domingo, 5 de abril de 2015

EL ESPÍRITU DE EOSÓ




  

Eosó
Volviendo a los morimós o dioses de menor importancia tenemos a Eosó, el que hay muchas leyendas ya que es el capitán de los guerreros., cuenta el claretiano padre Martin del Molino en su libro Los Bubis Ritos y Creencias, una de ellas.
En tiempos remotos, apareció por el mar, frente a la desembocadura del río Iladyi, un numeroso ejercito maléfico, era tal que Eosó tuvo que huir en retirada, por los barrancos del Iladji, llegado al lugar de las famosas cascadas, Eosó estableció una treta, consistente en acumular el agua y soltarlas precipitadamente sobre el enemigo. Así aguardó hasta que el botutú de Ebobó , le avisó que subían por el río. Divisó Eosó la llegada de esos miles de enemigos, entonces dio orden a sus tropas de abrir las compuertas. Sobre los enemigos cayó una avalancha de agua, tierra y piedras, produciendo el hecho, la hondonada en forma de herradura que ahora contemplamos.  Todavía existe una capilla en honor de Eosó en las cercanías de las cascadas.  En ella se celebran actos, como sacrificar un gallo y libaciones de topé. Quedan restos del gallo en el remanso del río pero duran poco, ya que los cangrejos que representan a los soldados lo devoran.
En el río Iladji hay pozos profundos, destinados para la prisión de los malos, llamados oborimodoodo. Eosó no tiene potestad para encarcelarlos para siempre en  el infierno eterno que se halla bajo la tierra, sino solo para castigarlos según su falta, Eosó los arrojará por las cascadas o los introducirá en sus pozos, también puede utilizarlos como esclavos para traerle carne del bosque o vino de las palmeras (topè) 
Este dios es muy venerado y a ofrecerle ofrendas acuden a su capilla los que se sienten perseguidos por algún espíritu maligno o incluso los cazadores que no encuentran la caza habitual en el bosque, y piensan en la existencia de maléficos seres a los que puede combatir Eosó. Es bueno dar de comer a los famosos cangrejos que son en realidad las fuerzas guerreras, lo que denota su cuerpo acorazado y sus peligrosas pinzas.  

Extraido del libro del padre claretiano Martin del Molino, Los Bubis Ritos y Creencias 
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Fernando García Gimeno
Barcelona a 5 de abril de 2015


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