viernes, 29 de junio de 2012

FERNANDO EL AFRICANO- NOVELA- IXX

Otras hierbas medicinales en la Isla eran el ricino, culantrillo, la cola (cola nítida), nuez reconfortante, de un color casi violeta, rojizo y de gusto muy fuerte que los negros mastican para reactivarse en sus decaimientos, en el Continente el árbol se conoce como Abel “Abe”, que produce Kola. El elate se utiliza para calmar los cólicos, cuanyocu es purgante, bolape como tónico, ilele para los embarazos. La corteza de la quina para la malaria, el estrofanto que en la caza se utiliza como veneno, untando la punta de las flechas, puede usarse como cardiaco, el jugo de la yuca se puede usar para la conjuntivitis, la raíz de un jengibre llamado granos del Paraíso para problemas intestinales, resfriados y parásitos bucales, el árbol de Navidad además de que sus frutos sirven para cazar palomas al atraerlas, también se usa para las infecciones de ojos. Las flores blancas con centro rosado del chochonó (bubi) se utiliza para las lombrices , el metel ( en fang taa bokon) como antidepresivo, la corteza de la dura madera del rhizophora cura las quemaduras de la piel, las hojas del piper umbellatum ( bubi loótáota)son un buen purgante como infusión, y otros. Hasta el iboga que se utilizaba para disminuir la sed o el hambre en largas caminatas, pero que es un alucinógeno usado en ceremonias secretas por la secta del mbueti. Preparaba una pasta que impregnándose la piel con ella, curaba el cro-cro (sarna), muy extendida en la región en aquella época; no descartaba el yodo para algunas heridas y darles quinina para la malaria, tanto en pastillas como facilitándoles cortezas del árbol que hervida en agua produce el mismo efecto. Los negros la respetaban mucho por sus conocimientos y su forma de tratarlos. A veces le ayudaba un nativo, especialmente en quitar las niguas. Estos insectos dípteros similares a las pulgas, habitualmente se encontraban en la arena de algunas playas, y se introducían en la parte baja de los dedos de los pies, iban comiéndose con su trompa alargada la carne, formando una bolsa donde procreaban cientos de nuevos bichos. Se notaba su existencia no sólo por el aspecto de la bolsa, sino también porque producía picores muy fuertes. La bolsa había que quitarla con mucho cuidado, dado que si se abría, estos parásitos se extendían por todos los dedos de los pies, a veces llegaban hasta comerse la punta del dedo completa. Para quitarse la bolsa con buen resultado se debía ir con la punta de un palillo de bambú cortando los bordes hasta que se desprendía. Curiosamente a medida que se extiende y se perfecciona la sanidad en estos países, estos insectos que están en la playa o en la tierra desaparecen, o tal vez los productos detergentes y jabones agresivos son suficientes para impedir que se desarrollen en los dedos de los pies. ( así que lavarse los pies, por favor).


En el transcurso de mis muchos años en esas tierras, las niguas no las conocían los nuevos europeos que llegaban a la capital, sin conocer muy claramente por qué con el tiempo han ido desapareciendo, ya que nadie limpia las playas y caminos de tierra, tal vez sea el propio aseo de las personas, mayores precauciones de la gente, pero lo cierto es que llegan casi a desaparecer estos bichos u otros dañinos similares. La fumigación y la desecación de manglares han influido en ello. Lo malo que a esos bichos pequeños los han sustituido otros más perniciosos de dos patas, llamados ”cabruncillos humannus.”

En la zona de Río Muni, tanto los ndowes como los fang conocían muy bien el bosque para intentar curar sus dolencias y si no, siempre se podía recurrir al brujo, entre sus recursos naturales estaban: los hierbas purgantes el kumbi que no es otro que el ricinus, para las úlceras muy usuales en los poblados aplican el lulu que corresponde al ptero corpus; para los cólicos el elate, así podríamos construir un recetario, que los chamanes africanos de los poblados vendían como sortilegios, cuando en realidad se basaba en el conocimiento heredado de sus ancestros, transmitido de boca en boca, ya que no se conoce literatura escrita de estos pueblos, que aún siendo el Continente negro donde se inicio la especie hombre, no dejó constancia de su historia en grafía. Igual que en Europa ha habido juglares que relataban la historia de su tiempo cantando o recitando, en los pueblos de esta zona, un personaje similar que los fang llaman mvet canta las excelencias de los novios en las bodas, la virtudes de los fallecidos en los entierros y la tradición de su etnia en los actos significativos, pero como los juglares en función de la importancia del personaje y del dinero así van los atributos del personaje.

