chamuscadas. La cuestión sanitaria era muy deficiente, por falta de especialistas. Pese a que cada mes llegaba un barco de la Península como en España no había casi de nada, tampoco nosotros podíamos abastecernos de alimentos europeos, no hay que olvidar que esa España de los años cuarenta, se alimentaba de legumbres activas, quiere decir que si no las metías pronto en el puchero, se fugaban empujadas por algún bicho okupa. Nuestras patatas eran la malanga y la yuca en muchos casos, el aceite bien de palma o de cacahuete, en cambio frutas, gallinas, huevos, los había en abundancia, alguna vez bajaban carne y leche de Moka, un valle situado a dos mil metros de altura, muy similar a nuestra Galicia en su aspecto .

Llama la atención en un país rico en pesca y en caza, que en los mercadillos ambulantes abunde, la carne y el pescado ahumado, ahumados a soplete y que expuestos al sol lujurioso de aquellas tierras, sea un lugar de encuentro de moscas y mosquitos, que parecen conocerse y van de pieza en pieza visitando a sus congéneres y cuando se les agita un plumero para ahuyentarlas van de visita a otra pieza cercana para aprovechar saludar a sus conocidos, eso lo pongo en presente ya que sigue sucediendo hoy en día.

La alimentación del nativo en aquellas tierras, estaba basada en los tubérculos ñame y malanga, las hojas de esta parecidas a las acelgas también se aprovechan, la yuca rayada y en forma de pelota se unta en una salsa picante bañada en aceite de palma, las gallinas y la caza de puerco espines y fritambos. (Una especie de antílope enano).Condimento importante es el plátano frito o asado, que no es lo mismo que la banana. Lo que en Europa consideramos plátano, allí se le denomina banana, ya que el plátano es de mayor tamaño, de cuerpo más duro y por eso se le cocina o se come frito. En el tronco del banano o musa, se descubrió que tenía propiedades para luchar contra la tuberculosis y su alimento es tan importante que Linneo, el padre de la botánica, bautizó a dos de sus especies como Sapientum y Paradisíaca. Como se sabe hay muchas especies y gustos entre ellas, una de tamaño muy pequeño que se conoce como banana manzana por tener ese sabor.

Los aborígenes, usaban pantalón corto y camisa para ir al campo, o mono de trabajo. En sus ratos de ocio un lapá, que consiste en un trozo de tela anudado a la cintura y sin camiseta. Las mujeres en sus trabajos caseros el lapá y una camiseta. Para salir un vestido que normalmente les confeccionaba una blanca, por ejemplo mi actual suegra y mi tía Cloti eran modistas de alto copete nativo, lucían sus mejores prendas, para ir al baile por la noche. Las dos discotecas de aquellos tiempos en la isla eran Anita Wuau y Riakamba, allá no había distinción, era lugar de cita y encuentro de las dos razas. No conocí nunca pelea en aquel lugar. No hay que olvidar que la mayoría de población blanca que iba allí, al tener trato diario, sabía hasta donde debía ceder y no importunar al otro.

El calzado del europeo: zapato y calcetín a media caña, el trabajador nativo, descalzo el del campo y con zapatillas el urbanita. La discriminación de salarios y de trato existía sin duda, pero por desgracia esa “virtud” del poder no ha desaparecido. El trabajador del campo era reconocible por llevar habitualmente un machete en la mano, que les servía como útil indispensable del trabajo, así como elemento para abrirse camino en la densa vegetación africana.

Los blancos, en los años cuarenta, utilizaban salacot para protegerse de las insolaciones, al final solo lo llevaban unos pocos, tal vez las cabezas se hicieron más duras, o el serrín de las mismas era el mejor aislante. Igualmente el pantalón corto blanco o kaki, con la evolución o el modernismo, se cambió a pantalón largo de color.

En el deporte, tanto en la selección de fútbol como en la de baloncesto, donde fui capitán muchos años, estábamos mezclados, aunque hay que reconocer que los que jugaban al fútbol eran emancipados, en cambio en la de baloncesto estábamos totalmente mezclados sin distinciones.

