domingo, 18 de noviembre de 2012

MISCELANIAS DE OTROS TIEMPOS

                                                                   


                                     MISCELANIAS DE OTROS TIEMPOS- II





                                SOBRE EL DESMONTE EN FERNANDO PÓO


En 1904 hay varios artículos sobre este tema en la Revista la Guinea Española, así que voy a resumir las opiniones y consejos sobre este tema que aparecen en la citada revista.

No cabe duda que la isla en ferocísima y posee terrenos para toda clase de cultivos de países tropicales, pero ¿qué sitios son los que con preferencia se han de escoger para abrir esas plantaciones? Esto es en lo que no siempre se acierta.

Las numerosas fincas ya abiertas y que con asombrosa rapidez se van abriendo, adolcen del mismo defecto, y es: que son demasiado litorales, o sea muy próximas al mar, de donde se sigue el que las plantas padezcan mucho por la influencia del salitre y de las brisas marítimas que, saturadas del mismo llegan.

La causa o razón porque los finqueros se determinan a elegir tan poco ventajosa situación, ya se sabe, es la gran falta de comunicaciones o de caminos en la Isla, lo que les obliga a optar a esa medida, ya que en la actualidad los transportes por mar son los más fáciles y económicos y casi los únicos factibles. Las fincas a nuestro entender, deberían reunir cuatro condiciones:

1ª Que se abrieran lo más en sudeste o sudoeste.

2ª Que estuvieran sitas desde 100 a 350 metros sobre el nivel del mar, sin que excedieran mucho más por arriba ni por abajo.

3ª Que fueran oreadas por los vientos del Sud o Sudoeste.

4ª Que las plantas estuvieran resguardadas de los rayos solares, sobre todo los de la mañana, y por ello protegidas por sombras suficientes, máxime las que se hallan hacia el Oriente.

Por la última condición que hemos señalado para las fincas, se desprenderá que abogamos por la sombra y arbolado y que no somos partidarios de desmontes al raso. Hasta hace algún tiempo abríase en Fernando Poo las fincas talando por completo el bosque; hoy por fortuna, se ha cambiado esa práctica y síguese diferente rumbo, lo que no podemos menor de ver con satisfacción. Para apoyar más y más nuestra opinión, comenzamos por solventar las objeciones o razones aparentes que se suelen alegar en Pro de la práctica contraria. A cinco las reduciremos nosotros, a las que procuraremos cumplidamente, y nos darán materia para publicar en otros números de la Revista La Guinea Española.-

1ª Objeción: La belleza de una finca.

¡Que hermosa es- dicen- una finca bien desmontada de 10 hasta 50 hectáreas o más, limpia, bien alineada, distribuida en vistosas y simétricas calles (guardarrayas), sin que se vea ni un árbol heterogéneo que impida descubrir de un vistazo todo el perímetro de la plantación; con una magnífica casa en el centro, en donde habita el dueño, y a su lado las demás dependencias y habitaciones para los trabajadores. ¡ Que sacaríamos de hermosuras si, por falta de sombras, los rayos solares atacasen los cacaos y los marchitasen o, por lo menos, efecto de ello, se agusanasen o produjeran menos, al mismo tiempo que aumentaba la necesidad de machete?. Sin embargo ¡a cuantos engaña el amor a la estética mal entendida!-.


2ª Objeción: El desprendimiento de ramas perjudica a las plantas


Las ramas se desgajan de los árboles, y caen sobre las plantas, pero más males y mayores perjuicios se seguirán de un sol abrasador que no solo echará a perder a planta, sino 20,30 y hasta la mitad de nuestra plantación. Lo cierto es que, ateniéndonos al café, sabe todo el mundo que si de la sombra carece, luego, por el excesivo calor, amarillea, se muere el fruto y hasta el mismo acaba por morirse o llenarse de retoños que le van robando la savia. Además como el café es un arbusto de hojas poco espesas, lejos de ahogar la hierba, ésta crece y se multiplica con el consiguiente perjuicio de aquel. Si pasamos al cacao,. Tenemos para nosotros que el desmedro tan grande que se nota en esta planta al llegar al quinto o sexto año de su edad, a dos causas principales obedece: al gusano y al ardor del sol.

3ª Objeción: Las brisas corren mejor

Es natural que si tanto se extrema lo que decimos de la conveniencia de la sombra, lejos de ser esta beneficiosa a la plantación, resulta un gran daño para la misma, por falta de brisas y la consiguiente continua humedad, pero no es esa la sombra por la que nosotros abogamos sino aquella que sin ser excesiva y dejando en la finca la necesaria claridad para que corrijan los vientos, resguarde a las plantas del ardor de los rayos solares, además, ya dijimos al principio que no todas las brisas favorecen igualmente al cacao, sino los mejores son las que no van saturadas de salitre y que son frescas y de la banda sudoeste.

