viernes, 16 de octubre de 2015

SIEMPRE ALGO DE GUINEA








Fang según parece significa “hombre del bosque” o del “interior” del continente, cuando todo era una maravillosa selva. De hecho ellos llaman fan o afán al bosque. Por eso al referirse a una persona que llega del interior, usan la frase “ Azo afán ati”( el que viene del bosque).
Escribía el padre Mangado: El tipo ordinario del pamue es muy esbelto, sobre todo en el interior del continente donde no se ha rozado con la vida enclenque de la playa. Es fornido, de musculatura robusta, y hermoso de facciones, tanto en el hombre como en la mujer. El tipo fang-yaunde, de los Camerones tiende a una talla gigantesca, aunque es muy enjuto de carnes.

Variando de tema, tanto en el Continente como en las islas han sido aficionados a lo que ellos llaman “Medicina”, que significa hacer un acto de brujería invocando a los espíritus y el uso de talismanes, calaveras o bien objetos totémicos para ocasionar un mal a un enemigo o conseguir un beneficio para uno mismo.
Vamos a concretar alguno de ellos, que detalla el padre Tomás Pujadas en su libro La Iglesia en la Guinea Ecuatorial, tomo II Río Muni: :
Con la medicina Nza oli, los hombres obtienen el favor de las mujeres.
El Mkumananong y la Ochukina deparan caza abundante.
Las glándulas almizcleras de ciertos animales ayudan a los mozos a alcanzar novia.
La culebra “No” fácil de domesticar, se guarda para librarse de males. Con su carne y su piel hacen medicina de brujería.
Un hueso de gorila, llevado a flor de piel, hace feliz el embarazo y el parto.
Para obtener que si hijo nazca sano, la futura mamá retiene un macaco en el regazo.
Ciertas plantas tienen la virtud de atraer al blanco para poder comerciar ventajosamente.
Una banda hecha de la corteza de cierto árbol, junto con una liana con conchitas ensartadas, llevada como bandolera protege de las epidemias.


En Moka( Bioko) observaron una puerta coronada de campanillas para que, al intentar entrar un mal espíritu huya al verse descubierto por el repiqueteo de las campanillas.
Como vemos las soluciones y medicinas son muy variadas, y en las más eficaces se usaban fragmentos muy pequeños de huesos humanos, saliva del brujo, pelos y secreciones corporales, jugos de determinadas plantas, piel de serpiente, uñas y dientes de animales, crías de murciélago o vampiro. Etc.
Mucho le costó al padre Epifanio Doce, deshacer en Corisco la creencia de los Ubenga Moto. Según los corisqueños que lo llamaban “esqueleto de gente” se trataba del espíritu de algún individuo que había sido brujo en vida, el cual, por unos agujeritos que hacía en la tierra de su tumba, salía de ella, cuando se le antojaba para ejercer su influencia maléfica, entre los vivos.



Fernandoelafricano.blogspot.com 

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