viernes, 16 de agosto de 2013

GUINEA HACE CIEN AÑOS

                                                              



                                                                     



                                                   HACE CIEN AÑOS

Noticias sueltas que aparecen en la revista La Guinea Española de los años 1913.

DE ELOBEY

Minas de hierro.--

 En una expedición de dos días de camino, bosque adentro, un pobre misionero después de cumplir con sus deberes en el tiempo que le quedó libre pude ver el monte Bidogo, de excepcional importancia por lo que diré. El predicho monte puede jugar papel importante en el porvenir, si se explotan las minas de hierro que encierra. Examinada la tierra que de allí se ha mandado visto todo el elemento más abundante es el hierro.

No ha mucho que un inglés visitando los pueblos sitos en la falda y cercanías del monte les dijo que las minas de hierro ocultas en el monte, serían causa en el porvenir,. De que allí se formase un núcleo de población en nada inferior al de las grandes poblaciones europeas y la riqueza allí encerrada abriría los ojos de muchos ciegos. Oír esto y exigir desde entonces derechos de entrada a todo blanco que quería ver las minas fue una misma cosa.

Es el entendimiento práctico de estas gentes que se revela en cosas parecidas a estas, sin duda por aquello de que a todos nos gusta sacar la tripa de mal año, Sin embargo al Padre, tras no exigirle un perro chico y darle paso libre según nos dice un testigo presencial, le permitieron coger un poco de tierra para que lo examinara y más, hasta le propusieron que gustosos recibirían cualquier factor blanco que quisiera establecer factoría para así dar un paso en el camino de la civilización , alias la explotación.

Noticias.--

De nuevo han comenzado a surgir hostilidades  entre las tribus pámues próximas al río Otoche, hoy son los ambones entre si por la cuestión de siempre, el robo de mujeres, que en estas regiones está a la orden del día, a la hora en que esto se imprima la tribu Unghué habrá declarado la guerra a los ambones por lo mismo, no lo habían hecho antes por respeto al padre misionero que estaba con varios colegiales en el territorio ambón.

Aprendamos

En esta quincena ha estado el vapor Yugo de la Compañía Woermann cargando las siguientes trozas, 371 trozas en Kongo y 290 en Bunche ; de la compañía Trasatlántica por el señor Nuñez 181 , de la casa Hatton Cookson unas 207. En la parte alemana del río Muni cargó de diferentes marcas unas 500 trozas. Total 1543 trozas en un barco fletado por la misma compañía para este objeto. El día que alguna compañía española se ofrezca a hacer lo mismo, no se quedarían paralizados los capitales de muchos comerciantes españoles que en la actualidad duermen el sueño de la muerte. Y no vayan a creer nuestros lectores que el punto único de la riqueza en trozas de la acreditada compañía Woermann sea precisamente nuestro territorio, no, en Cabo López pueden cargar de dicha compañía unas 4000 trozas mensuales.

La goma exportada por la casa Woermann fue de 945 kilos en Elobey.

En el vapor Slavonia vino el apoderado general de la compañía Woermann, mister Ritter en viaje de inspección de los distintos puestos que tiene la compañía establecidos en las dos costas oriental y occidental de África.

Nos escriben del Otoche que hace unos días, el joven Agustín Bakale mató de un tiro una enorme boa de 50 centímetros de grueso y 4 metros de largo. Mucho hubiéramos deseado hacernos siquiera con la piel, pero no nos dieron lugar a ello, y cada uno arreó con su trozo para comérsela. 

En ese mismo río los muchachos de la Misión mientras limpiaban el camino que separa aquella del pueblo Atamaka, dieron con una cerastes de extraordinaria magnitud y gracias a la valentía del padre Ardóiz que machete en mano emprendió contra ella, estando en un tris de no ser mordido en el dedo pues le plantó cara furiosamente.

Basilé

El domingo de Pascua, ya de mañanita volvió el tornado que fue muy desapacible, esto no impidió el que acudieran en tropel los indígenas al templo, siendo no pocos los que desafiando el tornado hicieron dos horas de viaje. Dios se lo pague.

Los últimos tornados han dejado intransitable el camino de Santa Isabel a Basilé a causa de los árboles caídos que lo atraviesan. No sabemos si el tornado o el hacha hicieron caer también unos gigantescos árboles sobre el puente Maura, parte del cual ha quedado destrozado. .

