martes, 11 de agosto de 2015

EL NACIMIENTO EN EL PUEBLO BUBI



                                                         

                                             El rey bubi Malabo

EL NACIMIENTO EN EL PUEBLO BUBI

Hace pocos días tuve una conversación con una comadrona que había estado en Guinea y me contaba los posibles problemas económicos que  representa el parto para una familia actualmente, y entonces se me ocurrió repasar como eran los nacimientos en el siglo pasado y la verdad que esas tradiciones y protocolos hoy en día, no se podrían cumplir, para ver sus dificultades resumo los datos que nos facilita el claretiano A. Martin del Molino en su magnífico libro Los Bubis Ritos y Creencias.
Para dar a luz existe una casita pequeña, dedicada al espíritu buaíribo mayor del clan, es decir el de la Madre de todo el clan. De su veneración se encarga la mujer de más edad del poblado. La noticia de estar próximo el parto, la dará el padre de la mujer, pues su esposo pertenece a otro clan, el padre es también el responsable de llamar a las mujeres parteras propias de su clan.
El alumbramiento se hará en secreto, silencio que habrán de cumplir las parteras, pues como es obra de los espíritus cualquier ruido podría perturbar, no estando permitido que se acerque ningún hombre, ya que son espíritus femeninos y la presencia masculina podría repercutir en el nuevo ser.
El nacimiento se produce sobre unas hierbas especiales llamada mboto y oye.  No encima de la cama porque el primero que tiene que aceptar al niño es la tierra, madre de todos. Al fondo de la casita detrás del fuego se hará un lecho sobre el cual tendrá que dormir dos noches, la considerada impura mujer.
La placenta será enterrada en el mismo sitio que ha nacido el niño, como homenaje a la tierra y al espíritu de la casa que a tantos hace nacer, la madre no podrá dar de mamar al niño hasta que la placenta sea enterrada. El cordón umbilical mookori no se considera por el contrario como elemento de impureza. Se guardará como veneración dentro de la capilla, abriendo una caña en dos mitades y colocando dentro atado, y colgado del techo hasta que pasado un tiempo se entierra y se planta un arbusto que prosperará como la vida del niño.   
Si existe dificultad en el nacimiento, se temerá que la causa esté en la misma parturienta por algún pecado cometido. Se le obligará a confesarse del adulterio, indicando con algunos palitos el número de hombres con quienes a convivido en secreto.
Pasadas las dos noches de purificación la madre presentará al recién nacido a la familia y a los ocho días al resto de toda la tribu.  En el rito del lopuam o iniciación a la vida, los padres del niño nombran a un padrino o madrina. Llevando el niño o niña en brazos se efectuará un acto bajo una palmera, donde el padrino le dice : Tú serás un buen trepador no resbalarás ni caerás de la palmera. Si es niña le dirá: Ya tienes los frutos de la palmera no dejarás que se pudran bajo ella. Luego en un acto los invitados van depositando los regalos al pie del nacido, que es revestido con pinturas de ndola. Ya en casa, la mayor de la familia recoge agua con una hoja de malanga y formando con ella una bolsa o cucurucho, la hace caer sobre los pechos de la madre recitando la siguiente plegaria: espíritu que has comprado esta mujer, haz que tenga leche para alimentar el niño. Con una abundante comida en que está invitado todo el poblado terminan los festejos del nacimiento.

La mujer que da a luz gemelos es felicitada de un modo especial y es llamada basaloté, es decir mujer que ha hecho una gran cosa. Para los familiares es motivo de una gran alegría, pero al mismo tiempo de mal augurio, porque con ello los espíritus indican que sobra uno en la familia y que pronto este morirá, como una víctima de un feliz acontecimiento.  

2 comentarios:

Rosa Navarro dijo...

Me ha encantado Fernando.
Gracias por la aportación.
Un fuertísimo abrazo

Holguín dijo...

Mi amigo guineano Fernando el Magnifico, el número uno en todo lo que se propone.
Un abrazo de Antonio Holguín.