La política colonial española, en principio no hizo caso absoluto a aquellas posesiones, hasta que en la posguerra, vio que podía ser un filón de materias primas, como aceite de palma, yuca, cacao, café, banana y maderas. En los primeros años de la Colonia al darse algunos casos de compra de terrenos por parte de europeos, mediante el préstamo de dinero vinculado al aval de la propiedad, se establecieron una serie de legalismos basados en las Leyes de Indias, de tal forma que los negros estaban divididos en dos grupos, los emancipados que en cierta manera tenían los mismos derechos que los blancos y los no emancipados que no podían vender o comprar sin el permiso o el visto bueno del Patronato de Indígenas, lo que obligaba al africano a una buena conducta y unos estudios mínimos para poder ser considerado emancipado, esa discriminación entre blanco y negro no traía grandes tensiones, pero si una desventaja para el natural de aquellas tierras, dándose casos paradójicos. Por ejemplo en los colegios: En el Instituto de Enseñanza Media Ramiro Maeztu, teníamos las clases mixtas a todos los efectos, en cambio en el cine los negros no emancipados estaban separados por una barrera de los blancos.

España ejercía una labor paternal, con lo que daba la impresión que consideraba al negro inferior al que había que proteger. El Gobernador gozaba de potestad de virrey y aplicando el artículo V, podía obligar a un europeo a abandonar la isla en cuarenta y ocho horas, con lo que perdía su trabajo y sus propiedades al no tener tiempo material de venderlas. De esa forma el negro estaba discriminado y el blanco acobardado.

El nativo de la isla de Fernando Poo es de la tribu bubi, habría unos quince mil, tenían su pequeña finca que cultivaban como huerta, sus mujeres o su familia y ellos, con la venta de esos productos y el aguardiente (tope) que extraían de la palmera, eran hombres felices. Si tenían más propiedades, las trabajaban como explotación agrícola de cacao o café y en otros casos se las arrendaban a un europeo o nativo de mayor poder económico.

En la isla hacía 1960 habría unos 30.000 nigerianos trabajando en las fincas de cacao, café o banana, ya que después de muchas experiencias era la mejor mano de obra que se podía contratar. Los Tratados con Gran Bretaña y posteriormente con Nigeria, permitía al trabajador nigeriano,(calabares, ibos, yorubas) venir con un contrato de dos años renovable a otro de año y medio, en el que además de un sueldo se les facilitaba casa y comida. De ese sueldo se les retenía el 50%, importe que se les daba en un cheque en divisas al regresar a su país, de esa forma el gobierno de Nigeria se le aseguraba una entrada importante monetaria.

La entrada de ese porcentaje elevado de trabajadores extranjeros, no pasaba en el Continente, dado que su población de unos 200.000 habitantes como mínimo garantizaba más facilidad de mano de obra y por otra parte, en el Continente, la propiedad estaba mas difuminada en manos nativas y los europeos se habían dedicado a las explotaciones forestales con menos necesidad de mano de obra.

En ese territorio llamado Río Muni, domina la tribu fang sobre los ndowe y bisios, estas tribus, especialmente los fang, son de fuerte constitución atlética y están diseminados no solo en Guinea Ecuatorial, también en el Gabón y en menor cantidad en la zona cercana del Camerún. Un factor importante dentro de los nativos de la Isla, eran los llamados fernandinos, hijos de los funcionarios ingleses procedentes de Sierra Leona cuando el Tribunal Mixto, otros venidos de las colonias cercanas, como Nigeria, Camerún e incluso descendientes de algunos cubanos de color traídos de la Cuba Española, como esclavos libertos. Este grupo, tenía grandes propiedades y recibía de las autoridades españolas un trato muy respetuoso, que desde luego se habían ganado a pulso, de ellos destaca el primer universitario guineano, que había estudiado en la Universidad de Barcelona, el abogado don Teofilo Dougan, creo que llegó a Santa Isabel en 1923 y pasó a ser, nada más llegar, secretario de los Juzgados de Santa Isabel.

