miércoles, 27 de junio de 2012

MI VIDA EN VERSO

MI BIOGRAFÍA EN VERSO




Les amenazo, esto es mi vida en verso

no es de un famoso ni un ilustre

no es de un santo ni un converso

es de un hombre que nunca está triste.

Ya que he pasado por mil peligros,

he recorrido cuatro continentes,

he sembrado el mundo de amigos

y no he dejado cuentas pendientes.

Nací en república y marché con dictadura,

bombas, hambre, y malos momentos,

de pulmonía y pleuresía tuve cura

cuando era mortal sin medicamentos.

Con nueve años me llevaron a Guinea

huyendo de la miseria y del racionamiento,

mis padres tuvieron esa feliz idea

escogiendo el infierno como tabla de salvamento.

En un barco, el Domine, llegué al Paraíso,

un mundo mágico de verde naturaleza

donde los bichos te visitaban sin permiso,

mordiendo, picando sin ninguna pereza.

Aquellas torres de la hermosa Catedral

me saludaron con fuerte repicar,

creyendo yo que era por mi funeral

al ver suelto tanto animal.

Arañas peludas sin pasar por peluquería

jen-jen en nubes cubriendo el sol,

las serpientes que yo tanto temía,

todos pululaban en la ciudad sin pudor.

Ingresé en el nuevo Instituto Colonial

en una mezcla de todos colores,

las dependencias no estaban mal

lo malo eran algunos profesores.

Algunos eran militares de la Marina

Otros no daban clases por ausencia,

los sacerdotes enseñaban por rutina,

casi todos carecían de experiencia.

Pese a mi anarquía y mi cabeza dura,

terminé los siete años de bachillerato,

y no me expulsaron gracias a un cura,

aunque tuve que dar pruebas de beato.

Empecé en Papá Banana a trabajar,

un portugués amable y trabajador,

aunque el negocio le iba mal,

le pusimos ganas y mucho sudor.

Se convirtió en un negocio formidable,

contratando para el campo braceros,

nuestra fama se convirtió en notable,

y ganamos cifras de varios ceros.

La falta de mano de obra era importante,

se traían magníficos trabajadores nigerianos,

que sacaban las cosechas adelante

trabajando a destajo a dos manos.

Hice el servicio militar, que eran tres meses,

todos los días dos horas de instrucción,

el grupo era de doce juveniles cadetes

el mando, brigadas, tenientes, un montón.

El país progresaba a pasos gigantes,

funcionaba el hospital y el servicio sanitario,

había luz y agua, no como antes,

todos los días noticias en prensa y radio.

No conocí a nadie limosna pidiendo,

la naturaleza daba gratuita comida,

el que diga lo contrario está mintiendo,

al nativo su patrimonio le daba vida.

No precisaba de trabajar en el campo,

el trabajo agrícola era para los extranjeros,

los oficios y escritorios para el nativo,

los blancos trabajos ligeros.

Un día la inutilidad de un gobierno,

desmontó el paraíso de blancos y negros,

el país se convirtió en un infierno,

y tuvimos que salir nadando o a remos.

Un loco expulsó a los trabajadores,

quemó los libros de los blancos,

asesinó de los suyos a los mejores,

todo fueron sangre y llantos.

Aquí la lucha en la jungla del asfalto,

nos abrió nuevos y duros caminos,

aunque en mi vida , no falto

en recodar a los muertos amigos.

Guinea en tu tierra dejé semilla

Planté alegría, afecto y amor

recordándote la mirada brilla

aunque siento siempre cierto dolor.



Fernando el Africano - Papá Mánji

Barcelona a 25 de junio 2012



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