-En el puerto viejo se organizaban carreras de cayucos con diferentes esloras, pero los que se esperaban con mayor interés, eran los grandes cayucos de 20, 30 y hasta 40 remeros en dos filas, que partiendo a una señal de un cañonazo del destructor o corbeta que normalmente había en el puerto, efectuaban la travesía de ir hasta la altura de los Islotes Enriquez y volver hasta el puerto. Los enfrentamientos más enconados eran entre annoboneses, calabares e ibos, estas dos etnias de origen nigeriano, la dotación del cañonero patrocinaba una embarcación cuyos remeros eran marineros nativos. Algo increíble ver aquellas masas de músculos animadas por un ritmo frenético que les marcaba el timonel, bien por gritos bien por un tambor, y que durante veinte o treinta minutos no solo mantenían ese vigor sino que lo acrecentaban a medida que se acercaban a la meta, manejando aquellos remos de madera rojo amarillento con veteado oscuro, signo de su madera de bokapí (ongom, nbom- pfang-), lo que les daba la enorme dureza de esta madera pero que a la par es flexible y es resistente a los agentes de destrucción. Al llegar se zambullían todos en la rada sin importarles la presencia cercana de tiburones en muchas ocasiones. Igualmente se colocaba un tronco bien enjabonado que sobresalía del espigón del muelle, para que como cucaña intentaran coger una bolsa con botellas de licor o una gallina al final del tronco, pero había que hacerlo de pie. Resumiendo que muchos terminaban en las cálidas aguas de la bahía, donde los tiburones se portaban bien asistiendo nada más como espectadores. Lo importante para los que ganaban no era el premio, sino que durante casi un año eran héroes admirados por sus compañeros a la par que recibían el aplauso de casi toda la población, ya que los actos eran multitudinarios. En 1944 al iniciarse la cucaña, apareció un tiburón visible en su aletear justamente por la zona que había caído el primer concursante a su fallido intento de capturar el premio. Al darse cuenta de su descarada presencia, se inició casi un concurso de pesca lanzando al agua aparejos con pescado fresco de cebo, y tal vez por creer que tantos pescados frescos era un banco de peces o por lo que fuera, se enganchó a una de las cuerdas y se produjo un espectáculo con la pesca y esfuerzo de captura de un tiburón gris azulado de unos 200 kilos de peso, que tuvo que ser izado desde un cayuco que se colocó paralelo al espigón. Depositado en el suelo y pese a haber pasado muchos minutos desde su captura, en cuanto se le ponía un palo cerca de su mandíbula, lanzaba dentelladas con aviesas intenciones, ya que presumo su intención no era sonreír a los concurrentes.
Las primeras noticias estadísticas que se tienen de la isla daban como cifra estimativa de población treinta mil bubis, habiendo quedado reducida en cien años a la mitad. Eso antes de llegar al poder el dictador y criminal Macías. Es posible que en estos momentos esté muy mermada, especialmente de gente intelectual. El que tiene una formación universitaria o similar, siempre representa un peligro latente para el poder, que hay que extirpar como un divieso antes de que se extienda la infección del descontento. El pueblo bubi especialmente la parte de Moka y Ureka, durante el siglo IXX, estuvo totalmente aislado, tanto es así que los viejos manifestaban que la ciudad del hombre blanco, Ripotó ( como llamaban a Clarence) era desconocida para ellos.
He leído en varios libros que en la zona montañosa, dado lo abrupto del terreno, se mandaban mensajes por el silbo, lo mismo que en la isla canaria de la Gomera, en vez de los clásicos tam-tam de otras partes de África, esa costumbre y su lenguaje se ha perdido totalmente.
Si llegabas a un poblado tanto en la zona de Río Muni como en las islas, eras recibido con agrado y festejos improvisados, a los que te unías con regocijo de la gente.
