domingo, 1 de agosto de 2010

Guinea Mi corazón de añoranzas

GUINEA MI CORAZÓN DE AÑORANZAS






Yo tenía una casa en África, que no tenía puertas,

entraban siempre amigos, no tenía enemigos,

rodeada de palmeras, mangos y huertas,

se oían los cantos de los hombres, de las aves los trinos.



Desconocía la envidia, el odio, el valor del dinero,

tenía lo deseable, amaba a todos, no gastaba casi nada,

no me costaba expresar mi pensamiento sincero,

iba donde quería, toda parte me parecía tierra amada.



Con un anzuelo y un nylon, pescaba lo que quería,

la caza caía con una simple escopeta de perdigones,

cogía una palometa, un colorado con alegría,

en mi zurrón ardillas y hermosos gorriones.



Para jugar a fútbol, servía la playa o la calle,

de balón hasta una bola de fuerte trapo,

de portería, unas piedras o cualquier detalle,

el momento, a cualquier hora, en cualquier rato.



Mis amigos, negros, blancos, de todos colores,

para jugar allá no había clases ni racismo,

todo era músculo, carreras, regates y sudores,

unos descalzos otros con zapatos, daba lo mismo.



Hacíamos radio, teatro, baile, música, deporte,

unos sabían de estos los otros de aquello,

para cualquier idea existía el amigo, el aporte

se buscaba el dinero, el tiempo para ello.



Un día percibí que afloraban odios en el ambiente,

que se buscaban argumentos para la venganza,

que la mirada agresiva se cambiaba por la sonriente

que la violencia injustificada brotaría sin tardanza.



Con pena, lágrimas, dolor y tristeza dejé esa tierra,

donde están enterrados mis familiares, hasta mi abuela,

y aunque morir sin verla otra vez no quisiera,

el verla con tantas añoranzas me duela.





Fernando el Africano

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