ANECDOTAS DEL PUEBLO FANG Y
OTROS- VII
(10.04.1921)
En la nebulosa de los tiempos se pierde el origen de
las Asambleas de los Ebunes. Las esclarecidas por la tradición, datan de la
época de la segunda dispersión, allá por los márgenes del Ediba a Rombe na
Madobo , que por esfumarse también en densas nieblas , hasta el nombre del
lugar desconocemos, y por eso se le da el nombre del Río de los Rombe y Madobo.
Como es natural para que hubiera una asamblea magna o
general, era menester, que hubiera causas más graves que para una particular.
Como no son muchos años los que llevamos con estas
tribus, contadas son las asambleas que hemos presenciado, esto no mengua la
veracidad de cuanto llevamos dicho y nos ha sido transmitido por los viejos a
quienes hemos preguntado.
Hará cosa de 35 o 40 años hízose célebre por sus
fechorías un leopardo que merodeaba por Mbonda y sus contornos.
Cierto día al caer la tarde, aprovechando la
tranquilidad del crepúsculo vespertino, una mujer de la tribu Sasún (esta tribu
se extiende desde Kogo hasta los comienzos del bosque Makora, camino de
Ayamakén) vecina de Ilende en el Kokolondo, fue victima de su voracidad
pereciendo en sus garras.
No fue menester más, el encono y la indignación hasta
entonces en los pechos de los sasunes, se desbordó torrencialmente invadiendo
los territorios de aquellos que su
parecer, influenciaban el tigre de referencia.
Ngon-a manga y los poblados circunvecinos tuvieron no
poco que sufrir del ímpetu furioso que llevaban los sasunes.
Se citaron Con urgencia a asamblea para deliberar el
sesgo que convenía dar a los acontecimientos que se precipitaban.
Como la voz popular declamaba que en el felino estaba
el espíritu o influencia de uno de Mbonda, tras no pequeñas discusiones, los
consejeros y viejos de la tribu aprovecharon la idea de que ante todo se
averiguase de quién fuese el tigre para luego proceder cual convenía. A tal
efecto debía hacerle medicina y ponerse luego en el camino más céntrico de
Mbonda, no lejos de la Misión
protestante, junto a la casa de Meko, para que todos se viesen forzados a
someterse a su influencia.
Hízose, pues cuanto presirvieron los viejos, y resultó
que el que influenciaba el tigre era un bolovetji a Mbay por nombre Ebilinga,
quién a su vez declaró haberla recibido de
unos balengues.
Este hecho y los que como consecuencia de él
siguieron, es decir, la guerra que se declaró a los sasunes por los atropellos
y vejaciones que infligieron a Ndonanga, manifiestan bien a las claras, una de
las causas por que se celebran las reuniones o asambleas generales que hemos
dicho.
Otra más moderna, en época que misionaba por allá el
padre Domingo Farré, fue no ya un tigre sino varios que recorrían la
demarcación de los Ebunes.
Cuentan que al atardecer asaltaron varias mujeres
cuando estas más descuidadas llenaban de agua sus egukas. Esto no obstante, no
fue motivo para que los Ebunes se aprestaran a cazar a tan terribles bichos,
lamentaban si, tanto estrago y mortandad, gimoteaban a los que sucumbían pero
nada más.
Fue entonces cuando el padre Farré intervino en el
asunto, citando con el jefe Bote asamblea general. Fue esta solemnísima,
extraordinaria por demás, ya que tal vez era la primera que asistía un europeo.
Cierto viejo que acudió a aquella reunión, contó que
la gente ya no se extendía por los sitiales que hay en Ibongo dya Roku a Mba,
cuanto por las arenas de la playa, todo se invadió a trueque de escuchar las
instrucciones para cazar tigres que les dio el citado Padre.
No cayeron en piedra dura los consejos, pues que las
trampas que hay en Dibolo y Evongo, en las que van apresados varios tigres, se
construyeron a raíz de aquella asamblea y conforme a los modelos que en ella
delineó el célebre Misionero.
Nadie ignora que a veces suelen celebrarse asambleas
para sonsacar de los gobernantes grandes títulos y no pequeñas mercedes.
MI COMENTARIO
En esta narración el padre Leoncio, comenta que debían
cortarse los mangos a cuya sombra se reunían los nativos para celebrar
asambleas y plantar yuca que escaseaba. Creo que habría otros sitios que
plantar la yuca y los mangos aportan sombra y sabrosos frutos. Siempre he
creído que el mango es la higuera india. En la india bajo las higueras se
cobijan para reunirse en los pueblos. En el África tropical el mango da mucha
sombra y es árbol señorial y frutal.
Siguen llamando tigres a los leopardos, aunque en esa
época a veces eran los miembros de una secta que con las garras de un felino
mataban a las personas para engañar a los aldeanos.
Fernando el Africano - Algete 23 de enero 2012
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