ANNOBÓN
MI COMENTARIO
Hasta hoy no he escrito
ningún artículo sobre esa isla perdida en el Atlántico, que a veces se ha
pasado meses sin tener contacto con el mundo exterior, en cuya superficie, por
lo menos hasta hace poco, no existían tiendas, ni servicios ni nada de nada. El
trueque era la moneda de cambio
Para comprar y vender. Dado
que hoy he visto un reportaje sobre el nuevo aeropuerto de la Isla y las obras para un
puerto, me ha animado a buscar alguna noticia y la he encontrado en la revista La Guinea Española de 25 de marzo
de 1921 y en la de 25 de abril del mismo año.
Tengo que decir que siempre
he tenido admiración por sus habitantes, marinos intrépidos, cazadores de
ballenas con métodos rudimentarios, amantes de lo hispano. Cuyos habitantes todos
tienen apellido de ciudades españolas. Esto se debe según dice la vox populi,
de que llegando allí un jefe de estadística para efectuar el censo de la Isla , y usando los residentes
solo un nombre para su identificación y dado que la norma establecida por
Estadística era como mínimo un nombre y un apellido, empezó a añadir a su
criterio el apellido de una ciudad española, iniciando por Ávila terminó por
Zamora.
También motivo de mi
admiración por ellos era mi afición al boxeo. En la isla en la década de los
años cuarenta, el campeón indiscutible de todas las categorías, fue Pablo
Oliveras, con quién tuve ocasión de charlar muchas veces siendo yo un niño.
Vamos a las noticias que daba
entre otros, el padre Epifanio Doce desde Annobón :
--
El día 28 de febrero, fondeó
en este puerto de San Antonio de Annobón la goleta francesa “Berthe”. (Debía
fondear, ya que puerto no existe todavía).
Los gritos de entusiasmo y la
algazara que estos naturales armaron en la playa, no es para describirla. Aún
no había anclado el velero y pululaban ya por la playa, gallinas, cerdos, aquí
montones de cocos y bananas, allí pequeños cestos con huevos; en fin que los de
mar y los de tierra pudieron quedar contentos, y satisfechos del negocio que
ese día hicieron.
La goleta salió de Douala el
2 de febrero, el día 19 se hallaba en el mismo lugar que había salido, por los
vientos y corrientes contrarios. Llegaron
a Príncipe, la rodearon por completo no encontrando viento favorable para
hacerse a alta mar.
Después de sufrir dos recios
temporales que les rompieron las velas, el 25 se encontraban a la altura de
Annobón, divisando los picachos de la isla, el 28 por la mañana, con viento sur
se acercaron a la isla, para proveerse de agua y alimentos.
Hoy día 2 de marzo sale con
rumbo norte, dirigiéndose a Burdeos a donde piensan llegar para mayo si las
cosas del aire y del mar les son propicias.
La goleta iba cargada de
madera para una casa francesa, los troncos medían sobre los 40 metros de largo,
El velero nos trajo noticias
confortantes del Antonico ( barco interinsular )el cual nos dijeron se hallaba
en Douala con las hélices rotas y otras cosas que afortunadamente no se han
confirmado,
Para terminar diremos que el
17 de febrero a las doce de la noche, un gran trasatlántico iluminado como él
solo, nos visitó, y el día 23 al salir el sol, otro similar, hizo lo mismo, y
para cerrar el broche de oro el mes más corto del año, el día 28 otro barco, en
este caso un velero permaneció dos días entre nosotros,.
El mes de marzo, ha sido todo
él, un continuo tornado de manera que entre lluvias, vientos impetuosos y días
de calores asfixiantes se nos ha deslizado. Como consecuencia de ello, los
pocos europeos que vivimos aquí, hemos tenido trastornos de salud.
El delegado del Gobierno, don
Martín Otermín, que regresa a la
Península , salió gracias a Dios, de una biliosa, acompañada
de una insolación que le tuvo postrado en cama,. A los pocos días el señor
practicante, don Federico Oñate, cae con una hematúrica bien declarada.
Suministrándole medicinas del país, a falta de otras. Para conjurar el peligro
el día 7 de abril, llegó el Antonico que contribuyó a reanimar al enfermo. Para
sustituir al señor Otermín en la delegación de Annobón ha llegado don
Gregorio Sánchez, y en lugar del señor Oñate,
queda el señor Risco.
Hemos saboreado lo exquisito
que es la carne de dátil, de unas palmeras que hace años plantó el Padre
Antonino Jiménez. Lástima es que estos naturales no sean más aficionados a
plantar esa clase de palmera, cuando tan bien se desarrollan en la isla.
Fernando el Africano –
Algete 20 enero de 2012