LA COLONIA Y SU DESARROLLO
Muchas veces después de la Independencia, se ha criticado la labor de España en Guinea. Independiente de que si hiciera mal o bien,, lo que si se puede garantizar es que cuando llegué no había suministro continuo de luz, ni buenos servicios médicos, educativos etc. Cuando salí había carreteras perfectamente asfaltadas, una red sanitaria muy buena, la educación garantizada, la segunda renta per capita más alta de África después de Sud África y unas pequeñas industrias como muestra las que conocía de la Isla :
Salto Hidroeléctrico de Samusa en Musola
Grupos electrógenos de 75 KVA en el Puerto
Cámaras frigoríficas de Arriaga y Gras
Central térmica de Maximiliano Jones
Central Eléctrica diesel de Alada
Central térmica de Samusa en Santa Isabel
Talleres de carpintería entre otros Cuart y Onieva
Serrería Mecánica en Oloitia ( Concepción)
Aserradero de Ramón Goula
Fábrica jabones de José Dies Latorre en Moncloa ( Santa Isabel)
Factoría o mejor dicho depósito petrolífero de Alada
Industrias Cerámicas y del Cemento en la Bahía de Venus ( Santa Isabel)
Fábrica de Mantecas del cacao de Pradesa
Fábrica de cubos y chapistería en Sácriba de Manuel Vizoso
Varadero de Fortuny
Laboratorios Natra , que exportaban los desperdicios del cacao.
Faltan en esta relación otros que mi memoria no recuerda, aunque la colonia adolecía o carecía de elementos como el Servicio Bomberos, por eso cuando en 1943 aproximadamente se incendiaron los almacenes de Frapejo que ocupaban una manzana entera una de cuyas cuatro fachadas daba a la calle Obispo Armengol Coll, se tuvo que hacer el simulacro de apagar el fuego a base de cubos y alguna pequeña manguera de jardín. Digo simulacros porque hasta que no se quemó todo no paró el asunto. Recuerdo que los bidones tanto de petróleo como de aceite de palma que llenaban sus almacenes al estallar por calentamiento y acumulación de gases, subían hacia el cielo como los cohetes en las Fallas de Valencia, por desgracia hubo muchos heridos entre los voluntarios que acudieron a apagar el incendio, entre ellos algunos de la dotación del barco de guerra habitual que estaba atracado en el muelle . A raíz de ello se compró un coche de bomberos y los equipos necesarios para ello: cascos, trajes, mangueras. El Alcalde del momento con gran boato y fanfarria, invitó a la población a la llegada y presentación de los mismos, incluso se designó al personal voluntario para su uso. Años más tarde en un nuevo incendio al lado del restaurante y discoteca Riakamba, todo estaba deteriorado, oxidado y no funcionaba nada, y las escaleras estaban siendo utilizadas para pintar la fachada de la casa de algún funcionario. De nuevo a apagar el siniestro con cubos. Gracias a que en Guinea en cualquier factoría teníamos cientos de cubos ya que los braceros de las fincas precisan de ello para su trabajo, y el agua o la tierra para sofocar el siniestro, era abundante. En la factoría de mi jefe “papá-banana” vendíamos petróleo que de un barril con una pequeña bomba manual lo embotellábamos. Okón que era el encargado de ello, lo derramaba descuidadamente en el suelo compuesto por tablones de madera, con lo que estos estaban empapados en petróleo. Se dio la circunstancia que un día transgrediendo la norma de no fumar, dejó caer la colilla en el suelo, y aquello se convirtió en una cortina de fuego que impedía salir al trabajador. Gracias a los cubos que vendíamos en la tienda y a la tierra de una cercana obra, pudimos apagar el incendio, y rescatar a Okón, ya que las llamas le impedían salir por la única puerta que existía para ello. La necesidad hace milagros vino en mi ayuda y especialmente en la de Okón, en lo que ahora explico, los cubos estaban sujetos por un alambre trenzado para evitar su robo, del primer tirón que ejercí para librar los cubos, rompí ese cordón de alambre. Pasado el accidente y en días sucesivos, intenté hacer la misma prueba, y lo único que lograba es lacerarme la mano, pero los cubos seguían sujetos al alambre.
1 comentario:
Estimado fernando:
He intentado ponerme en contacto con Vd de varias maneras sin éxito.Me gustaría pder hacerle una serie de consultas ya que creo que es la persona que puede ayudarme. Mi correo elctrónico es slcorcuera@gmail.com.
Le estaría muy agradecida si se pusiese en contacto conmigo.
Un afectuoso saludo
Susana López Corcuera
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