sábado, 27 de octubre de 2012

FERNANDO EL AFRICANO CAPÍTULO0 56

                                          Collins,Angel Riobó,yo,Paco y Carlos Alcaraz
                                               W. Balboa, resto ingleses de Vitoria
                                       VIAJE A VITORIA- CAMERUN INGLÉS




Recibimos en la Delegación de Deportes, una invitación para ir a jugar un partido de fútbol a Likomba, una población enclavada en la falda del pico Camerún, que prácticamente pertenecía a la United Fruit, donde esta empresa, con una nómina de veintidós mil trabajadores, se dedicaban exclusivamente a recoger banana, y exportarla desde su muelle particular situado en la portuaria ciudad de Vitoria. En aquel entonces en la Isla no se embarcaba banana para el extranjero, creo que aquel viaje y los relatos que contamos los que estuvimos allí, animó a algunos agricultores a empezar hacer pinitos con el tema, hasta llegar a establecer un comercio regular de exportación de este producto. Que por cierto cuando lo embarcaba en San Carlos, y la banana estaba demasiado hecha un técnico de la compañía sueca en muchos casos, rechazaba el camión entero, y mi problema era buscar un poblado que admitiera el regalo de todo el camión, ya que al madurar todos los frutos al tiempo, era un nido de mosquitos, así que había que tirar las bananas a algún barranco del camino al negarse en los poblados a admitir su descarga, y no se podía hacer lo que nos decían los jefes de poblado, de dejar cinco o seis racimos en cada lugar.

Para poder atender a la invitación de ir a Likomnba, se organizó un equipo, entre los que jugaban Angel Riobó, Edmundo Collins, Manuel Vazquez, Armando Gonzalez, y a mi me colocaron como posible suplente de portero. Embarcamos el día 11 de Octubre de 1953, en un lanchón, que pese a lo corto de la travesía unas seis horas, nos hizo saborear nuestra primera papilla, ya que el mar estaba muy agitado y en sus bandazos la gabarra nos salpicaba agua de proa a popa, y de babor a estribor.

Al llegar fuimos recibidos y colocados en unos coches todo terrenos, que emprendieron la marcha hacia Likomba. Teníamos ganas de llegar a nuestro alojamiento, dado que estábamos empapados de agua, y algo mareados. En esa población nos colocaron a pares en casas de empleados de la Compañía, y ese día me di cuenta, que en Guinea éramos unos pipiolos. Todas las casas de estos empleados europeos, eran chalets su servicio iba uniformado, y por ejemplo cuando salí del cuarto de baño, en donde me había duchado, mi ropa la habían planchado, mis zapatos embetunado, y mi pequeño vestuario colgado de sus perchas correspondientes. Eso en Guinea nadie me había enseñado esas costumbres tan sibaritas. Cada cierto número de casas, disfrutaba de un amplio jardín común, campo de tennis, y entre esa zona acotada y la población cercana, disponían de un autobús gratuito de la empresa. Así mismo en la zona urbana, disfrutaban de un club tipo inglés, al que nos llevaron luego del partido y la bebida era barra libre pata todos.



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