miércoles, 17 de enero de 2018

ESTUDIOS COLONIALES






En África la evolución del mundo especialmente en las comunicaciones e informática, ha permitido que vayan desapareciendo las sectas y secretos tribales, voy a relatar uno que desconozco si se ha perdido o ha sido sustituido por otro. Mi artículo está copiado del escrito por el claretiano León García en 1914, publicado en la revista La Guinea Española. 
INDÓ
Con esta palabra pongüe, Indó, se conoce una especie de secta que existe en casi todas las tribus africanas, cuyo objeto es dominar a la mujer a la par que actúa como Tribunal Supremo dentro de la tribu, siendo monopolio de los hombres especialmente de los ancianos.
MBUNO
Es el mbuno las normas y pruebas que tienen que pasar los jóvenes para considerarlos mayores y poderse sentar en los debates de la tribu.
Para someterlos al examen o pruebas, los novicios quedan encerrados en dos grandes departamentos incomunicados, en uno de los cuales está el secreto del Indó, quedan como haciendo el cursillo, un mínimo de tres meses, depende de su habilidad, en algunos casos puede durar hasta un año. En ese periodo tienen que:
-          Cazar y pescar para todos los hombres del pueblo.
-          Ir a buscar agua para todo el pueblo
-          Catar las colmenas sin ninguna protección para evitar las picaduras de las abejas
-          Cocinarse su propia comida
-          Solo pueden vestirse un paño de baño y pintarse el cuerpo cada día
-          Deben obedecer a los hombres del pueblo
-          Pueden arrebatar la comida a una mujer si pasa cerca de ellos.
-          Solo pueden circular por el perímetro exterior del pueblo
-          No puede fumar ni hablar con las mujeres
El no cumplir uno de estos procedimientos les puede acarrear severos castigos.
Tres días antes de terminar el Mbuno se reúne todo el pueblo y juntos hacen un gran balele, durante el cual los ancianos de la tribu van llamando uno a uno a los mbunos, y les hacen jurar que no revelarán jamás los secretos que les van a enseñar.
Llegado el gran día señalado para penetrar en la misteriosa habitación del Indó y tomar parte en los grandes secretos de la tribu, todos los jóvenes mbunos son conducidos al río para bañarse en donde se les hace prometer de nuevo bajo pena de muerte, que jamás hablarán con las mujeres de lo que pronto van a descubrir. Terminado el baño de purificación, se visten todos para la fiesta y pasando por un camino hecho expresamente para esta ocasión, vuelven a casa en donde pasaron el mbuno sin que puedan ser vistos por mujer alguna. Entre tanto todos los del pueblo y los invitados se han vestido de fiesta y los esperan en la plaza .
Un silencio sepulcral reina en la población y en medio de la expectación, se oyen de repente las palabras del Indó que desde su misteriosa habitación pregunta - ¿ Quiénes son los que me han de ver?. – Aquí están responde los ancianos. Estas palabras son celebradas con grandes cánticos que entonados por los jóvenes mbunos, son continuados fuera por todo el pueblo que se entrega a verdaderas locuras de entusiasmo y alegría. Cantadas varias coplas todo el mundo vuelve a quedar en el mayor silencio, y por segunda vez vuelve también el Indó a preguntar: - Quienes son los que me han de ver? Y contestan  como la primera vez, siguiendo con músicas y regocijo. Hecha por tercera vez la pregunta, siguen los mismos cánticos, terminados los cuales dice el Indó, : que pasen adelante, y tomando los ancianos por la mano a cada uno de los jovenes mbunos los hacen entrar a ver al Indó por fuerza, pues llenos de miedo los muchachos se resisten a entrar. Luego que han entrado y las mujeres danzan y bailan afuera en medio de un griterío enseñan, al joven mbuno:
1º Unas lengüetas de caña diciéndoles que con aquello habla y canta el Indó.
2º Les dicen que hay muchas de esas lengüetas y que repartiéndoselas entre ellos y colocándose a diferentes distancias podrán hablar y hacer creer que es el  espíritu quien habla y que se cambia con rapidez de lugar.
3º Todo esto les dicen, se encamina a dominar a las mujeres, haciéndoles ver el poder que el hombre tiene para hablar con los espíritus a quienes nada se oculta.
4º Por último les dicen, los secretos del Indó los heredamos de nuestros antepasados y es necesario que se transmita de unos a otros haciendo con vuestros hijos y nietos lo que hemos hecho hoy, con vosotros,.
Desde hoy los nuevos afiliados al Indó podrá jurar por el mismo siempre que quieran atestiguar alguna verdad; pues hasta la fecha les estaba prohibido tomar en sus labios tan sagrado nombre, lo mismo que a las mujeres nunca pueden llamarle Indó sino OKUKUE, espíritu.
Así termina el paso de niños a hombres en la mayoría de pueblos africanos.

Extraído de la revista La GuineaEspañola de 25.06.1914

Fernando el Africano 

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