El idioma o lenguaje, con que entenderse, es una cosa curiosa de especificar. En los años mil novecientos cincuenta y sesenta, casi todos los aborígenes hablaban el español, pero en la Isla de Fernando Poo, dada la enorme población que existía de fernandinos y nigerianos, la lengua habitual utilizada para hablarse tanto con los nativos como con el resto era el pichinglis, un simulacro de inglés adaptado, lo que hizo que la población europea desconociera el bubi, salvo los misioneros.

En la parte continental, dado el mayor número de fang y el menor porcentaje de los nigerianos, la población blanca que llevaba algunos años, por lo menos, chapurreaba el fang. Para viajar por toda la costa atlántica, el conocimiento del piching era valioso, ya que lo entendían desde Liberia hacia abajo.

El pueblo africano ha temido a los hechiceros y ha creído en esas tradiciones, como la que comiendo el brazo de un enemigo se hereda su fuerza, o devorando el corazón su valentía, por eso aún hoy en día se dan casos de canibalismo. El deterioro de las vías de comunicación o su inexistencia, han obligado a volver en algunas zonas a la medicina tradicional, por ejemplo el kinkilibá para la hematúrica, en problemas de riñón : el contrití y la papaya, el jenjibre para problemas intestinales, y otros muchos productos. Utilizan por ejemplo el fruto del árbol que en el Continente se conoce como Abel “Abe”, y que en realidad es la kola nítida, un buen reconfortante. Lo curioso es que hoy en día los grandes laboratorios están estudiando todas las aplicaciones de la medicina tradicional para explotar sus ventajas. El la zona de Namibia se ha investigado un cactus llamado Hoodia, que comiendo una pequeña porción da energía, quitando el hambre y la sed durante dieciséis horas, lo que parece se va a aplicar para las dietas de adelgazamiento.

Las relaciones entre los nativos de la colonia y el blanco, sufrieron una evolución muy importante desde 1900 hasta la Independencia. Ese concepto de menor de edad, imputado por las autoridades al nativo, se fue transformado a medida que se llegaba casi al 100 X 100 de escolarización. El negro aprendía a veces más rápido que el blanco y el Gobierno se sintió obligado a promocionarlo, facilitándole algunas becas, e ir incorporándolo a cargos de mayor importancia, como alcalde de la ciudad, secretario del Gobernador, presidente de la Cámara Oficial Agrícola y otros.

El problema que trajo la Independencia, es que España hizo este proceso con mucha lentitud y la Independencia con celeridad, de tal forma que llegaron sin cuadros medios y escasos cuadros superiores, además con el agravante de una mayoría de la tribu fang, tal vez un 75% de la población, a lo que se unió la lucha en el Gobierno de Franco entre Castiella, ministro de Asunto Exteriores, y Carrero Blanco, en teoría brazo derecho del dictador, dado que cada uno deseaba un tipo de Independencia diferente.

Como deseo dar tiempo para que puedan formular las preguntas que estimen convenientes, voy a terminar contando una anécdota de lo difícil que fue en los primeros tiempos el contacto con ese pueblo, hasta comprender algo de su profunda filosofía.

