jueves, 30 de diciembre de 2021

MI NEURONA SUPERVIVIENTE

 

 

NEURONA SUPRVIVIENTE

No recuerdo con frecuencia cosas del hoy o del ayer,

pero si deseo recordar algo de mi vida africana

es como si abriera un libro y me pusiera a leer,

como si todo hubiera pasado aquella mañana.

Tal vez por ser casi todos recuerdos muy gratos

o a lo mejor la edad de mis mejores sueños,

o no querer recordar los malos ratos,

y los otros considerarlos tropiezos pequeños.

Aquellos bellos paseos de Punta Fernanda,

con una buena moza de labios prometedores

con deseos de estrenar achuchón en baranda,

y nuestro cuerpo muriendo en ardores.

Viaje turístico, al cercano aeropuerto,

lugar digno de visitar dentro del coche,

en vez de sitio floreado y a la luna abierto,

ellas protestaban con algún fuerte reproche.

Excursión a Moka, lago Biao o Cascadas Illadyi,

en terrenos donde gobernaban  hermosos toros,

y alguna serpiente negra que yo vi,

así como faisanes y verdes loros.

El Casino, mirador del mar y su hermosa bahía

lugar de encuentro, cita y mirada prometedora,

que cuando Navidad, allí se esperaba la llegada del día

convenciendo a los “papás” demorar la marcha una hora.

 

Paseos y vueltas interminables por la Plaza,

buscando la promesa de un corto beso,

con resultado de hermosa calabaza

y seguíamos de sus encantos preso.

 

 Era reunión habitual, el cine Rosaleda,

disputada por las parejas la última fila,

al apagarse las luces, se levantaba la veda.

Mi neurona trabaja ya agotada

Los pensamientos vuelan como nubes

Guinea tierra siempre amada

Mi mente se llena de fríos aludes.

 

Fernando García    Barcelona   29.12.2021

 

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