NOSTALGIA
DOLOROSA
i Fernando Póo
hermosa y querida
hace cincuenta años que te abandoné ahora,
en mi corazón sigue la herida
y mi alma
todavía llora.
Me vine por
mi propia voluntad,
mi vida en
la isla fernandina
adivinaba
mucha maldad,
en los
comentarios estaba la inquina.
Hoy, en la
mansedumbre de mi edad,
pasan las
escenas de mi juventud,
todo es
verde, dulce, amor, beldad,
vienen los
recuerdos como un alud.
Traen hasta
el olor del mango,
la dulzura
de la papaya ,
de los
gorriones el canto,
lo recuerdo
todo, donde vaya.
Con el balón
rompíamos los cristales,
con gran
disgusto de los claretianos ,
nos
escondíamos en los soportales
e inocentes
levantábamos las manos.
Negros ,
blancos, sirios y libaneses
Todos éramos
un equipo para jugar,
las peleas
entre nosotros a veces
era una
forma de disfrutar.
Por las
tardes a dar vuelta en la plaza
a poner las
semillas del amor,
luego a las
nueve para casa,
recordando
algún rubor.
Tras
acumular algunos años
al Casino en
las verbenas,
con nuestros
mejores paños
a disfrutar
alegrías y penas.
La playa en
San Carlos, de Boloko,
era la
excursión más deseada
bebiendo
agua de coco,
de alguna
palmera doblada.
La música de
ritmo africano,
agita hasta
el pensamiento,
a todo
ser humano,
su
ritmo pone contento .
Alguna
lágrima de mi rostro sale,
al recordar
mi tierra querida,
por hoy, el
lloro ya vale
al contaros
algo de mi vida.
Fernando
García Gimeno Barcelona a 3
de septiembre 2014
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