En 1898 las misioneras llegadas a Santa Isabel, cuya madre superiora era María Güell Baltá, en vista de los problemas sanitarios que presentaba la ciudad decidieron fundar un colegio-internado en la zona montañosa, donde la mosca tse-tsé no puede adaptarse y la temperatura es más agradable. Pese a ofrecer enseñanza gratuita, en la que incluían, cocina, confección y labores caseras, no había forma que se inscribiera ninguna alumna. En principio lo atribuyeron a los rumores que durante algún tiempo habían estado propagando los pastores metodistas, primeros propagadores del cristianismo en aquellas latitudes. El rumor que esparcían sobre la religión católica y sus misioneros, es que su afán era quedarse con sus riquezas y obligarles a abandonar sus costumbres, ritos y mitos, y en caso contrario, como había hecho la Inquisición, llegar a la muerte o al martirio para probar su inocencia. Por fin averiguaron la verdadera razón de la negativa de sus padres a autorizarlas para asistir a clases. Ello era debido a que en el pueblo bubi a las mujeres adúlteras, entre otros castigos, les aplicaban el cercenarles una o las dos orejas y dado que las religiosas llevaban la toca pensaban que era para ocultar la falta de ambas ternillas de nuestro órgano auditivo, así que aquellas mujeres tan pecadoras que les faltaban las dos orejas, podían inducir a pecar todavía más a sus hijas. Por fin tras diversas reuniones con el gobernador para buscar la mejor solución a resolver este problema, la máxima autoridad de la colonia convocó a los principales jefes de los poblados y ante su presencia hizo desprenderse a las monjas de su toca y mostrar sus dos orejas para tranquilidad del pueblo bubi. A partir de ese momento y de una forma progresiva empezaron algunos jefes bubis a llevar a sus hijas al colegio para que les enseñaran a coser y cocinar y ese ejemplo fue secundado por los notables de los poblados, para que sus hijas destacaran sobre las otras. Basilé ha sido el mayor internado de la isla, hasta su independencia.


Para mí, esta charla ha sido un honor y les doy las gracias por su asistencia.





Fernando García

martes, 10 de julio de 2012

FERNANDO EL AFRICANO-NOVELA-XXVIII





-En el puerto viejo se organizaban carreras de cayucos con diferentes esloras, pero los que se esperaban con mayor interés, eran los grandes cayucos de 20, 30 y hasta 40 remeros en dos filas, que partiendo a una señal de un cañonazo del destructor o corbeta que normalmente había en el puerto, efectuaban la travesía de ir hasta la altura de los Islotes Enriquez y volver hasta el puerto. Los enfrentamientos más enconados eran entre annoboneses, calabares e ibos, estas dos etnias de origen nigeriano, la dotación del cañonero patrocinaba una embarcación cuyos remeros eran marineros nativos. Algo increíble ver aquellas masas de músculos animadas por un ritmo frenético que les marcaba el timonel, bien por gritos bien por un tambor, y que durante veinte o treinta minutos no solo mantenían ese vigor sino que lo acrecentaban a medida que se acercaban a la meta, manejando aquellos remos de madera rojo amarillento con veteado oscuro, signo de su madera de bokapí (ongom, nbom- pfang-), lo que les daba la enorme dureza de esta madera pero que a la par es flexible y es resistente a los agentes de destrucción. Al llegar se zambullían todos en la rada sin importarles la presencia cercana de tiburones en muchas ocasiones. Igualmente se colocaba un tronco bien enjabonado que sobresalía del espigón del muelle, para que como cucaña intentaran coger una bolsa con botellas de licor o una gallina al final del tronco, pero había que hacerlo de pie. Resumiendo que muchos terminaban en las cálidas aguas de la bahía, donde los tiburones se portaban bien asistiendo nada más como espectadores. Lo importante para los que ganaban no era el premio, sino que durante casi un año eran héroes admirados por sus compañeros a la par que recibían el aplauso de casi toda la población, ya que los actos eran multitudinarios. En 1944 al iniciarse la cucaña, apareció un tiburón visible en su aletear justamente por la zona que había caído el primer concursante a su fallido intento de capturar el premio. Al darse cuenta de su descarada presencia, se inició casi un concurso de pesca lanzando al agua aparejos con pescado fresco de cebo, y tal vez por creer que tantos pescados frescos era un banco de peces o por lo que fuera, se enganchó a una de las cuerdas y se produjo un espectáculo con la pesca y esfuerzo de captura de un tiburón gris azulado de unos 200 kilos de peso, que tuvo que ser izado desde un cayuco que se colocó paralelo al espigón. Depositado en el suelo y pese a haber pasado muchos minutos desde su captura, en cuanto se le ponía un palo cerca de su mandíbula, lanzaba dentelladas con aviesas intenciones, ya que presumo su intención no era sonreír a los concurrentes.


