miércoles, 2 de julio de 2014

ASOCIACIONES SECRETAS AFRICANAS


                                                           

                                                           
                                                         BALELE 1947



                                   ASOCIACIONES SECRETAS AFRICANAS

Vuelvo a sacar del manantial del conocimiento que refleja el libro Los Pámues de Nuestra Guinea, escrito en 1946, por el doctor en derecho don Luis Trujeda Incera, que estuvo de administrador territorial en Nsok y Niefang , unas conclusiones del capítulo titulado La Superación de los Círculos de Consanguinidad.:

Podemos referir las asociaciones secretas a tres tipos fundamentales: Corporaciones profesionales, asociaciones de protección y sectas de brujos antropófagos.
a)      Corporaciones profesionales.- El repertorio de actos técnicos del pámue es muy reducido y fácilmente asimilable  por la población. Sin embargo ciertas técnicas han quedado circunscritas a determinados círculos y reservadas a ciertas personas, siendo castigados los que vulneren su reserva con serios castigos. Su conocimiento depende de potencias invisibles que se heredan o les son transmitidas con sortilegios adecuados, y así se vinculan a familias por herencia, las técnicas de curanderos, adivinadores,  forjadores, bailarines, cazadores de ciertos animales etc. Las obligaciones de los miembros se reducen a deberes de hospitalidad, protección y rituales de ceremonias.
b)      Asociaciones de protección.- Contra la actuación intencionada y malévola de las potencias invisibles. Las hay de todas clases y categorías, las más conocidas corresponden a la serie ngü, *la fuerza.
El principio de un animal (secta del ngü,* el gorila) o el alma de un muerto prestigioso,
Lo esencial en estas sociedades es que, a cambio de ciertas prohibiciones observadas, de las ceremonias rituales y de los sacrificios, acaso humanos, ofrecidos, la potencia vinculada dotas a los miembros una protección especial que les protege de las acometidas de brujos mal intencionados.  
El miembro destacado de una poderosa sociedad ngü* se siente inmune ante las enfermedades y adquiere una mayor valentía para afrontar los peligros. Si sucumbe no es que haya fallado la protección, es que él no ha cumplido una de sus normas.
En casos extraordinarios puede entrar en sus ritos el sacrificio humano y en consecuencia la antropofagia.
No hay que olvidar la creencia total de que al comerse una parte del individuo se adquieren sus virtudes, si es de un gorila su fuerza y del cerebro de una persona su inteligencia. Toda parte de un ser es como si fuera el mismo. Eso también se aplica a la hechicería para perjudicar a una persona. Entregando el cabello, la uña o una prenda de vestir a un brujo este actúa sobre la misma, como si fuera el mismo sujeto.
La conocida secta del Mbueti o Mbiti, tiene su origen, al parecer, en una asociación   de este grupo.

c)       Sociedades de brujos antropófagos.- Penetrar en los secretos de estas sociedades es muy difícil, el secreto es total y exigido a sus iniciados. Quien vulnere el secreto morirá irremediablemente.
Los fang reúnen estas sociedades con el nombre de evú. El evú es un ser misterioso y potente capaz de producir enfermedades. Los nlén o brujos mantienen las relaciones y el poder de estas sociedades.
Los nlén se reúnen en grupos autónomos por comarcas. No se sabe mucho de su jerarquización por el secreto de esas sectas. La antropofagia desempeña en ellos un papel fundamental. 
El negro estima que se asimilan las propiedades de la cosa ingerida en determinadas condiciones. Comiendo carne de un animal o de una persona se ingieren sus propiedades.
Esta es la base de la ceremonia fundamental. Siempre que existe victima propicia a repartir el brujo encargado de ello convocará a los restantes iniciados al festín. Toca para ello un cuerno (akú) de sonido característico, cuyo toque no pueden oír  sin estremecerse.  El número de llamadas depende de la dispersión de los iniciados. Tras la última llamada los nlén se reúnen en un lugar previamente determinado, La ceremonia tiene lugar una noche de luna llena.
Una vez reunidos, el que ha ordenado la convocatoria toma la palabra. Indica el cadáver que ofrece al reparto. Si es aceptado se nombran las personas que han de acompañarlo  al desenterramiento y traslado. Verificado esto, se procede al descuartizamiento y reparto, que se hace según las reglas establecidas. Cada miembro de la secta tiene, con arreglo a su posición jerárquica, determinada una parte fija del cuerpo. Está prohibido comer una parte distinta. La sangre y las vísceras son ofrecidas al  evú.
La ceremonia transcurre silenciosa. El banquete de carne humana no se consuma en ella. El festín tiene únicamente  un carácter simbólico. Los cantos se limitan a una letanía de invocaciones, sorda y monótona. Se hace gran uso de brebajes excitantes que producen un estado especial de frenética exaltación.
Todo el que participa de un banquete tiene la obligación de aportar a su vez  una víctima, cuando en turno le corresponde. Esta se elige casi siempre entre familiares o incorporados al grupo. Si no falleciere naturalmente ninguno durante el periodo de la obligación, habrá que acudir a la intervención del veneno en cuyo manejo los nlén tienen gran habilidad. La determinación de la víctima ha de someterse a la aprobación de la secta. Si no se hiciese la obligada aportación de carne humana, el obligado haría que pagar con su persona la deuda, sería víctima de sus compañeros, que se repartirán en ceremonia extraordinaria. Esta tiene también lugar a la muerte no provocada de cada miembro de la secta.
El hueco dejado es cubierto por el heredero principal del muerto, quien asume todos los derechos y obligaciones de éste. Las deudas de carne humana y los derechos a participar en las aportaciones de los demás se van transmitiendo generación tras generación en incesante encadenamiento.

