En mi captura de libros sobre
Guinea efectuada en las casas de compra-venta de libros antiguos, encontré
uno titulado: Una Obra de Colonización
Alemana en Fernando Poo. No tiene autor, ni editor ni tan siquiera fecha de su
publicación. Aparte de sus páginas de texto de las cuales voy a ir anotando
contenidos, viene con un plano del campamento de las tropas en Fernando Poo y
otro de los que llama colonias de cabecillas, que en realidad son los
campamentos de las diferentes tribus que llegaron huyendo de la Guerra. Así mismo
contiene 106 fotos de poca calidad pero dan un testimonio de las urbanizadas
edificaciones que construyeron en la Isla. Esos planos son los que vienen copiados en la edición Nº 4 anterior.
Huyendo del Camerún
dispuestos a seguir a sus jefes militares alemanes, cruzaron la frontera para
entrar en Guinea Continental, unas 60.00 personas según manifiesta el
gobernador español don Ángel Barrera, se supone que sobre el mes de febrero de
1916.
Las dificultades de mantener
tantos hombres obligaron a las autoridades españolas a hacer reintegrar al
Camerún lo más pronto posible las dos terceras partes. Cerca de 6.000 soldados
de color y 12.000 mujeres y niños, así como otros 3.000 indígenas se encuentran
hoy en Fernando Poo.
En la isla se les cedió unos
terrenos, donde han edificado pueblos, haciendas, carreteras, puentes, instalaciones,
un hospital y un cementerio, todo ello con orden, limpieza, educación y los
jefes o cabecillas han obedecido a sus mandos militares alemanes.
Las fuerzas aliadas
dirigieron el ataque principal contra Yaunde, cuya población constituía entonces
el centro de la colonia alemana, por lo tanto era el centro de la administración y el mando militar. Hasta
el último momento los alemanes en manifiesta inferioridad numérica resistieron
los ataques, pero en enero 1916, unos cien cabecillas del Camerún, con sus
familias entraron en terreno español, encontrando alojamiento provisional en el
litoral de Bata. Si se tiene en cuenta que pasaron la frontera unos 60.000 en
total, no se puede dudar cuando los alemanes afirman que cientos de miles les
hubiesen seguido con un verdadero sentimiento de fidelidad.
Ya en abril de 1916, el
Gobierno Español, se veía en la necesidad de
presionar a los aliados, para llevar a todos los indígenas del Camerún a
Fernando Poo, cuyo transporte se efectuó en los cuatro meses siguientes, por fin en
julio de 1916, todos habían encontrado abrigo seguro y deseado.
En los primeros meses,
estos hombres habían hecho de este terreno situado a la orilla de mar, cubierto
de vegetación virgen, un alojamiento provisional con las maderas y hojas que el
bosque les proporcionaba, con herramientas rudimentarias, que ofrecían un
aspecto agradable, que ponía de manifiesto su buena disposición para el orden y
la higiene.
Las primeras siembras de maíz
y otros productos que hicieron en Bata, que solo prometían una cosecha débil
por ser un terreno pobre, las tuvieron que abandonar cuando estaban madurando.
El orden se impuso después de los primeros días, gracias al jefe de la tribu de
los Ekaba, llamado Nanga Eboko, quien con mano de hierro ha dominado durante
decenios en una independencia casi absoluta su gran territorio natal. Su
sepulcro en la ciudad de Bata será recordado por los muchos indígenas del
Camerún que lo habían seguido voluntariamente.
Las tropas del Camerún
alojadas en la Isla no habían de sufrir en los primeros meses menos privaciones
que sus compañeros en la costa de Bata. Evidentemente como ellos se componían
de unas 16.000 almas, las dificultades de manutención de tan enorme masa eran
aún mayores. Se hacía casi imposible proporcionarles alimentos frescos en la
Isla, insuficientes se mostraban también las haciendas de los indígenas
españoles para cubrir las necesidades.
El cargamento de uno de los
pequeños vapores españoles, que de vez en cuando traían víveres de la costa oriental
de la isla, apenas bastaba para proporcionar a la mitad de soldados una sola y
mezquina comida.
1 comentario:
Es un trabajo muy interesante éste.
Yo tenía entendido que Camerún fue de los ingleses y de los franceses más tarde alguna vez, pero no de los alemanes.
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