Las primeras noticias estadísticas que se tienen de la isla daban como cifra estimativa de población treinta mil bubis, habiendo quedado reducida en cien años a la mitad. Eso antes de llegar al poder el dictador y criminal Macías. Es posible que en estos momentos esté muy mermada, especialmente de gente intelectual. El que tiene una formación universitaria o similar, siempre representa un peligro latente para el poder, que hay que extirpar como un divieso antes de que se extienda la infección del descontento. El pueblo bubi especialmente la parte de Moka y Ureka, durante el siglo IXX, estuvo totalmente aislado, tanto es así que los viejos manifestaban que la ciudad del hombre blanco, Ripotó ( como llamaban a Clarence) era desconocida para ellos.

He leído en varios libros que en la zona montañosa, dado lo abrupto del terreno, se mandaban mensajes por el silbo, lo mismo que en la isla canaria de la Gomera, en vez de los clásicos tam-tam de otras partes de África, esa costumbre y su lenguaje se ha perdido totalmente.

Si llegabas a un poblado tanto en la zona de Río Muni como en las islas, eras recibido con agrado y festejos improvisados, a los que te unías con regocijo de la gente.


                               LA COLONIA Y SU DESARROLLO

Muchas veces después de la Independencia, se ha criticado la labor de España en Guinea. Independiente de que si hiciera mal o bien,, lo que si se puede garantizar es que cuando llegué no había suministro continuo de luz, ni buenos servicios médicos, educativos etc. Cuando salí había carreteras perfectamente asfaltadas, una red sanitaria muy buena, la educación garantizada, la segunda renta per capita más alta de África después de Sud África y unas pequeñas industrias como muestra las que conocía de la Isla :


Salto Hidroeléctrico de Samusa en Musola

Grupos electrógenos de 75 KVA en el Puerto

Cámaras frigoríficas de Arriaga y Gras

Central térmica de Maximiliano Jones

Central Eléctrica diesel de Alada

Central térmica de Samusa en Santa Isabel

Talleres de carpintería entre otros Cuart y Onieva

Serrería Mecánica en Oloitia ( Concepción)

Aserradero de Ramón Goula

Fábrica jabones de José Dies Latorre en Moncloa ( Santa Isabel)

Factoría o mejor dicho depósito petrolífero de Alada

Industrias Cerámicas y del Cemento en la Bahía de Venus ( Santa Isabel)

Fábrica de Mantecas del cacao de Pradesa

Fábrica de cubos y chapistería en Sácriba de Manuel Vizoso

Varadero de Fortuny

Laboratorios Natra , que exportaban los desperdicios del cacao.