No es posible señalar una regla fija para la mayor o menor espesura del arbolado destinado a sombra, sino que depende de la naturaleza de los terrenos. Así, por ejemplo, en nuestra isla no debe ser esta espesa como en la de Santo Tomé, por ser la muralla más húmeda a causa de su misma posición geográfica, o sea más medida en el Golfo de Guinea, más próxima a la costa continental y por ello menos ventilada.

4ª Objeción: Las raíces perjudican las plantas y sirven de estorbo al machete.

Conviene que distingamos los árboles dañinos de los que no lo son.

A la primera clase pertenecen aquellos cuyas raíces son muy chupadoras como el mango, a las segundas por ejemplo el plátano, estableciendo reglas orientativas podríamos decir que los que benefician son los árboles cuyas hojas son pequeñas y cuya sabia tiene a ser más acuosa que lechosa y serán poco favorables los contrarios. Procuren dejar para sombra árboles de pocas raíces.

5ª Objeción: Ya se procura sombra al cacao por medio de plátanos y bananas.

A esto respondemos que dicha sombra no le basta, antes es muy deficiente. Verdad es que el plátano y la banana protegen algo el cacao; pero de ordinario no se extiende dicha protección más allá del tercer año, cuando el cacao domina ya a las mencionadas plantas y aún las mata. Sabido es por otra parte que el 4º y 5º año, tras las primeras cosechas, queda el cacao bastante desmejorado y en esa misma época es cuando más perseguidas son sus raíces por el gusano enemigo,.. Pues bien, si caen sobre él con fuerza los abrasadores rayos del sol, ¿ Que sucederá en el pobre cacao?. Lo que nos dice la experiencia es que poco a poco va padeciendo y perdiendo vida y no es raro verse en los plantíos grandes porciones de los mismos como atacadas de una maligna plaga. Perdida su fuerza inicial no puede luchar contra adversidades tales, como la falta de lluvia y humedad.

Resumiendo el cacao le sirve los dos primeros años la sombra del banano aunque no es la ideal pero cuando los árboles crecen por encima del banano hay que tener otra sombra. La ideal es la teca que evita los rayos de sol pero que protege la humedad del suelo, ejemplo de estas fincas con sombra y bien ventiladas son las de Francisco Romera en la parte occidental y las de Jeremias Barleycorn y la de la Vigatana** en la opuesta banda. Las dos últimas han desmerecido mucho, por estar al Oriente, y la primera no es lo que al principio prometía.

Los ataques del gusano merman las producciones, su genealogía se ignora todavía. Quienes le hacen venir, tal vez la podredumbre de los troncos, quienes de la palmera. ¿ No podrían estos gusanos estar en embrión en forma de huevos o de diminutas larvas dejadas por las mariposas en las hojas del cacao o debajo de los mismos cacaos, y luego, mediante las primeras lluvias o la acción del sol germinar?. Lo cierto es que los indicados roedores tras los primeros tornados, introduciéndose pronto en las raíces, seca el árbol.

                                                                 MIS NOTAS



** La firma La Vigatana fue la primera empresa que trabajé en mi vida, en Santa Isabel. Encargado del almacén. Mi trabajo consistía que el cacao, aceite de palma y café que se almacenaba, cuando llegara el barco con destino a la Península nos daban 2 días para embarcar, lo que bajabas al puerto era lo conseguido, pero a veces en el almacén había una acumulación importante de miles de sacos y bidones. A veces parta agilizar la carga de camiones, montábamos una cadena cuyo ritmo lo marcaba el que los lanzaba a la carrocería del camión, me ponía con el bracero más fuerte a blandear los sacos de 60 kilos, al camión, cuando llevaban media hora mis brazos estaban insensibles.


El problema es que lo que no se embarcara en esos dos días se quedaba en almacén , lo que representaba un problema económico, de merma de peso del cacao, y de calidad del producto al poder coger humedades.

En este informe de 1904, habría que añadir el problema grave que para el cacao representan las ardillas, al ser muy aficionadas a morder las piñas del cacao y como muerde muchas más que come, destroza una parte importante de la cosecha. Por eso todas las fincas (En mis tiempos 1942-1964) como mínimo tenían un cazador indígena que equipado de escopetas de calibre doce con perdigón del 8 o 6, salían cada mañana a cazar como mínimo 8-10 ardillas. Debían cazar las mismas que cartuchos les daban. Los cazadores eran tan profesionales que en muchos tiros cazaban 2 ardillas, ya que buscaban su agrupamiento. Con el cartucho que les sobraba cazaban un gronbif (rata de bosque) o un fritambo (pequeño antílope).

En mi época los gusanos estaban muy controlados gracias al llamado caldo bordolés, que consistía en: sulfato de cobre de 1 a 3 kgs. cal viva de 1 a 1,5 kgs. Eso mezclado en 100 litros de agua. Usar barriles de madera o de material que no sea hierro. Se inicia apagando la cal en 2 litros de agua y luego se hacen las proporciones comentadas. Se puede sustituir la cal viva por carbonato sódico en caso de carecer de cal.

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   Fernando el Africano   Barcelona a   18 de noviembre 2012

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