LOS BUBIS Y SUS CREENCAS - CAPÍTULO 3º
Cuando un
bubi hombre o mujer, discernía que tenía facultades para ser adivino o
curandero, acudía al sumo sacerdote o Abá, y le manifestaba sus deseos,
entonces el sumo sacerdote le aconsejaba los pasos que tenía que dar, que consistían
en coger una cabra, sacrificándola, derramando su sangre por el lugar donde iba
a habitar, casi siempre una cueva, e igualmente rociando la sangre sobre su
cabeza y cuerpo, podríamos decir que era su bautismo. En esa choza sin paredes
celebraba una comida de bienvenida con la carne de cabra, ñames y vino de
palma. A la misma acudían todas las personas importantes del poblado, que honraban
con su presencia al neófito.
En esa choza
debía estar tres días sin más defensa contra la intemperie que una pequeña
fogata. Pasado ese periodo volvía al poblado para construir un adoratorio junto
a la cabaña, lo protegía con una valla, adornada de amuletos, muchos de ellos
facilitados por los personajes que acudieron a su comida. Con eso se convertía
en lugar sagrado bajo la protección de los espíritus que lo amparaban. Luego
venía un periodo de ocho días, rodeado de algunos amigos, en el que
sacrificaban gallinas y otros animales para su alimentación, con cantos
misteriosos e invitando a los espíritus a entrar y participar de los mismos.
Todo esto lo
hacía totalmente desnudo, pintado el cuerpo de rojo con arcilla o n´dola,
seguramente el topé o aguardiente le protegía del frio.
Terminados
los ocho días, el espíritu decidía entrar en la cueva, y se deducía por manifestar
el novicio un estado convulsivo, con gritos, saltos y extraños gestos, entonces
recorría el poblado en ese estado, famélico con ojos llorosos como si quisieran
salirse de su órbita.
Calmado por
la tarde y ayudado de sus amigos, se organizaba un nuevo banquete, con la asistencia
de los notables, incluso de los poblados vecinos y con un acto ceremonioso
quedaba consagrado bojiammó, con los mismos derechos y obligaciones, que sus
congéneres. Acompañado de los mismos visitaba las casas del poblado, donde eran
recibidos con parabienes, regalos y consejos.
Fernando
García Gimeno . Barcelona
29/9/2021
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