Faltan en esta relación otros que mi memoria no recuerda, aunque la colonia adolecía o carecía de elementos como el Servicio Bomberos, por eso cuando en 1943 aproximadamente se incendiaron los almacenes de Frapejo que ocupaban una manzana entera una de cuyas cuatro fachadas daba a la calle Obispo Armengol Coll, se tuvo que hacer el simulacro de apagar el fuego a base de cubos y alguna pequeña manguera de jardín. Digo simulacros porque hasta que no se quemó todo no paró el asunto. Recuerdo que los bidones tanto de petróleo como de aceite de palma que llenaban sus almacenes al estallar por calentamiento y acumulación de gases, subían hacia el cielo como los cohetes en las Fallas de Valencia, por desgracia hubo muchos heridos entre los voluntarios que acudieron a apagar el incendio, entre ellos algunos de la dotación del barco de guerra habitual que estaba atracado en el muelle . A raíz de ello se compró un coche de bomberos y los equipos necesarios para ello: cascos, trajes, mangueras. El Alcalde del momento con gran boato y fanfarria, invitó a la población a la llegada y presentación de los mismos, incluso se designó al personal voluntario para su uso. Años más tarde en un nuevo incendio al lado del restaurante y discoteca Riakamba, todo estaba deteriorado, oxidado y no funcionaba nada, y las escaleras estaban siendo utilizadas para pintar la fachada de la casa de algún funcionario. De nuevo a apagar el siniestro con cubos. Gracias a que en Guinea en cualquier factoría teníamos cientos de cubos ya que los braceros de las fincas precisan de ello para su trabajo, y el agua o la tierra para sofocar el siniestro, era abundante. En la factoría de mi jefe “papá-banana” vendíamos petróleo que de un barril con una pequeña bomba manual lo embotellábamos. Okón que era el encargado de ello, lo derramaba descuidadamente en el suelo compuesto por tablones de madera, con lo que estos estaban empapados en petróleo. Se dio la circunstancia que un día transgrediendo la norma de no fumar, dejó caer la colilla en el suelo, y aquello se convirtió en una cortina de fuego que impedía salir al trabajador. Gracias a los cubos que vendíamos en la tienda y a la tierra de una cercana obra, pudimos apagar el incendio, y rescatar a Okón, ya que las llamas le impedían salir por la única puerta que existía para ello. La necesidad hace milagros vino en mi ayuda y especialmente en la de Okón, en lo que ahora explico, los cubos estaban sujetos por un alambre trenzado para evitar su robo, del primer tirón que ejercí para librar los cubos, rompí ese cordón de alambre. Pasado el accidente y en días sucesivos, intenté hacer la misma prueba, y lo único que lograba es lacerarme la mano, pero los cubos seguían sujetos al alambre.



domingo, 8 de julio de 2012

FERNANDO EL AFRICANO-NOVELA- XXVII





En diversas ocasiones durante la Segunda Guerra Mundial, en la lejanía del horizonte avistamos alguna flotilla de guerra de los aliados apostada como esperando la salida de algún submarino refugiado en nuestras costas, y así permanecieron a veces un par de días, o tal vez era el punto de encuentro de convoyes procedentes de algún país de la Commonwealth con el fin de escoltarlo hacia Europa.


En el año 1944, y debido a la niebla que siempre hay en la zona de Basilé, se estrelló un avión militar inglés, lo que se denominaba en el apodo convencional, fortaleza volante, produciendo en Santa Isabel el entierro de sus tripulantes un acontecimiento señalado, y muchas tensiones entre las autoridades españolas e inglesas, ya que estas exigían comprobar que el accidente se debía a causas naturales y no a el derribo intencionado por nuestra parte, lo que conociendo el tema era de risa, ya que como no lo tiráramos a pedradas era imposible, máxime cuando en esa zona no existía ningún destacamento militar.


                                                               MI MADRE


Mi madre Purificación Gimeno, Pura para los amigos había nacido en Espinardo donde mi abuela se quedó viuda a los treinta y dos años con seis hijas y un hijo que habían adoptado, a mi madre la llamaban en el pueblo la chafa huevos, ese apodo le venía de cuando un día mi abuela la mandó llevar unos huevos a una clienta, que las gallinas que criaban habían puesto, y en el camino se encontró un vecino que estaba pegando a su hija por alguna travesura, al ver a la niña que estaba llorando, mi madre empezó a increpar y tirar huevos al maltratador y no paró hasta agotar las existencias.

Comprando verduras un día a una jovencita bubi, al ir a recoger las hortalizas de una palangana donde las llevaba la nativa, a mi madre le picó una araña peluda que se encontraba escondida entre las lechugas, atravesándole con su aguijón el dedo, pero como mi madre era de acero, no le pasó nada, salvo que durante varios días tuvo mucho dolores, pero ella no se quejaba nunca, y no por ello dejó de abrir su tienda. Cuando levantó la mano de la palangana tenía la araña colgando de su mano, teniéndola que desprender a golpes, ya que no soltaba su presa, encontrándose a gusto en un lugar nuevo para el peludo bicho. En la Sanidad colonial le inyectaron un antídoto para paliar el efecto del veneno y posible infección y esa medida la tomó al insistir todos en casa y al final acceder a ello para no disgustarnos, ya que por ella lo hubiera solucionado con una aspirina y un vaso de café con leche que era su elixir preferido, lo tomaba hasta de aperitivo antes de comer.

