sábado, 8 de enero de 2011

El África Negra y su filosofía

EL ÁFRICA NEGRA Y SU FILOSOFÍA




Dicen que Leopold Senghor ( hay versiones que lo ponen en boca de otros estadistas africanos) manifestaba que cuando un negro de la tribu fallecía, era como si se hubiera incendiado una biblioteca. Es lógico todos sabemos que en África, hasta finales del siglo XVIII, no se conocía la escritura y su historia y costumbres se transmitían por los trovadores de cada etnia, que desde pequeños los preparaban para esa memorización de las emigraciones que sus pueblos llevaron a cabo y el árbol genealógico de sus caudillos. Eso en cada región tiene un nombre, en Guinea Ecuatorial se conocen como Nvet, nombre que viene de la rústica guitarra con que acompañaba su recital, que a veces podía durar días, y congregaba a todos los poblados cercanos de donde iba a actuar el admirado trovador.

Antes de que se queme mi biblioteca, desastre cercano, dado mis 77 años, quiero escribir y contar lo que nadie se atreve, que es la historia del blanco y del negro. Ni todo lo que dice el blanco es verdad ni todo lo que cuenta el negro es mentira.

Todos hemos sido invadidos, ocupados, esclavizados e independizados. España hemos sido dominados por los árabes 800 años, pero además de estos africanos, también nos han batallado, los fenicios y cartagineses que eran igualmente africanos, acordarse de Sagunto ciudad que arrasaron los cartagineses. El tiempo ha permitido que recordemos a los invasores por las cosas buenas. De los romanos su Derecho, sus vías y hasta su idioma. De los fenicios su espíritu comerciante, de los cartagineses tal vez nuestras ganas de pelear. De los árabes, su agricultura, sistemas de riego, arquitectura en algunas zonas y tal vez la siesta (lo mejor que nos dejaron).

• El dominador usa y abusa del poder el tiempo es el mejor libertador de la historia. Dicen algunos escritores sobre Guinea, que en los primeros tiempos los españoles mataron a 20.000 bubis ( habitantes de la Isla de Fernando Póo), la acción la sitúan hacia finales del siglo XIX. No la pueden situar antes ya que en 1842 es cuando España se toma un poco en serio Guinea y envía al capitán de navío don José de Lerena y Barry, para organizar la Colonia. Tiene que nombrar gobernador a John Becroft, un inglés por no haber ni un español en toda la isla. Hasta 1.900 van llegado expediciones de españoles que en un 40% sucumben a la malaria, y podemos decir que hasta el siglo XX, la población blanca eran menos de 500 personas, de las cuales 200 tal vez, pertenecían a un barco de guerra que se adormecía atracado en el espigón de la bahía. A ninguna persona con lógica puede pensar que 50 o 60 marineros aptos, puedan exterminar a 20.000 bubis, en una Isla que algunas estadísticas dan como 15.000 habitantes. La Capital Santa Isabel (actual Malabo) y San Carlos (Luba) fundadas por los blancos, están situadas a la orilla del mar, para que la única carretera que existía (el mar) facilitara la llega y salida de mercancía. Hasta 1930 no se terminó la carretera de Santa Isabel a San Carlos, poblaciones en la que estaba absolutamente todo el comercio y servicios disponibles. Los poblados construidos por los nativos con mucha inteligencia, estaban situados en las muy montañosas laderas de la Isla y en casi todos los casos, los caminos para llegar a los mismos disimulados, cosa fácil en un bosque que en semanas cubre todo presencia de uso humano. Desde cualquier poblado sigue siendo fácil vigilar con tiempo, la llegada de un extraño al poblado. El bosque rodeando el poblado es un refugio impenetrable. Por otra parte en el libro de Tessman sobre los bubis se refleja como trazaban los poblados, que resultaban ser como un laberinto agravado con pequeñas vallas para pasar de una zona a la otra. Resumiendo: Sin militares, sin carreteras, sin conocimiento del terreno y por último sin bubis, ya que eran menos, ¿Como se pueden matar 20.000. Eso sí las mentiras venden más que la verdad. Si uno dice que ha habido un desastre y ha muerto una persona casi no es noticia, pero exagerando dicen que han muerto trescientos, a todo el mundo le interesan los detalles en aquel momento, trás pasar de boca en boca la noticia los muertos han ascendido a miles.