Nos ha producido muy buena impresión, la noticia que nos llega ahora de que se ha efectuado una limpieza en el poblado bubi de Basilé, gracias a las diligencias del nuestro delegado de puesto. La misma impresión sentimos al encontrar que dichos bubis se entretenían en limpiar el barranco próximo al poblado y en facilitar el paso del río, por medio de piedras debidamente amontonadas. Buena falta haría eso en muchos ríos y barrancos que se encuentran a continuación del camino de Rebola,.

Por muerte del Batuco del poblado bubi de Basapo, que, dicho sea de paso recibió antes de morir el santo bautismo , ha sido nombrado oficialmente para dicho cargo el bubi Isaqué.  

De Basupú.

Acabo de hacer la excursión tantas veces proyectada al antiguo besé de estos habitantes de Basupú a 400 metros sobre el nivel del mar. Se ve que los bubis antes preferían morar en las zonas medias de la isla, por eso se conservaban más robustos, vivían sin tantas enfermedades ni achaques y llegaban a prolongar su ancianidad.  Emprendí la marcha como a las siete y media acompañado de expertos guías para no perderme en la maleza y tras una hora de andar entre las finquitas de cacao de esos indígenas casi todas en sus comienzos con un camino casi bueno, de repente desaparece este, concluyen aquellas, y aun antes de subir al monte, me encuentro en pleno bosque. Machete en mano nos abrimos camino, hasta tropezar el antiguo por el que han pasado tantas generaciones, y que se conoce solo por lo hundido que está, a veces dos metros, de las orillas por su continuo tránsito.

Tras hora y media de andar por él, nos encontramos con la cuesta en cuya cima y en una bonita meseta estaba edificado el antiguo pueblo. Dos largas horas nos costó ganarla, no tanto por su distancia, cuanto su mal camino, pues tuvimos que salvar un extenso cañaveral que encontramos al paso. Al fin llegamos al pueblo de Dilopá el último bubi que vivió en estas alturas, pues hace solo unos años que murió sin haber querido tener comunicación alguna con los europeos.

Estaba contemplando sus casas ya medio caídas y cubiertas de enredaderas cuando un guía, cuatro pasos más allá me hizo fijar en una porción de planchas de cinc, varias cumbres, etc. ¿Que es esto? Hube de preguntarle. Son restos que conservaban los bubis con el mayor cuidado de la que fue casa de los Padres, ¿ Pero aquí vivieron ? No padre, aquí está la última casa bubi del Besé y por esto aquí lo recogió Dilopa, pero la casa de los P.P. jesuitas está más allá, señalando el sur, allí estaba el gran pueblo, y en él vivían los P.P. Como yo me encontraba cansado, comimos y pasamos allí la noche, sirviéndome de cama y colchón una de ellas.  

Al día siguiente muy de madrugada continuamos nuestra excursión hasta llegar al punto donde tuvieron los bubis el poblado y con decir que hacia más de seis años que nadie transitaba por allí quedan dichas las fatigas y sudores que costarían penetrar entre aquellos matorrales, y enredaderas hasta que al fin calados por el sudor llegamos a la plaza.

Lo primero que vimos, que alegres contemplamos y que nos alivió y refrigeró fue el río Apú, el que abastecía de agua al poblado. Parece mentira que tenga el agua tan fría, dicen que siempre está así, es una delicia. He bebido agua fresca en Musola, en Basilé y en otras partes, pero todavía es más fría la de este río, solo puede compararse con las aguas de Moka. Cuentan que cuando una mujer hacía alguna fechoría o se portaba mal con sui marido la traían a este río a eso de las seis o siete de la mañana y la tenían un buen rato metida en el agua, dándole al mismo tiempo fuertes latigazos saliendo de él medio muerta de frío, A unos cinco minutos se encuentra la plaza y el lugar donde levantaron su casa los P.P. jesuitas. Todavía se ven los hoyos de las columnas, algunas paredes trozos de verja y un plato que por cierto estaba bien amarrado con una enredadera rastrera. Como todo es ya bosque, no se puede ver nada, ni la playa, la cual dicen que antes se veía muy bien hasta los botes que atracaban. Una vez enterado de todo lo que era objeto de mi visita me volví por el mismo camino.