El primer atraco del que se tuvo constancia en la isla le sucedió a mi madre, un día que después de recoger la recaudación del restaurante volvía a casa, un negro con una palangana en la mano, que estaba repleta de aceite con picante, se la echó a los ojos, y aprovechó su dolor y falta de visión para arrancarle el bolso. En días posteriores tuvo que ir a la Policía para una rueda de reconocimiento, aunque ella reconoció al atracador, no dio constancia, para evitar lo que en aquel tiempo podía incluso haber sido en la práctica una condena de muerte, pero le costó mucho reponerse de la irritación de ojos, y siempre los tuvo delicados. Lo normal es que la isla fuera muy tranquila, se podía salir de noche visitando los barrios indígenas sin el menor peligro. Eso de que un negro había atracado a un blanco, las autoridades podían haberlo tomado como un precedente a atajar de una forma fulminante, y por eso en casa nos quedamos contentos al no poder juzgar a nadie. Tal vez en estas cosas es donde se cometían injusticias en aras de la justicia. Básicamente estas cosas atípicas eran ejecutadas por gente venida de fuera, ya que especialmente los bubis son un pueblo introvertido y pacífico, por eso creo está disminuyendo su población.

Digo que mi madre era de acero, y como testimonio de ello, es que muchos años después, estando en las Palmas, el ascensor donde subía al piso de mi hermano, se desprendió desde el nivel sexto hasta el parking, tuvieron que venir los bomberos a sacarla, pero no le pasó absolutamente nada. Murió con noventa y dos años sin conocer un quirófano y sin un tratamiento de ninguna enfermedad.

El diecinueve de Noviembre ( ahora creo que es el 17), se celebraban las Fiestas de la ciudad, los mayores iban al Casino a bailar y los pequeños nos llamaba la atención tres acontecimientos importantes :

-Los baleles en la plaza Jordana donde había concurso y casi siempre destacaban los ndowes y los fangs, las jovencitas agitaban sus pechos con tal vigor que parecía se le iban a desprender, sus pezones apuntaban ahora arriba desafiando al cielo ahora abajo retornando a la tierra. Algunos calabares con zancos daban brincos y giros como si sus pies estuvieran asentados en el suelo y no en equilibrio permanente. Los ñangües con su ropaje cubierto de cintas y cristales que reflejaban los rayos del sol o los variados colores del entorno, sin dejar ver su cuerpo ni su cara nos producía cierto espanto. En esos cristales o espejos según sus creencias aparece en ciertos momentos la figura o la cara de sus antepasados o los espíritus de su clan identificándose con los mismos; para lo que precisa que su cuerpo esté aislado del entorno humano de tal forma que no sepa la gente,;cuando es él, o es el ánima de su familiar que ha venido a compartir la celebración.

-Los conciertos de la banda de la Guardia Colonial, delante del Palacio en la plaza de España, era lugar de encuentro de toda la Colonia, y algunos espectadores no podían reprimir marcarse algunos compases de un pasodoble, recordando tierras lejanas y alguna moza añorada. Este espectáculo musical se celebraba después de misa de diez los domingos e igualmente durante las Fiestas señaladas en que como buenos cristianos la Colonia se reunía en la plaza de España para celebrarlas oyendo misa y asistiendo a los actos culturales, kimkamas, musicales, desfile de tropas, baleles e incluso cuando vino el gobernador andaluz don Faustino Ruiz Gonzalez en el año 49,estableció las procesiones de nazarenos y de pasos. Entre los nazarenos no había discriminación e iban juntos su capuchón los altos cargos de la administración y los incipientes políticos africanos. Este Gobernador que no lo hizo del todo mal, se rodeó de sus paisanos gaditanos, y trajo unos cuantos sobrinos para cargos de confianza, de tal forma que la gente comentaba, que las palomas de la Plaza de España, en vez de decir pío-pío, decían tío-tío.

Fernando García Gimeno   Barcelona a 8 de Julio 2012