MI COMENTARIO.-    * el autor escribe ngü, aunque siempre he visto escrita esta palabra como ngí. Y así suena en la conversación.

Lla evolución del mundo, en parte por la televisión y la escritura, ha hecho cambiar los principios de estas  prácticas cavernícolas.

Fernando García Gimeno

Barcelona a 2 de julio 2014 

domingo, 29 de junio de 2014

LOS PÁMUES DE NUESTRA GUINEA





LOS PÁMUES  DE NUESTRA GUINEA

Así se titula una joya  literaria que tengo en mi biblioteca, editada en 1946,. Por el Instituto de Estudios Políticos y escrita por don Luis Trujeda Incera, doctor en derecho, ex administrador Territorial de Nsok y Niefang.

Voy a transcribir un capítulo de su interesante obra. El capítulo se titula EL HOMBRE Y LOS ANTEPASADOS, dado lo bien detallado que viene el tema. :


El individuo se siente en íntima ligazón con la cadena de antepasados a los que debe su existencia. El grupo de los vivos no es más que un efímero eslabón en el encadenamiento de generaciones que arranca del mítico fundador. Su existencia está estrechamente determinada por el influjo de los que ya fueron. Cada pámue conoce los nombres de todos sus ascendientes (mebara) y a su permanente protección debe la posibilidad de continuar esta vida, entre la enmarañada red de invisibles potencias que le circundan. Los antepasados actúan directamente. Para el pámue, el alma, nsisim, identificada en vida con la sombra corporal, pervive después de la muerte. Cree que el cuerpo, nyol, está animado por un principio dinámico de naturaleza análoga a los que vivifican los objetos de su entorno. Sobre ambos señores el nsisim, identificable con la conciencia, que durante el sueño se independiza y vagabundea. La muerte consiste en la separación del cuerpo y el principio vivificador a causa de una intencionada intervención maléfica. Pero el nsisim pervive. Persistente bajo la forma de nkon, ligada a lo que ha perdurado del cuerpo, a los huesos, sobre todo del cráneo, que es conservado cuidadosamente  por el más cualificado del grupo.   Su situación respecto a las potencias personificadoras de las fuerzas circundantes no es clara. Al parecer, viven en un plano distinto, el de los bekon ( pl. de nkon), pudiendo, sin embargo, actuar sobre ellas, llegando incluso a identificarse con alguna, ligándola a su voluntad.
El jefe cualificado del grupo familiar, el nsue etunga, es el encargado de actuar de intermediario en las relaciones con los bekon, mediante manipulaciones en las reliquias conservadas. Los bekón, por su parte, dependen del grupo de los vivos, pues a las continuas ofrendas e invocaciones de éstos deben la posibilidad de continuar existiendo. Necesitan para ello ser alimentados por el recuerdo de los que gozan de vida. Vida que ellos han transmitido. De lo contrario se perderán indiferenciados en el reino de las sombras, no sin antes hacer sentir su acción vengadora.
Los bekón, desde su plano especial, interfieren continuamente la vida del grupo, del que son los protectores naturales. La intervención dura mientras dure el recuerdo, y su poder depende del que tuvieran en vida. Hay entre ellos establecida una verdadera jerarquización y es muy fácil herir su vidriosa susceptibilidad si las ofrendas son injustamente proyectadas por los mortales. Al frente está siempre el fundador del grupo, con los que junto a él se esforzaron por vencer las dificultades iniciales. Al fondo alguna criatura estrechamente vinculada al creador de todo existente. Ndsama, y cuya protección se diluye en un amplio sector de grupos afines. En contacto directo inmediato están los muertos más recientes que han sido poderosos en vida. (Nadie recuerda a los desgraciados) Se irán esfumando lentamente y, a medida que el recuerdo se desvanece, son sustituidos por los últimos llegados, y van a engrosar el núcleo de antepasados fundadores, o se pierden en el olvido.
