sábado, 28 de diciembre de 2013

FERNANDO POO Y NIGERIA

                                         
                                                                     
                                                                 Bahía de San Carlos 




             FERNANDO POO Y NIGERIA.

             Diciembre 1939. —La Guinea Española

              No son, por cierto, de ahora las relaciones entre Fernando Poo y las vecinas costas de Nigeria.

Sabido es que los antiguos ingenios de azúcar en la isla de Cuba estuvieron poblados de los que llamaban calabaris, es decir, naturales de Calabar, de tal forma que una de sus costas llegó a  ser denominada Costa de los Esclavos.

De Fernando Poo se exportaban a Calabar además de aceite de palma, miles y miles de ñames bubis, que eran, con todos los respetos, como los mejores del Golfo de Guinea.

La sede de este comercio estaba en San Carlos principalmente, y aún con la llegada de nuestros misioneros en 1888, seguía este tráfico de exportación.

Recuerdo que en 1903, se veían en la finca de mister Vivour (o Balba, que decimos vulgarmente) varios balandros arrumbados en el río Boloko, resto de las embarcaciones que se dedicaban a  dicho tráfico.

Como prueba de ese cambio de relaciones comerciales, vamos a consignar a título de curiosidad, la visita del rey o jefe principal de Calabar, al gobernador de Santa Isabel en abril de 1862, relatada por un testigo presencial, el vizconde de San Javier.

A las 10 del día 23 entraba en el puerto de Santa Isabel el vaporcito “King Calabar” de 30 toneladas, regalo del gobierno inglés al mencionado jefe. A poco se presentó en el Gobierno, el rey y su comitiva de 10 o 12 morenos, llevando uno en quitasol o sombrilla real, y otro el sable, la escopeta y pistolas.

Vestía el rey un gran camisón blanco y una bata de seda amarilla ceñida con una faja encarnada y llevando en la mano un bastón con una porra de plata.

Por medio del intérprete dijo al Gobernador señor Gándara que él era amigo de la reina de Inglaterra, y que quería estar en buenas relaciones con su vecino, el gran jefe español y con la reina de España.

Le contestó el gobernador Gándara agradeciéndole sus buenos deseos y que en nombre de la reina de España, le ofrecía la amistad y protección para las relaciones mercantiles que tuviera con la isla.

Le invitó a comer, a visitar la ciudad, el cuartel… Ordenó Gándara que durante la comida los músicos de la compañía tocasen algunas piezas.   

Al oírlos no se pudo contener el jefe, se levanta, baja al jardín, palpa los instrumentos y dice:

General jefe español, yo tengo instrumentos que tocan solos, pero tu música me ha gustado mucho y no comprendo como con la boca puedan hacer tan gratas armonías ¿ Quieres venderme la música?

No es posible, replica el gobernador, porque estos músicos son soldados de la reina de España y son hombres libres, no esclavos.

Véndemela, decía el rey, y yo te daré más aceite de palma que pueda llevar un vapor , y cuantos colmillos quieras.

No puede ser, pero en obsequio tuyo haré una cosa, mándame 12 niños, y te prometo que al cabo de 12 lunas tendrás un músico como estos.

El rey cumplió su palabra, pues a los diez días de su partida, llegaba una balandra inglesa con 12 negritos para que los hiciera músicos. Gándara los envió al convento o colegio de los jesuitas para que aprendieses español y música.

Pero King Heyo no había de gozar de la música anhelaba. Un tío suyo sublevó el reino, pegó fuego a la morada y factorías del rey y degolló a éste con sus mujeres a los nueve meses de esta visita.

Los negritos estuvieron en el colegio, aprendiendo español, y recibieron sus aguas bautismales, siendo padrino el general Gándara.

Serían ellos los primeros apóstoles de Calabar?

MI COMENTARIO.  Por suerte durante mi vida laboral en Guinea, mis mejores trabajadores eran nigerianos, especialmente calabares, como Tom Akpan. Hasta me enseñaron a contar en Calabar, que después de 50 años, creo recordar
Queet : 1     Iba: 2  ita: 3  ina: 4  etion: 5 itiaba: 6 y así hasta duop 10 , entonces dicen para 11, diez + uno = duop queet.

Tengo un gran afecto a los nigerianos, cuando encuentro en España alguno pidiendo procuro siempre ayudarle con mi pequeña aportación.

Por cierto en mi biblioteca tengo el libro del Vizconde de San Javier.

Fernando García Gimeno