Por la mañana me llevaron a la Misión, residencia de la orden claretiana. En el mismo edificio pero en el ala contraria, vivían los indígenas internos, igualmente estaba la imprenta, la zapatería, talleres de oficios, etc.; y también las aulas de enseñanza. En el colegio de la Misión existían dos grupos bien diferenciados. El más numeroso estaba formado por los indígenas en régimen interno, que era la mayoría, dado que procedían de otras zonas de Guinea Continental o de poblados (besés en dialecto bubi) lejanos de la capital. su familia pagaba la manutención en casi todos los casos. El otro grupo estaba compuesto de externos, y dentro de estos grupos, nos incorporaban a los blancos. Me pusieron en un aula de párvulos, compuesta de unos diez blancos y veinte morenos, como se les llamaba allí, por cierto que Juan era un negro albino blanco de piel y de pelo rubio, cosa curiosa en los blancos cuando somos albinos no salimos negros y de pelo ensortijado sino mucho más blancos hasta de cabello. Este tipo de albino de la raza negra no es un caso único ya que en mi vida en aquellas tierras, he visto bastantes y parece ser que en sus tribus los tienen como personas dotadas de ciertos poderes y a los que se debe un respeto especial.

El padre Boixadera era nuestro profesor y sus métodos expeditivos, “regla y capón”, daban buenos frutos, salvo la excepción de mi modesta persona. No existía en aquel momento otro colegio, instituto u otra cosa parecida en la ciudad, salvo las monjas concepcionistas, que enseñaban a las niñas, y un colegio público creado por el matrimonio formado por don Tomás Ramos Pabalán, médico del ejército, y doña Mercedes García Lizaso, española nacida en Filipinas, pioneros en este sentido dado que iniciaron sus labores en Río Muni en 1902, y siguieron luego en la isla en 1906, empezando con una sola alumna y terminando el año con 40, siendo tal su mérito, que el grupo escolar perduraba con el nombre de la esposa. Sus hijas que montaron una tienda de moda años posteriores eran conocidas como las Filipinas, y se casaron con dos hermanos finqueros de apellido Azaceta .A la clase del padre Boixadera acudíamos todos los blancos de Santa Isabel, libaneses como los Manssur, sirios como los Nauffal, Atik, Secin y los de color externos, ya que la mayoría era internos del Continente o de poblados que carecían de escuela, además de la clase alta fernandina, Collins, Borikó, Dougan, Jones, Barlerycorn, Grange, Salomón, cuando el padre salía un momento con las almohadillas de borrar la pizarra se iniciaba una lucha, en el que la cara era el objetivo preferido, y entonces quedabas blanco del todo, o nos comíamos las tizas pensando que era bueno para los huesos.

Los domingos, primero a misa como obligación ineludible, la famosa misa de diez, donde no solo nos controlaban nuestros padres, sino los curas, día que faltabas, el lunes tenías que contar el motivo de tu falta de asistencia, aunque eso sí, lo preguntaban de una forma sutil, demandando si habías estado con fiebre, pero te quitaban las ganas de engañarles, al decirte seguidamente, ya le diré a tu madre como prevenir esto, de esa forma el mensaje era : no me engañes que lo voy a comprobar. Al salir de misa, nos dedicábamos a hacer excursiones para conocer mejor los alrededores de la ciudad con mis primos, nos gustaba ir al vivero del Ayuntamiento, que estaba en una zona llamada Moncloa, detrás del hospital, donde existe un puente sobre el río Cónsul que comunica la ciudad con el hospital, cementerio y playas de Fistown; es por donde transcurre la carretera que va a Rebola, el nuevo poblado de San Fernando y parte Este de la Isla.

Fernando el Africano.- Papá Mánji

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