lunes, 10 de marzo de 2014

CHARLA EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA-2 .ÚLTIMA


                                               
                                                                             
                                                4 submarinos y el crucero Canarias



          SEGUNDA PARTE DE LA CHARLA EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA


En el continente que luego sería conocido como territorio de Río Muni, la madera precisa  poca mano de obra y el café básicamente está asentado en pequeños agricultores nativos, la población es de unos 200.000 habitantes como mucho.
En la isla, el cacao y el café está en manos de agricultores europeos, el nativo es reacio a trabajar el campo y por otra parte la población es muy escasa, unos 15.000 habitantes. Se intenta traer mano de obra de la parte Continental, lo que representa problemas incluso luchas armadas. Se hacen gestiones con el gobierno de Liberia, y se traen krumanes, buenos trabajadores que prosperan en muchos casos, con fincas propias y ejerciendo oficios. El Tribunal de la Represión, acusa al gobierno de Liberia de “vender” la mano de obra, lo que se traduce en cortar el convenio de traer trabajadores de Liberia. Posteriormente se firma un Tratado con Nigeria, de donde se traen trabajadores con un contrato de dos años, prorrogable un año y medio más, en el que al trabajador se  facilita vivienda gratuita, se le cede un terreno en las fincas para plantar una pequeña huerta, se le da comida gratis y un salario del que perciben nada más el 50%, el resto en un cheque en divisas a cobrar en su país al retornar. De esa forma Nigeria se asegura la vuelta de gente adiestrada y unos ingresos importantes en divisas.

España a principio del siglo XX, no podía invertir en Guinea dada la crisis económica que padecía, posteriormente con la Guerra Civil y la penuria subsiguiente, determinó su nula inversión de Guinea, de donde ya importaba en cantidades apreciables : madera, cacao, café, yuca, aceite de palma y otros productos en cantidades menores.

En los años cincuenta, inició una mejor labor que a principio de los sesenta se incrementó notablemente, de tal forma que cuando se llegó a la Independencia en 1968, Guinea tenía un sistema sanitario muy bueno, una enseñanza primaria total, un Instituto de Enseñanza Media y no tenía Universidad, ya que el número de estudiantes no lo permitía. Igualmente una red de carreteras, aceptable y una administración pública activa.

 Para dar una idea de la situación, la isla de Fernando Póo motor dinámico del país, gozaba de una población nativa de 15.000 bubis, unos 3.000 fang naturales de Río Muni, 7.000 europeos casi todos españoles, 7.000 africanos de otras nacionalidades y 35.000 nigerianos, que eran los verdaderos trabajadores de la agricultura y trabajos domésticos en toda la isla.


De la independencia y como transcurrió, podemos dialogar si lo estiman conveniente. Ahora me agradaría contar tres anécdotas, que definen la zona y el país entre el  siglo XIX  hasta mediados del XX.

1)   El 16 de julio de 1898, se funda el colegio de Basilé por las madres concepcionistas. Se abre en Basilé zona montañosa situada a unos 500 metros de altitud y unos 8 kilómetros de la ciudad de Santa Isabel, al haber llegado a la conclusión las autoridades coloniales, que a esa altitud, los mosquitos que transmiten las enfermedades de la malaria y la tripanosomiasis, no son tan activas. A ese nivel del mar hay que dormir con manta y el calor no es  sofocante.

    Pese a que el colegio les ofrecía enseñanza gratuita en educación tradicional, así como en cocina, labores domésticas, confección y bordado, los habitantes de los poblados cercanos no enviaban a ninguna de sus hijas, así como los butukus o jefes de tribu y poblado. Al principio las monjas consideraban que ello podía ser debido a la mala imagen que los pastores metodistas habían esparcido sobre los religiosos católicos, en que les habían explicado que el afán de los católicos era quedarse con sus riquezas y obligarles a abandonar sus costumbres, ritos y mitos y  en caso de oponerse, harían como la Inquisición, quemarlos en una hoguera.
Pasados algunos meses pudieron averiguar que el motivo fundamental era el siguiente: En las costumbres de los bubis, así como de otras etnias africanas, cuando una mujer era adúltera, le cortaban una oreja. Si las monjas llevaban las dos orejas ocultas con su toca, se deducía que eran en realidad  adúlteras y como tal no deseaban que sus hijas fueran educadas por tales mujeres.

En vista de lo cual , el gobernador convocó a todos los jefes de los poblados cercanos, y ante ellos hizo desfilar a las monjas que a medida que iban pasando, se bajaban la toca y enseñaban gustosamente sus pabellones auditivos. Desde entonces el colegio de Basilé tuvo siempre lista de espera para su matriculación. Por cierto que mi hermana fue la primera niña europea que ingresó en dicho colegio.