Un principio de reciprocidad preside las relaciones entre el grupo de los vivos y los bekón.
Estos, a cambio de la ayuda que prestan, exigen reverencia, ofrendas, sacrificios. Al cumplimento de los deberes prescritos subordinan la protección otorgada. Es de temer su enojo, pues sus acciones vengativas habrían de ocasionar grandes perjuicios. Las obligaciones para con, los muertos ,constituyen una parte importante dentro del complejo normativo de la costumbre pámue.
En primer lugar los ritos funerarios, determinados siempre por la importancia del fallecido. A una mujer, a un niño, a un pobre diablo, nadie hará caso. Pero cuando muerte alguien de importancia el panorama cambia. Empiezan las lamentaciones rituales de los presentes. Las mujeres del muerto, desgarradas las vestiduras y arrastradas por el suelo, deberán manifestar ruidosamente su dolor. Habrá de cortarse al rape la cabellera, martirizarse el cuerpo y dormir a la intemperie durante varias noches consecutivas. (Para el pámue pernoctar expuestos al frío nocturno es uno de los mayores sacrificios.)Después viene la obligación de vengarse por parte de los compañeros. La muerte nunca es considerada como una cosa natural. Es siempre provocada por la intervención de una voluntad malévola. Alguien del mundo de los vivos ha conjurado sobre él un maleficio mortal.
El hechicero asesor – el notoobiang- se encargará de la determinación concreta del culpable. Pero la expedición de venganza suele reducirse a un simulacro. Sobre todo si la potencialidad bélica del grupo al que pertenece es superior a la del grupo ofendido. Pero el nuevo nkón se le engaña fácilmente. Se contentará con la simulación exteriorizada.
Transcurrido cierto tiempo y aprovechando una luna propicia, se celebra la ceremonia fundamental. El balele funerario, el mesong. Para ello se contratan bailarinas profesionales. Las mujeres del grupo forman el coro de plañideras. El baile, al son de las rítmicas invocaciones al difunto, dura varios días. Todo en proporción a la importancia del mismo. Y a su terminación se verifica el reparto de bienes.

MI COMENTARIO
Es curioso que todos los pueblos estén de acuerdo en sus tradiciones en la existencia del más allá y la de un ser superior llámkase Dios, Alá, Ndzama o lo que sea.
Los pueblos africanos están más cerca de su religión que nosotros, en nuestras creencias cuando fallece alguien lloramos, lo lamentamos, cuando tendríamos que estar alegres ya que se van a un Mundo mejor (si han sido buenos).
Al poco tiempo de estar en Fernando Póo, tuve la ocasión de observar la celebración de un funeral por un grupo africano nigeriano. Aparte de que la fiesta duró dos días me resultó inédito, que un cantante que averigüé había sido contratado, declamaba cantando cosas parecidas a estas :  Okon era muy trabajador y muy buena persona, y todos los comensales respondían : Okon era muy trabajador y buena persona, y así se pasaban cantando las virtudes del fallecido, que me consta que en algunos casos , alabando la habilidad cinegética de algún cazador, empezaban manifestando que había cazado un elefante y al final, tras unos buenos tragos, había cazado 20 elefantes.

Fernando García Gimeno

Barcelona a 29 junio 2014