martes, 3 de septiembre de 2013

BREVES APUNTES SOBRE LOS HABITANTES DE FERNANDO POO



                                                                           



             BREVES APUNTES SOBRE LOS HABITANTES DE
                         LA ISLA DE FERNANDO POO

En la revista La Guinea Española y en varios números del año 1913, aparecen firmados por el claretiano  Isidoro Abad, varias descripciones sobre los bubis, así que voy a transcribir algunas, como ejemplo del concepto que se tenía de esta etnia que había llegado seguramente a la Isla en varias oleadas y de distintos lugares pero que unificaron algunos conceptos. :

No todos hablan y adoran indistintamente al demonio (morimó), sino sus sacerdotes, ni estos lo hacen en cualquier lugar, tienen para ello sus casas, sus cuevas y bosques sagrados. Efectivamente, en cada pueblo o ranchería, pues no forman pueblos grandes, levantan una casita o choza al demonio, que llaman Bojía. También en cada distrito o territorio suele haber una larga estrecha y oscura cueva en donde los sacerdotes hablan y consultan al demonio. Dicen que cuando hablan lo hacen silbando y que él contesta silbando. Además de las Bojía y cuevas tienen sus bosques sagrados donde principalmente hace sus sacrificios de cabras, gallinas etc. etc.

Suelen ser lugares en donde hay de cuatro a seis árboles grandes juntos, formando misteriosa bóveda. Allí colocan unas cuantas piedras, que sirven de altar, a las que antes del sacrificio las embadurnan muy bien con su célebre pintura ntola o ndola. También existen bosques de palmeras y de otros árboles que dicen pertenecen al demonio y por eso no se atreven a tocarlos,. Hasta un solo árbol suele ser objeto de veneración y temor para ellos como sucede con una hermosa caoba, sita en la playa de Basupú, la cual dicen que tiene demonio y nadie la puede tocar con machete de lo contrario morirá y vendrán muchas calamidades, y si alguno tiene el atrevimiento de darle algún machetazo, dicen que sale sangre. Para quitarles de la cabeza todas estas tonterías un día fui donde está dicha caoba, la dí machetazos por todos sus costados  y ni salió sangre ni me he muerto. , eso si que de todos los tornados que vienen tengo yo la culpa, ¡¡ infelices!!

Usan en abundancia amuletos así en sus personas como en las casas, en las entradas de sus pueblos o rancherías, etc. etc. Los principales son: cabeza y huesos de antílope y cabra; plumas de aves, conchitas de mar incrustadas en una piedra con una especie de cemento muy duro, calabazas frutas y yerba. Se lo ponen colgados al cuello, en los brazos, cintura o piernas. Piensan y creen que llevando amuletos se verán libres de males y curarán sus enfermedades.

En su Bojia, y hasta en las casas de los Botukus suelen tener una olla de barro colgada entre cuadro palos donde ponen agua del mar, que llaman bendita con la que se tocan la cara. También suelen poner otra en las entradas de los pueblos junto a un árbol especial o encima de un tronco de helecho, en la que ponen agua dulce o topé* para que beba el demonio. Son, pues, los bubis una de las tribus más ceremoniosas y supersticiosas.

El gobierno civil de los bubis se compone de un rey que ellos llaman Botuku o Mochuku el cual manda en todos los pueblos de la isla o mejor dicho mandaba, porque actualmente apenas tiene influencia.

Este tiene corte en el delicioso valle de Biappa o Biamba que en los últimos años se ha dado en llamar valle de Moka, nombre propio del penúltimo rey. Antes tenía una especie de ejército, llamado Lojúa, que era el espanto y temor de estos isleños. Cuando el rey de Biappa se enteraba que alguno de los principales había cometido algún crimen o se portaba mal no cumpliendo las leyes del país, el medio más eficaz que se valía para castigar al delincuente era mandar la Lojúa dándola amplias facultades contra el criminal. Partía del mismo Biappa y al pasar por los pueblos iba recogiendo más y más hombres de manera que si el culpable residía en Basilé, por ejemplo, llegaba a reunirse un número muy crecido de hombres. Al llegar al pueblo señalado cogían todo lo que encontraban, cabras, ovejas, gallinas, etc. Y le destruían o estropeaban sin ninguna consideración la finca de ñames y al culpable le imponían un buen castigo. Todavía me acuerdo lo que pasó a un hombre de Balanchá, era uno de los principales de aquel pueblo; ignoro lo que hizo. Lo cierto es que el difunto rey Moka tenía dispuesto que fuera la Lojúa. Al saber esta determinación le cogió al pobre hombre tal miedo y espanto que se quedó al momento afónico y con continuo temblor de todos sus miembros. No llegó a dicho pueblo la Lojúa porque avisó con tiempo a la misión de Batete, en la que tenía varios hijos en el colegio, y ésta al Gobierno de Santa Isabel, e cual mandó a toda prisa con un bote unos cuantos soldados; pero la afonía y el temblor le continuaron hasta el sepulcro.   