En el Continente, la escasa agricultura fue trabajo de los nativos, el café, la yuca ( en los años 40 en que no había patatas en España)y el aceite de palma no prosperó en demasía, si en cambio la explotación maderera, que no precisaba tanta gente, ya que enseguida se mecanizó.

La Isla era otra situación, en las primeras décadas del siglo XX se intentó traer mano de obra de la Guinea Continental, especialmente de la tribu fang, incluso con coacción y fuerza, al ver que se perdían por falta de mano de obra, las plantaciones iniciales de cacao. Mucho antes finales del siglo XIX, se había llegado a un acuerdo con el Gobierno de Liberia para traer unos excelentes trabajadores que eran los krumanes (pobladores de la sierra Kru) pero el Gobierno inglés al ver que España le podía quitar parte de su comercio agrícola, nos denunció alegando el maltrato e incumplimiento de las cláusulas del contrato, hasta 1940 no se solucionó definitivamente este problema, al llegar a un acuerdo con las autoridades inglesas de Nigeria, de traer trabajadores desde Calabar. Los nigerianos resultaron ser unos fantásticos trabajadores, pese a ser de diferentes tribus o etnías: calabares, ibos, yorubas, ogonis etc.

Al principio de la colonización, está verificado que algunos finqueros abusaron de su poder y maltrataron físicamente a los africanos, además como en el contrato figuraban tres conceptos; darles vivienda adecuada, comida y el salario dividido en una cantidad mensualmente y otra que cobrarían a final del contrato en divisas, esta última parte les interesaba a los Gobiernos de Liberia y Nigeria (en principio era colonia inglesa) porque era una entrada importante de divisas. Bien el abuso de los terratenientes llegaba al límite al no darles viviendas adecuadas y comida por debajo de lo estipulado. Las constantes protestas de las autoridades nigerianas especialmente, hizo posible que sobre 1930/1940 este problema estuviera resuelto, ya que la amenaza de quedarse sin mano de obra y la presión de las autoridades españolas de Guinea, logró normalizar la situación.

Otro problema que se solucionó fue la productividad. Se empezó con jornada partida con un descanso para la comida, eso conllevaba que comieran mal, vinieran al segundo turno con pocas ganas de trabajar y algunos capataces alargaran el horario. En los años 30 se pasó a la jornada intensiva y mejoró para ambas partes algo, pero seguía sin satisfacer tanto a trabajadores como a empresarios. Al final en la década de 1940, se llegó a una solución definitiva, el trabajo a destajo. Las fincas muy bien trazadas y los árboles alineados permitía responsabilizar a un trabajador la recogida de frutos o la sulfatación por líneas. Su capacidad era tanta que empezando a las siete de la mañana algunos terminaban su trabajo antes de las doce, lo que les permitía cultivar su pequeña huerta cuyo terreno la misma empresa tenía obligación de cederle y sus cosechas las vendía bien en el mercado del poblado cercano o a su patrón que las precisaba para racionarle su yuca y malanga semanal. Otros especialmente en la zona de la actual Luba cogían cangrejos de aspecto como un centollo con una pinza tan grande como una mano, y de una carne sabrosa al hervirlos y añadirles algo de picante. Estos cangrejos fáciles de capturar de noche con una lámpara, al alumbrarlos piensan que es de día y salen de sus agujeros en el fango quedándose quietos, se les coge por la pinza y se les ata con una liana. Bien los braceros se apostaban al borde de la carretera y los vendían a los viajeros que pasaban camino de Santa Isabel, otros se dedicaban a la pesca en las playas cercanas.

Resumiendo cuando abandoné Guinea en 1964, en el puerto de Calabar se amontonaban los nigerianos para que fueran reclutados con destino a Fernando Póo donde les aseguraban un trabajo remunerado. La riqueza de la Isla que era su agricultura basada en el cacao, el café, la banana y algún otro producto que se consolidaba como el aceite de palma, funcionaba con gran auge. Los nativos empezaban a ocupar cargos importantes en la política del país, y se les reconocían derechos que se les habían negado injustamente, pero no hay que olvidar que España estaba en una dictadura y en la Península a otros muchos se les negaban casi todos los derechos, hasta el límite que bajo una dictadura, en Guinea se celebraron elecciones autonómicas libres y ganó el que no quería el Gobierno Central.


Fernando el Africano 8 de Enero 2011

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