2)   Hace poco leí que por los años cuarenta en un Juzgado de la zona Continental, se veía un juicio por asesinato. Para el juez la culpabilidad del reo era muy clara, no así para el acusado. Este consideraba que el hechicero de la tribu, le había dado una pócima para inducirle a matar a una persona, y que él no solo era inocente, ya que no estaba en su ánimo matar, sino que además como había hecho bien el trabajo, que el brujo le encomendó, era justo que se le pagara el trabajo. Estas dos varas de medir, hizo que se estableciera el Derecho Colonial  y este pudiera compatibilizarse en algunos casos con el Derecho tradicional aplicado en la Península.

3)   Sobre 1862, el gobierno de Gran Bretaña encomendó al polifacético, (explorador, traductor, escritor y embajador)  Richard Francis Burton que era cónsul de este país en Fernando Póo y en la zona de Oils Rivers, la actual Nigeria, para que visitara al rey Gelele de Dahomey actual Benin, con el fin de convencerle  que terminara con la venta de esclavos, que estaba prohibida. El Rey Gelele le encargó que manifestara a la Reina de Inglaterra sus saludos, pero que él, en sus constantes luchas con los pueblos vecinos se veía obligado a capturar prisioneros y que no podía mantener a los mismos en cárceles, dado no solo sus gastos de manutención sino el peligro para su seguridad de tener tanto prisionero, con ello había tres soluciones: matarlos, comérselos o venderlos, y consideraba que esto último era lo mejor para los interesados. 

Habría que añadir que en toda esa zona, el comerse una parte del enemigo, significaba heredar las virtudes de este. Si tenía un brazo muy fuerte se ganaba en fuerza, si un corazón uno se hacía valiente, y así con los diferentes órganos del cuerpo.

Bien, quedo a su disposición para intentar responder a sus preguntas sobre esa zona.


  

domingo, 9 de marzo de 2014

CHARLA EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA



Repasando mi biblioteca he descubierto esta charla sobre Guinea que di en Valencia, hace años y como me parece muy interesante, la he dividido en dos partes y hoy publico una, espero os agrade a los lectores.

                                             Isla de Annobón


1.    CHARLA SOBRE GUINEA EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALENCIA, SAN VICENTE MÁRTIR

C/ Guillen de Castro 94 (detrás de las torres de Quart) el día 3 de diciembre de 2007 a las siete de la tarde

Buenas tardes.  Soy Fernando García Gimeno.
 Para que algunos  no os preguntéis ¿Quien es este señor? Me permito dar un esbozo de mi vinculación a Guinea.
 
 Desde que me jubilé  hace diez años he pasado parte de mi ocio, publicando dos libros sobre la vida colonial y otro que tengo a punto. Así mismo colaboro con varias revistas sobre Guinea, escribiendo artículos de las costumbres y hábitos de aquellas tierras.

Es un placer tener el honor y la oportunidad de presentarme aquí en la Universidad de Valencia, con el fin de intentar ampliar el conocimiento de la República de Guinea Ecuatorial, único país de África, que la lengua oficial es el español y en cuyas tierras he vivido mi infancia, adolescencia y juventud hasta los 32 años. En otras palabras, mis mejores años, por eso cuando abandone esta jungla de asfalto, mi espíritu volverá a pasear por la selva africana, donde, según dicen los pigmeos, me acogerá Eyengui el Dios de la selva.

Dado que se trata de tener un coloquio sobre el África negra y más concretamente sobre Guinea, mi charla va a ser corta y breve.

Por el Tratado del Pardo, del 11 de marzo de 1778, se confirma la paz entre Portugal y España en tierras americanas, y España devuelve a Portugal la isla de Santa Catalina y algún otro territorio. España recobra la colonia de Sacramento y la reina de Portugal María I, sobrina del rey de España Carlos III, cede a la Corona de España todos los derechos, posesión y acciones que tiene o puede tener en las islas de Fernando Póo, Annobón y los puertos de río Gabón, de los Camerones, Cabo Formoso y otros de aquel territorio.

En realidad a España solo le interesaba en aquel momento aquellos territorios, como base y acopio de esclavos, y no tener que adquirirlos a empresas extranjeras. Concretando entre 1701 y 1710 a la Compañía de Guinea Francesa y  a partir de 1713 a la  South Sea Company a la cual su Majestad Británica le había concedido el monopolio. Las guerras anglo españolas, rompen esos acuerdos y España tiene que buscar otros proveedores como: La Compañía de Caracas, La Gaditana de Negros, La Cia. Holandesa de las Indias etc. 

El 20 de octubre de 1778, toma oficialmente posesión en nombre de España de la isla de Fernando Póo el brigadier conde de Argelejo, muriendo al poco tiempo ante las costas de la isla de Annobón que no pueden tomar por oponerse  a ello los nativos.
 Le sustituye en el mando el teniente coronel Primo de Rivera.

