viernes, 6 de agosto de 2010

El Tornado Tropical

Esta poesía la he encontrado por casualidad, parece ser que la escribí en el año 2005, dice así:

Nubes negras, compactas, tenebrosas,
van llegando en rebaño presurosas,
el viento empieza a mandar mensajes,
vuelan chapas, nipas y ramajes.

El sol asustado se oculta tras las nubes,
el viento expulsa sus repletas ubres,
cimbrean como juncos las palmeras,
sus hojas se dejan acariciar cual cabelleras.

Huyen buscando refugio los animales,
el tueno brama, el agua cae a raudales,
alguna puerta se cierra con fuerte impacto,
el viento amaina, termina el acto.

La calle queda llena de ramas y despojos,
el agua cubre las aceras, como arroyos,
algún cristal queda roto, algún techo suelto,
el sol vuelve a salir tímido, todo ha pasado. 

Fernando el Africano

Fernando el Africano: Poesía de mi libro El Paraiso Verde Perdido

Fernando el Africano: Poesía de mi libro El Paraiso Verde Perdido

jueves, 5 de agosto de 2010

Poesía de mi libro El Paraiso Verde Perdido

En mi primer libro mencionado, hice una pequeña poesía como presentación del libro que figura en su contraportada. Dice así

Esta es la historia de un niño español del treinta y dos,
que sufrió bombardeos, metralla y una vida atroz,
en la posguerra, sufrió hambre, miseria y raccionamiento
siendo para su corta edad un duro y cruel tormento.

Sus padres, con ilusión para ponerle feliz y contento,
embarcaron rumbo a África con viento a barlovento,
encontrándose con monos, serpientes, elefantes,
malarias, paludismos, moscas y mosquitos gigantes.

En veintidós años de África, se comió a los mosquitos,
los obstáculos y enfermedades fueron sólo meros hitos,
pues Guinea es el exótico Paraiso Verde Perdido,
un mundo paradisíaco en el Golfo de Biafra escondido.

Y esa vida, esa tierra con sus hombres y entornos,
cuento en este libro, con anécdotas y adornos,
esperando explicarlo con amor, cariño y chispa,
aunque parezca inmposible que ese mundo exista. 


Fernando el Africano

domingo, 1 de agosto de 2010

Guinea Mi corazón de añoranzas

GUINEA MI CORAZÓN DE AÑORANZAS






Yo tenía una casa en África, que no tenía puertas,

entraban siempre amigos, no tenía enemigos,

rodeada de palmeras, mangos y huertas,

se oían los cantos de los hombres, de las aves los trinos.



Desconocía la envidia, el odio, el valor del dinero,

tenía lo deseable, amaba a todos, no gastaba casi nada,

no me costaba expresar mi pensamiento sincero,

iba donde quería, toda parte me parecía tierra amada.



Con un anzuelo y un nylon, pescaba lo que quería,

la caza caía con una simple escopeta de perdigones,

cogía una palometa, un colorado con alegría,

en mi zurrón ardillas y hermosos gorriones.



Para jugar a fútbol, servía la playa o la calle,

de balón hasta una bola de fuerte trapo,

de portería, unas piedras o cualquier detalle,

el momento, a cualquier hora, en cualquier rato.



Mis amigos, negros, blancos, de todos colores,

para jugar allá no había clases ni racismo,

todo era músculo, carreras, regates y sudores,

unos descalzos otros con zapatos, daba lo mismo.



Hacíamos radio, teatro, baile, música, deporte,

unos sabían de estos los otros de aquello,

para cualquier idea existía el amigo, el aporte

se buscaba el dinero, el tiempo para ello.



Un día percibí que afloraban odios en el ambiente,

que se buscaban argumentos para la venganza,

que la mirada agresiva se cambiaba por la sonriente

que la violencia injustificada brotaría sin tardanza.



Con pena, lágrimas, dolor y tristeza dejé esa tierra,

donde están enterrados mis familiares, hasta mi abuela,

y aunque morir sin verla otra vez no quisiera,

el verla con tantas añoranzas me duela.





Fernando el Africano