AGUAS MINERALES EN LA ISLA
EXTRAIDO DEL
LIBRO: LA IGLESIA EN LA GUINEA ECUATORIAL – FERNANDO POO.
Autor :
Tomás L. Pujadas C.M.F.
SAN LUIS DE
KUPAPA.-
El actual
poblado de San Luis de Kupapa, a principio de siglo (XX) era una ranchería
visitada frecuentemente por los misioneros desde Banapá o desde Santa Isabel,
conocida por el nombre de Boopy.
En 1919 se
hizo cargo del mismo, el padre Segarra, que fiel a sus aficiones y aptitudes de
constructor empezó a levantar una
capilla.
La historia
de esta cristiandad va unida al descubrimiento de las aguas carbonatadas de la
comarca.
Dominaba la
región un viejo brujo, que ejercía gran autoridad por su ascendiente con un
morimó muy potente al que se oía murmurar y que hacia hervir las aguas del
cercano río. Era esto un estorbo para la evangelización de los nativos. Muchas
veces el brujo tratando con el padre Segarra hablaba de <<tu viejo
Dios>>.
El padre
Luis, muy aficionado a exploraciones, había formado un equipo de 40 muchachos,
que le seguía por todas partes, ayudándole tanto en las construcciones como en
los viajes.
Cierto día
toparon con una cueva, dentro de la cual se oía un sordo rumor. Los niños, sin
disimular su temor, le dijeron:
-
Es
la cueva del brujo…. Ahí tiene al morimó que le
habla.
El misionero rezó algunas oraciones y entonó cánticos
religiosos.
No quisimos entrar- escribió el padre Segarra_ No fuera que
en lugar de un <<demonio>> encontráramos un culebrón.
A los pocos días, el brujo se presentó al padre lamentándose:
-
Blanco.
Mi morimó ya no me contesta.
-
-
Ya ves como mi <<viejo Dios>> le puede.
-
Animados
los chicos por la tranquilidad del misionero, se le franquearon diciéndole que
más arriba, en dirección a Concepción, había otra cueva en la que estaba
<< el morimó más grande de Baney>>, pues hacía un ruido muy fuerte.
-
El
padre Segarra no dudó ya que se trataba de un manantial de agua carbónica, que hacía
diez años andaba buscando.
-
Dejemos
que el mismo padre nos cuente el descubrimiento de estas aguas minerales:
-
<<
Encargué a Pablo, que más tarde fue jefe del poblado, que a nadie lo dijera. A
los pocos días nos fuimos, después de misa, a dar un paseo. Llevábamos algo de
pan y vino y algunas golosinas y dije a mis muchachos:
-
-
Hay paseo de merienda, pero será en el río que a mí me guste.
-
A
cada corriente de agua que encontrábamos, me decían:
-
-¿Aquí
¿ Esta es buena.
-
Yo
decía que no y seguíamos adelante.
-
Por
fin vemos un río con agua algo blanquecina. Dije:
-
Esta
es el agua que me gusta… pero un poco más río arriba.
-
Al
poco de trepar, dimos con una balsa. Ellos me dicen:
-
Que
nadie tire alguna piedra, que saldrá << Mamiwatá>>.
-
-Mamiwatá
o madre que vive en el agua, es para los nativos una especie de hada de los
ríos con resabios de sirena.
-
Yo
tomo un tronco y lo tiro a la mitad de la balsa.
-
Espantados
y atónitos contemplan el hermoso Aro
Iris que duró unos momentos y que según
ellos era señal de la presencia de << Mamiwatá>>.
-
Como
ningún daño nos hizo el hada de las aguas, subimos a unos ribazos y se percibía
hervir de una gran caldera, y por fin llegamos. En todo el bosque cerrado mis
valientes estaban todos asustados. La mayor parte me dice:
-
-
Padre, vámonos, que este morimó nos va a matar.
-
-
¿Y la merienda?
-
-
La tomaremos en casa.
-
Parapetados
los cuarenta muchachos en el lado opuesto observaban. Les hice subir a la
meseta donde estaba borboteando y haciendo esfuerzos amenazadores el manantial
para salir sin lograrlo.
-
Saqué
un vasito plegable, que llevaba y bebí
varios sorbos con mucha satisfacción y alivio de la sed de la caminata.
-
En
el cauce del rió había varios pájaros y un grombif asfixiados. Saqué un cabito de vela que
encendí y bajé despacio y, al acercarse
al agua, produjo una gran llamarada y se apagó.
-
Una
vez que hubimos merendado y escanciado ya el vino, llené la botella, que era
muy grande, del agua juguetona, para llevárnosla. Saqué el vaso y tomé el agua
y les dije a mis mozos:
-
-
Vamos a marchar, pero antes tenéis que probar lo buena que es esta bebida que
nos da Dios.
-
Después
de probarla todos, volvimos al pueblo, donde nos encontramos al gran botuko
Moche, que me dice sin saludos:
-
-
Padre hoy van a morir todos estos niños bajo las iras del morimó. Usted no,
porque el morimó no puede con usted.
-
-
Ya que la hemos hecho que sea sonada y le obligué a beber un buen trago.
-
A
la mañana siguiente, me lo encuentro y le pregunto ¿No has muerto?
-
-
Mire padre ayer cuando usted me hizo engullir el agua, me dolía el estómago, y
con ella se me pasó. Quiero que me dé más.
-
El
manantial quedó con el nombre de San Luis, por haberse descubierto el día de su fiesta. Luis también es el
nombre del padre Segarra.
-
Kupapa
se formó de la unión de su besé con los poblados de Batoy y Balobete de Baney.
La Iglesia actual fue construida por el pueblo en 1954.
MI CONMENTARIO.-
Este relato es una prueba de la labor de investigación y
desarrollo del pueblo guineano, por la labor de algunos misioneros con una preparación científica y una
inquietud en su investigación, como el padre Aymemí, o más reciente el
claretiano A. Martin del Molino. En la isla abundan los manantiales de aguas
medicinales, los hay en Mioko en Basakato y muchos sitios debido al origen
volcánico de la isla.
Fernando.garciagimeno@gmail.com
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