AÑORANZA
Mi querida y siempre añorada
Guinea,
donde dejé feliz niñez y juventud
quien diga que no te añora,
miente o no tiene idea.
Cuando llegué con nueve años,
y subí a pie la
Cuesta de las Fiebres
temblaba de miedo en
imaginar,
sus árboles llenos de serpientes.
En su penumbra veía
elefantes,
los leones lamiendo su aperitivo,
deseaba llegar a la claridad del sol,
en lo alto de la cuesta, cuanto antes.
La casa de mis tíos y abuela,
estaba del río Cónsul
un tris,
así que fue mi primera excursión,
pescar en sus aguas algún graffis.
Adornaba su jardín,
un mango hermoso,
sus ramas adornadas con latas y trapos,
preservaban por creerlo signo hechicero,
aquellos frutos sabrosos.
Aquella playa de Blay Beeach cercana,
llena de barcos tomando el sol,
en sus negras pero limpias arenas,
era excursión en los domingos mañana.
Subí a estos esqueletos naufragados,
bajé a sus misteriosas bodegas,
compartí aventura con tiburones,
vnturosos fueron mis hados.
Los domingos nuestro safari en bicicleta,
terminaba en el servicio Agronómico,
en su balsa o piscina llena de bichos,
como aventura era buena receta.
Ya de mayores, deportes, futbol y baloncesto
alternaban con Anita Wuau y Riakamba
Alguna vez el prestigioso Club Fernandino,
pero mejor cubramos con un velo todo esto.
Nuestras dinámicas inquietudes intelectuales,
eran la Agrupación Teatral
de Guinea,
actuación en radio y artículos de prensa,
y conferencias en actos culturales.
Éramos una familia de muchos frutos y ramas,
que sin apoyo económico alguno,
cubríamos las letras, artes y deportes
todos en unión, caballeros y damas.
Añoro esa vida de amigos para siempre
bañarme en sus playas desiertas
saborear el dulce nectar de un coco,
cuando pienso en ti, me vuelvo loco.
Algete 1 Junio 2013
El autor: Fernando García Gimeno