sábado, 18 de julio de 2020

UN SALVAJE VUELVE A LA JUNGLA DEL ASFALTO - 6º capítulo.



UN SALVAJE VUELVE A LA JUNGLA DEL ASFALTO. 6- capítulo.



Como la venta de aquellos contadores, el mejor mercado eran las fábricas, cada día me dirigía a un polígono  industrial de Cataluña, y puerta a puerta iba aprendiendo lo dura que es la vida, unas veces porque al ver el letrero de “fábrica” entraba ilusionado y en muchos casos salía escamado. Por ejemplo el primer día vi: “ Fábrica de patatas fritas” y pensé que bien, hay muchas fábricas de estas, pero hablando con el encargado me explicó que las patatas no se cuentan, se pesan. En muchas industrias se fijaba, hora y día de visitas. Los clientes son los que nos ayudan a conocer las aplicaciones y las posibilidades, convenciéndome que para tener éxito, debía conocer el catálogo mejor que nadie.  Algo que marcó la forma de actuar, es cuando llegué a un cliente y me preguntó para que servían tres terminales que aparecían en el contador electromecánico que llevaba de muestra.  Muy serio le respondí que consultaría con mi departamento técnico y al día siguiente le daría la respuesta. Consulté en la oficina, y tanto el alemán como mi conocido, me dijeron que eso era la toma de tierra que en España no se utilizaba habitualmente y por lo tanto no le diera importancia, lo único que valía eran las dos bornes de conexión que eran los impulsos eléctricos que hacían moverse la bobina del contador. Así que me presenté todo ilusionado delante de mi cliente, que parece ser que por su cuenta y con el catálogo ya había averiguado la función de aquellos tres terminales, con mi mayor orgullo le dije : Don Antonio los tres terminales, son la toma de tierra que en Alemania se conecta, pero aquí no es habitual. Algo socarrón me preguntó ¿Quien le ha informado de ello ¿ le respondí con firmeza : Mi director técnico- Me respondió : Esas tres bornes sirven para que cuando se llega al número de impulsos seleccionado, se pare la máquina, así que le aconsejo que cambie de director técnico. Aquí sí que se puede decir que con el rabo entre las piernas volví a la oficina y expuse a mis jefes que si  queríamos hacer algo en el mercado, nuestro deber era saber, conocer y dominar los productos y los catálogos, Así que como tenía un primo mío, Arturo Paz, que era doctor en electrónica, quedamos en que nos diera unas clases de lo que era un voltio, un amperio y un vatio, ya que a nosotros nos sonaba como virus de importación. Como orientación de los problemas iniciales de mi trabajo en España, diré que a los seis meses debía las sesenta mil pesetas que había recibido como anticipo a mis comisiones, que por una cuenta de la vieja, el resultado es que mis ventas eran cero pesetas. La verdad es que la facturación eran cero pesetas, pero ya contaba con varios pedidos pendientes de la importación y de los permisos de la Cámara de Comercio.



seguirá....

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