jueves, 28 de noviembre de 2013

LOS ALEMANES EN GUINEA. PRIMERA GUERRA MUNDIAL.- 5


                                                                 

En mi captura de libros sobre Guinea efectuada en las casas de compra-venta de libros antiguos, encontré uno  titulado: Una Obra de Colonización Alemana en Fernando Poo. No tiene autor, ni editor ni tan siquiera fecha de su publicación. Aparte de sus páginas de texto de las cuales voy a ir anotando contenidos, viene con un plano del campamento de las tropas en Fernando Poo y otro de los que llama colonias de cabecillas, que en realidad son los campamentos de las diferentes tribus que llegaron huyendo de la Guerra. Así mismo contiene 106 fotos de poca calidad pero dan un testimonio de las urbanizadas edificaciones que construyeron en la Isla. Esos planos son los que vienen copiados en la edición Nº 4 anterior. 

Huyendo del Camerún dispuestos a seguir a sus jefes militares alemanes, cruzaron la frontera para entrar en Guinea Continental, unas 60.00 personas según manifiesta el gobernador español don Ángel Barrera, se supone que sobre el mes de febrero de 1916.

Las dificultades de mantener tantos hombres obligaron a las autoridades españolas a hacer reintegrar al Camerún lo más pronto posible las dos terceras partes. Cerca de 6.000 soldados de color y 12.000 mujeres y niños, así como otros 3.000 indígenas se encuentran hoy en Fernando Poo.

En la isla se les cedió unos terrenos, donde han edificado pueblos, haciendas, carreteras, puentes, instalaciones, un hospital y un cementerio, todo ello con orden, limpieza, educación y los jefes o cabecillas han obedecido a sus mandos militares alemanes.

Las fuerzas aliadas dirigieron el ataque principal contra Yaunde, cuya población constituía entonces el centro de la colonia alemana, por lo tanto era el centro de  la administración y el mando militar. Hasta el último momento los alemanes en manifiesta inferioridad numérica resistieron los ataques, pero en enero 1916, unos cien cabecillas del Camerún, con sus familias entraron en terreno español, encontrando alojamiento provisional en el litoral de Bata. Si se tiene en cuenta que pasaron la frontera unos 60.000 en total, no se puede dudar cuando los alemanes afirman que cientos de miles les hubiesen seguido con un verdadero sentimiento de fidelidad.

Ya en abril de 1916, el Gobierno Español, se veía en la necesidad de  presionar a los aliados, para llevar a todos los indígenas del Camerún a Fernando Poo, cuyo transporte se efectuó  en los cuatro meses siguientes, por fin en julio de 1916, todos habían encontrado abrigo seguro y deseado.

En los primeros meses, estos hombres habían hecho de este terreno situado a la orilla de mar, cubierto de vegetación virgen, un alojamiento provisional con las maderas y hojas que el bosque les proporcionaba, con herramientas rudimentarias, que ofrecían un aspecto agradable, que ponía de manifiesto su buena disposición para el orden y la higiene.

Las primeras siembras de maíz y otros productos que hicieron en Bata, que solo prometían una cosecha débil por ser un terreno pobre, las tuvieron que abandonar cuando estaban madurando. El orden se impuso después de los primeros días, gracias al jefe de la tribu de los Ekaba, llamado Nanga Eboko, quien con mano de hierro ha dominado durante decenios en una independencia casi absoluta su gran territorio natal. Su sepulcro en la ciudad de Bata será recordado por los muchos indígenas del Camerún que lo habían seguido voluntariamente.

Las tropas del Camerún alojadas en la Isla no habían de sufrir en los primeros meses menos privaciones que sus compañeros en la costa de Bata. Evidentemente como ellos se componían de unas 16.000 almas, las dificultades de manutención de tan enorme masa eran aún mayores. Se hacía casi imposible proporcionarles alimentos frescos en la Isla, insuficientes se mostraban también las haciendas de los indígenas españoles para cubrir las necesidades.

El cargamento de uno de los pequeños vapores españoles, que de vez en cuando traían víveres de la costa oriental de la isla, apenas bastaba para proporcionar a la mitad de soldados una sola y mezquina comida.

Así pues, al hambre se juntaban numerosas enfermedades, que hacían al principio muchas víctimas, particularmente entre mujeres y niños. Además se habían hacinados en un terreno pantanoso, que por sus emanaciones e insectos dificultaba el alojamiento, no encontrando lo suficiente para la construcción  de sus chozas sencillas, tal como cortezas, hojas y fibra de palmera.


                                                       

1 comentario:

maria dijo...

Es un trabajo muy interesante éste.
Yo tenía entendido que Camerún fue de los ingleses y de los franceses más tarde alguna vez, pero no de los alemanes.