Consejo de Vecinos
Antes de Basilé, los confinados de Loja que estaban detenidos en la fragata Perla, durante la epidemia de fiebre amarilla de 1862, al recibir el indulto y no poderse de momento trasladar a la Península, solicitaron se les construyera unos barracones a quinientos metros de altura más o menos en el poblado de Santa Cecilia cerca de Banapá, camino de Basilé, y visto el éxito de su acomodación y salud, el Gobernador Ayllon encargó al comandante de ingenieros don Francisco de Paula Osorio la construcción de establecimientos para las tropas, que fueron ocupados posteriormente verificándose con el tiempo de que a esas alturas y abriendo el terreno a la entrada de la brisa, saneando los terrenos cercanos, las enfermedades tropicales eran benignas y posibles de combatir.
En Basilé se instaló la primera casa prefabricada que llegó a Guinea en 1868, aunque el colegio-internado fue inaugurado por las concepcionistas el 16 de julio de 1898. La temperatura en esa zona ronda los 26 grados.
Mi hermana Paquita, que la subimos a Basilé por anémica, la tuvimos que bajar al cabo de un año, porque si esperamos más, necesitamos una grúa para moverla. Bajó gorda y pesada. Salvador y yo no la dejábamos arrimarse a la nevera, porque estaba todo el día con ganas de comer. Se ve que la comida nativa que es la que le daban, a base de malanga, yuca y ñame, le sentaba muy bien,por la noche hasta los 16, por lo que está dentro de unos límites muy agradables.
Mi hermana subió a Basilé por recomendación, dado que el colegio era de nativas, y no estaba concebido para tener europeas. Al cabo de tres años, se había preparado un pabellón, en el que estudiaban cerca de 200 blancas, y había lista de espera para entrar, ello sin duda se debió a la recuperación física que se observaba en las niñas que subían a ese colegio.
Para evitar líos familiares, diré que mi hermana al poco tiempo de bajar a Malabo, se le estilizó sui línea y aún hoy es una sílfide.
En esa zona se estableció en 1892 una colonia de familias españolas venidas de Argel. Cincuenta y cuatro personas formaron aquel núcleo amplio de población, que no prosperó por las enfermedades, tal vez al no estar adaptadas las viviendas, y en mayor parte, porque entonces no se tomaba quinina, elemento primordial que a partir de su descubrimiento, ingestión y medicación diaria, permitió al europeo luchar contra la enfermedad más extendida que era la malaria. Posteriormente salieron otros medicamentos, como el atepe, resochin, paludrina etc., aunque la desecación de zonas pantanosas, fumigaciones, sulfataciones, así como otros adelantos de la higiene sanitaria, hizo posible la colonización y evolución de África.
La quinina se extrae de la corteza del quino o Cinchona succirubra nombre que le impuso Linneo en memoria de la condesa de Chinchón esposa del Virrey del Perú que se curó de las fiebres con el tratamiento por infusiones de esa sustancia, por eso en 1638 se le denominaba corteza del Perú, aunque al principio las celebridades médicas no creían en las virtudes de esta especie vegetal, capaz de destruir las formas asexuadas de los parásitos de la malaria, y que tal vez el problema que tenía al principio era la cantidad a dosificar, ya que entre sus efectos secundarios atacaba al oído, dicen las malas lenguas que todos los políticos toman quinina ( porque están sordos).Se cuenta que los naturales de la Isla, antes de llegar la civilización o como se llame nuestro invento europeo, ya tomaban en forma de cocimientos amargos, lo que se conocía como la quina fibrosa de Bergen.
Barcelona a 23 de septiembre 2012
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