PRIMERA EXPEDICIÓN DE
LOS ESPAÑOLES A UREKA
Los datos del
presente texto están extraídos de la revista La Guinea Española que publicó
desde 1903 hasta 1969, datos y costumbres de los habitantes de la actual
República de Guinea Ecuatorial. Estos datos los escribía el padre Aymemí que
vivió más de 43 años en esa zona.
Ureka una de las regiones más
espectaculares de la isla de Bioko. Ya en bubi Örekka significa lugar lejano,
hasta hace poco según creo, no existía un camino fácil de llegar, tanto partiendo
de Moka por la zona del lago como por Balachá, Riokoritcho y peor aún por
Riabba. El viaje por mar es un desafío a los marinos por sus acantilados y mar
bravía.
Los ríos vierten sus aguas
como cascadas que desean regar sus playas, las tortugas de carey desovan
en las mismas, y ocultan sus huevos con
sus aletas inútilmente. Sus habitantes siempre han sido unos excelentes
cazadores y atrevidos marinos.
En el siglo XIX sus
pobladores estaban distribuidos en 9 poblados, ya en los albores del siglo XX
se había reducido a dos, Arijá y Mobbechuè, hoy en día es San Antonio de Ureka
su única población.
Con deseos de conocer y fijar
sede católica en esa zona desconocida para los españoles, el 7 de enero de
1896, partieron de Batete el padre Aymemí,
El padre Gaspar Pérez, un
bracero y tres colegiales rumbo a Riokoritcho donde pernoctaron. Su llegada al
poblado produjo alarma en sus pobladores, y iniciaron una serie de preguntas a
los misioneros, tales como: ¿ Donde
Van?, ¿ Cual el es motivo de la visita?, . Cuando en la intimidad preguntaron
al bötùkku del poblado el camino de Ureka que es donde deseaban ir, este se
negó en un principio ya que los urekanos no querían bajo ningún concepto
recibir visitas de los potó (extranjeros), en parte porque en sus playas habían
albergado esclavos huidos de Santo Tomé y Angola y aunque la esclavitud estaba
abolida no se fiaban de los potó. Al fin el jefe del poblado accedió a
indicarles el camino, con la condición de que no les dijeran a los urekanos
quién les había facilitado la orientación.
Iniciaron el camino que les
indicó el bötùkku ,de madrugada, los monos saltaban como saludándoles desde las
ramas de los árboles, los faisanes parecían mensajeros dispuestos a llevar la
noticia de su llegada, piedras, barro y ramaje obstaculizaban el camino.
En un cruce existían dos camino que iban hacia la playa,
uno llevaba a Orome y el otro a Mobbechué, también llamado Ureka Potoki (ya que
había acogido a varios huidos de Santo Tomé que hablaba portugués - potoki-).
Cogieron este último.
Por fin llegaron a la entrada
del poblado todos mojados por haber soportado un fuerte aguacero. En principio
no salía nadie, después de media hora de espera mandaron a uno de los muchachos
para que llamara al jefe del poblado. Apareció una mujer manifestando que los
hombres estaban en el bosque recogiendo vino de palma y ñames, y en el poblado
solamente había niños y mujeres.
Al final ya muy tarde aparecieron
algunos hombres y volvió el interrogatorio. ¿De donde vienen? ¿Por donde han
pasado? ¿Quien les ha indicado el camino? ¿A que vienen? ¿Para que llevan una
escopeta? Sentados en las rocas de entrada al poblado se hacia de noche y
estábamos fatigados, mojados, hambrientos y se lo expusimos. Nos dijeron que
como no estaba el jefe del poblado no les podían permitir la entrada en el
mismo. Llegó un momento que tuvimos que amenazarlos de que daríamos cuenta a la
autoridad española y tomarían represalias contra ellos. Al final el hijo del
bötùkku asumió la responsabilidad de acogernos contra la voluntad de su padre,
que fingiendo ser uno de sus habitantes era el que nos interrogaba.
Dos días permanecieron en el
poblado y aunque los urekanos eran reacios a
Las explicaciones de los
misioneros y aducían que sus böribbò ya cuidaban de ellos y no precisaban de
otra religión ni de la palabra de Dios. Al fin tal vez penando en la parte
positiva de la educación de sus hijos y las visitas médicas aceptaron una nueva
visita de los misioneros.
Muchas visitas hicieron los
misioneros a esa zona, aunque los primeros años, existieron periodos largos sin
visitas, en muchos casos por fallecimiento de los misioneros.
La dificultad del camino era
un impedimento importante. Algunas veces como en 1918, la embarcación que
llevaba al padre Quiroga naufragó antes de llegar a Mobbechuè y los misioneros tuvieron que pasar
la noche en el bosque y reanudar la marcha por la mañana.
Recuerdo que en mis primeros
años en Bioko, vino un grupo de Hermes Films para filmar reportajes de Guinea,
a su director Manuel Hernández Sanjuán y su equipo, les acompañaron como conocedores del terreno,
el delegado de Industria Eduardo Cárcamo
y su mujer Pilar, a la entrada de la
ensenada de Ureka una ola de mayor potencia los hizo naufragar. Contaban los
rumores en la isla, que gracias a Pilar excelente nadadora no se ahogaron
algunas personas, ya que los rescató entre las turbulencias marinas.
Aunque hace 47 años que no
estoy en Guinea, sigo día a día la vida de mi añorada Guinea, y tengo entendido
que están terminando una carretera de circunvalación que pasará cerca de San
Antonio de Ureka. Ojala eso beneficie a los pobladores de esa zona. .
Fernando el Africano
Barcelona a 22 de septiembre
de 2011-
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