Intentan establecer una base en la isla de Fernando Poo en la Bahía de Riaba o Concepción, al poco tiempo de los 547 expedicionarios que fueron, habían fallecido 370, y de los 177 restantes ya se habían enviado a otros destinos o a España por enfermedad, 67.
 En el campamento de Riaba, ante la falta de alimentos, los enfrentamientos con la población, la termita blanca o carcoma, que se come literalmente las naves y las instalaciones de madera, se amotinaron los soldados y toman como rehén a Primo de Rivera. Resumiendo, el Gobierno español ante tanto desastre y dada su débil economía para hacer una fuerte inversión en aquellas tierras, opta  por seguir comprando esclavos en el mercado, como el acuerdo con la firma inglesa Baker & Dawson de Liverpool, de 400 negros libres de impuestos situados en Trinidad a un precio máximo de 150 pesos.

España que su meta principal de la incorporación de esos territorios a la Corona, era el comercio de esclavos, vistas las dificultades por motivos de aclimatación  y falta de estructura para llevar a buen término el negocio, prosiguió con la forma habitual de abastecerse en el mercado.  Hay que tener en cuenta  que el proceso era el siguiente:

Contactar con un jefe nativo en la costa, fijando un precio de compra, ir trasladando las compras al depósito cercano en una isla o lugar fácil de proteger, para esperar la llegada de las naves que surcaban el Atlántico transportando la mercancía. Tener un almacén con existencias suficientes para el contravalor de la “mercancía”. Dinero, aguardiente de caña, ron, armas, pólvora, tabaco de virginia, abalorios, elementos de hierro, piezas de cobre para poder fabricar objetos, telas pintadas, ropa, etc. Aunque ya los traficantes nativos habían aprendido mucho y en una parte de la costa la divisa era la onza de oro y en otros, paños o barras de hierro de medidas normalizadas.

Lugares y depósitos famosos fueron la isla de Zanzíbar en el Ìndico, Gore en Senegal, Corisco en Guinea. En Axim tenían los holandeses una fortaleza, lo mismo que habían construido el castillo de San Jorge en la Costa de Mina, y los ingleses en Juda ( Widah).

En esas circunstancias, España abandona cualquier acción en Guinea, de tal forma que la Corona Británica, que ya había prohibido el tráfico negrero en 1807, adhiriéndose a las posturas de Dinamarca y Estados Unidos, decide trasladar el Tribunal para la Represión de la Esclavitud, desde Freetown a la actual isla de Bioko (Fernando Poo), fundando la ciudad de Clarence, actual Malabo, el 25 de diciembre de 1827. Donde estuvieron hasta 1835.

Gran Bretaña no precisaba  esclavos, si en cambio materias primas para su incipiente industria, tales como aceites, maderas, minerales y además necesitaba nuevos mercados consumidores de sus nuevas industrias, ropa, tejidos, bicicletas, ferretería, etc. Con la excusa de perseguir la trata de esclavos, detenía a los barcos extranjeros que intentaban comerciar en las costas africanas, les decomisaba el barco y la mercancía, aduciendo que el género que llevaban era para el pago de la trata, así terminaba con la competencia.

A mediados del siglo XIX, España se da cuenta de que en la eminente revolución industrial precisará de materias primas, entonces se acuerda de aquella colonia que tiene en África y para actualizar sus posibilidades, en 1842 envía una expedición al mando del capitán de navío don José de Lerena y Barry. En la ciudad de Clarence es recibido únicamente por dos krumanes, se supone que antiguos funcionarios o trabajadores del Tribunal de la Represión que hubo en la isla. Se les llama krumanes por ser originarios de la sierra de Kru, situada entre Sierra Leona y Liberia. En la ciudad ondea la bandera inglesa, los tratos comerciales se hacen en inglés y los que manejan el comercio, es la Cia. West África. Lerena bautiza la ciudad como Santa Isabel, levanta la bandera española  y nombre gobernador a un comerciante inglés Jhon Beecroft, dado que no vive ningún español en la zona.

Hasta 1858 que llega otra expedición a la zona, no se puede nombrar un gobernador español, el capitán de fragata Carlos Chacón, quien para situarse, hace un censo de la población que da como resultado 858 habitantes, de los que no había ningún español: 7 ingleses, 20 portugueses, 67 nativos bubis, 209 krumanes y el resto vario pinto de los países cercanos. Los nativos prefieren vivir en sus poblados y sus relaciones con los trabajadores krumanes no son buenas. A Santa Isabel le llaman Ripotó, traducido, pueblo de blancos.
  
En 1899, en la conferencia de Berlín, las grandes potencias,  especialmente Francia y Gran Bretaña se reparten  como un pastel África, sacando Alemania un trozo de la tarta, donde curiosamente nunca había ejercido poder. Se quedó con Namibia, Togo, Camerún y Tanganika. Posteriormente y a consecuencia del indefinido reparto, Francia y España concretan las fronteras, y de los 280.000 kilómetros cuadrados que se suponía nos había cedido Portugal, nos limitan nuestros dominios a 26.000 en la parte continental y  a unos 2.000 en zonas insulares. El rey Leopoldo II de Bélgica había sido más listo, y en 1876 fundó la Asociación Africana Internacional, que con supuestos fines humanitarios, explotó la cuenca del Congo.

España inicia una agricultura de cacao, café y algo de banana en la isla  de Fernando Poo. La madera y el café es la base en la parte Continental.