Además del rey principal hay otros subalternos, cada distrito tiene su botuku kikche, como también cada ranchería tiene el suyo, llamado botuku simplemente.

Como no tienen código escrito, el arreglo de las cuestiones depende muchas veces de la prudencia, sagacidad y valentía del botuku. Las arreglan públicamente, acudiendo a presenciar su arreglo todos cuantos quieran, y esto aunque se traten delitos o materias que el pudor y la decencia exijan secreto,. Acostumbran a empezar sus explicaciones desde los tiempos de marras y sacan a plaza las más insignificantes circunstancias. De aquí que siempre dure horas enteras y a veces días. A los reos les hacen sentar encima de una piedra puntiaguda colocada en medio del corro y desde ese lugar hacen sus declaraciones. No pueden consentir que uno interrumpa a otro. **

Antes de la venida de los europeos estaban continuamente en guerra los de un distrito contra los de otro y alguna vez los del norte contra los del sur. En ellas les servían de armas unos palos delgados de unos dos metros y medio de largo terminados en puntas delgadas con varias estribaciones a los lados a manera de arpón de suerte que una vez metida en el cuerpo era muy difícil sacar la llamada bochita. Por escudo se servían de pieles de búfalo.*** Para llamar a guerra y para animar a la pelea sonaban una trompeta llamada botutú. Esta trompeta consta de dos piezas de madera dura de forma cónica y horadada por medio; juntan las dos piezas, por medio de cuerdas de bosque pero tan ajustadamente que parece una sola pieza. Produce un sonido muy penetrante y se sirven de ella también para llamar a reunión, a baile y para comunicar las noticias de un pueblo a otro.


 MIS COMENTARIOS


*.- Topé: Por si alguien no lo sabe los bubis de las palmeras extraen un aguardiente, para lo que colocan una calabaza pequeña atada debajo del corte que efectúan en la parte alta de la palmera, que en pocas horas fermenta y se convierte en un orujo muy fuerte.

**.- Esta costumbre africana de conversaciones y juicios muy largos y orales, se debe a que su cultura se ha transmitido siempre por vía oral, y salvo los pueblos del norte, como Egipto y países árabes, la que podríamos llamar cultura de la negritud, se ha conservado por los nvet, griots,  o trovadores, fieles narradores de su historia.

***.- Búfalo. Nadie puede vislumbrar que en las verdes praderas de Moka, haya habido búfalos, pero los relatos de sus trovadores y las pruebas de pieles y cuernos hallados, demuestran que si hubo búfalos en otros tiempos, tal vez perecieron los pocos que quedaban al llegar las primeras escopetas de pistón a la Isla. Hay otro detalle más significativo. Hay un poblado que se llama BATOIKOPO, la palabra viene de ba: poblado, toi: pretérito de toa, vencer y kopo: búfalos. Resumiendo  - Lugar donde vencieron a los búfalos.

Dado que desconozco si estos artículos agradan a mis seguidores y representan muchas horas de buscar los datos en la revista la Guinea Española , ruego que me pongan algún correo indicando su interés en que siga indagando sobre lejanos tiempos.  Poner un comentario o enviarme un correo a : fernando.garciagimeno@gmail.com - Por favor.


Aclaro los artículos los saco de la revista que editaban los Claretianos, La Guinea Española ,que la iniciaron en 1903 y la mantuvieron siempre hasta 1969, salvo los años de 1940 a 1943, por FALTA DE PAPEL, no había papel en España, o era tan caro que no pudieron adquirirlo. Cada mes lanzaban dos números de unas 12 páginas cada uno, aunque los últimos años eran más hojas y al principio menos. 

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