lunes, 5 de noviembre de 2012

FERNANDO EL AFRICANO- CAPÍTULO 64 - ÚLTIMO

                                                        Con mi traje de hausa o similar


Antes de abandonar el Paraíso Terrenal, se me dio la oportunidad de conocer la isla de Annobon, que tiene este nombre por haber sido descubierta el día primero del mes de Enero (por similitud es en portugués- año nuevo-) isla mal comunicada y que solamente cada dos meses a lo sumo iba el barco Río Francolí u otro de pequeño cabotaje, habitualmente el mismo que iba a recoger o llevar trabajadores a Nigeria.

Para ir a Annobón se pasaba la línea del Ecuador, por lo que los pocos pasajeros que íbamos lo celebramos con la tripulación, destapando unas botellas de cava.

Annobón se encuentra situada a 300 millas de Fernando Poo y 200 del continente africano, y su pequeño tamaño, 17 kilómetros cuadrados, no ha impedido las luchas diplomáticas y de todo tipo para su posesión entre Inglaterra, Francia, Alemania y España.

Según el historiador nativo don Miguel Zamora Loboch, fue descubierta por los marinos portugueses Juan de Santarem y Pedro Escobar en 1471. Encontrándose deshabitada, su posterior propietario, Luis de Almeida, trajo familias de Angola y Sao Tomé, fundando el poblado actual de San Antonio, dado que la isla parece que estaba deshabitada, trajeron cabritos, chivos y carneros, pero solo sobrevivieron los cabritos que junto a las gallinas es uno de los alimentos suplementarios de la abundante pesca.

La isla fue prisión y lugar de destierro, y pese a su escasa población, unos 3.000 habitantes, es tal vez el sitio donde han muerto asesinados más blancos. El primero, el gobernador general, don Gustavo Sostoa, en 1932, por el delegado gubernativo al que acababa de destituir don Restituto Castilla. Años más tarde, caía asesinado en manos de un preso el practicante, Atané, que visitaba en labor médica la isla. Cerca de sus costas y cuando se dirigía a la isla, murió de fiebres el primer comisario español de aquellos territorios, conde de Argelejo, en el año 1778, aunque otros opinan que murió intentando desembarcar en la Isla.

Oteamos la isla perdida en el Océano Atlántico, gracias a uno de sus picos más importantes, el Pico de Fogo, que tiene forma de sombrero mejicano, de unos 450 metros de altura. Fondeamos a unos cien metros de la playa, pues no existe embarcadero. Con sus enormes cayucos los “ámbös”, magníficos pescadores, se fueron acercando al barco para recoger mercancías y pasajeros. Estos bravos isleños en otros tiempos pescaban ballenas en sus frágiles embarcaciones, cuando sus necesidades eran más apremiantes y la abundancia de cetáceos permitía casi seleccionar la distancia y el momento.

Visitamos el cementerio, donde entre los diez misioneros enterrados estaba mi paciente profesor padre Alfonso Roca. En la casa misional y preparado por un nativo, nos obsequiaron con una fritada de pescado, que sabía a gloria, cogido aquella misma mañana.

Dado que todos los nativos hablan perfectamente español, no utilizan el pichinglis y se consideran totalmente españoles; su idioma es el fa d´Ambó, que es una mezcla de portugués antiguo y de los primeros trabajadores de Angola que se trajo a la Isla su dueño. El jefe del poblado nos estuvo explicando historias y problemas de medicinas, alimentos básicos y otros que se les presentan cuando el barco está varios meses sin llegar a sus tierras. Sentí rabia de mi impotencia de no poder ayudar a aquellos ámbös ( etnia de esta isla) que estaban dispuestos a dar su vida por España, y ésta los tenía abandonados en todos los aspectos.

Embarcamos por la tarde. Estar fondeados por la noche cerca de la isla es peligroso, e iniciamos la marcha derramando alguna lágrima en honor de esa gente tan abierta, franca y afectuosa.

De vuelta a Santa Isabel, me pasé dos días dando abrazos, besos, llorando como un niño; al despedirme de todo mi patrimonio moral, de mis únicos amigos, de los paisajes gratos a mis ojos, de la forma de vida que había forjado en aquellas tierras durante mi niñez, mi juventud y mi adolescencia, quería despedirme de cada rincón, de cada palmera. Todos los sitios tenían depositada una semilla de mi corazón, un fruto de mi esfuerzo, una selva de mi amor.

En aquel Agosto de 1964, me llevaron al aeropuerto, a aquella explanada donde en los tiempos que aterrizaba un avión Douglas, que una vez a la semana hacía el corto vuelo de Santa Isabel a Bata, con retorno el mismo día; en aquella pradera que en mis primeros años en la isla montábamos en medio de la pista una tienda hecha con nipas y cañas, para descansar de nuestras excursiones en bicicleta, encendiendo una hoguera, para espantar a los mosquitos. Ahora la pradera se transformó en una pista de cemento, para un aeropuerto internacional de cuyas instalaciones abandonaría el todo para ir a buscar al no sé qué.

Desde la ventanilla del avión iba viendo difuminándose la silueta de mi tierra, donde había dejado mi corazón, miles de sueños y sentía la angustia de cambiar el paraíso por la selva del cemento.

Así terminó una etapa colonialista, dejando en aquella tierra el cuerpo de mi abuela, mi cuñada, primos y amigos. Una etapa colonialista que la mayoría de bubis, así como muchos fang, desearían volver, y me consta que añoran tanto como yo. He dejado muchas cosas, pero en el sosiego de la distancia, añoro las que he dejado de ver, hacer o sentir


  AGRADECERÍA A LOS QUE HABEIS LEÍDO ESTOS CAPÍTULOS O ALGUNO DE ELLLOS
  UN COMENTARIO CRÍTICO SOBRE ESTA MI BIOGRAFÍA NOVELADA.


                                  AGRADECEROS IGUALMENTE LAS NUMEROSAS VISITAS
                                  QUE TENGO EN M,I BLOG. GRACIAS

                                             FERNANDO GARCÍA GIMENO


























LIBROS DE CONSULTA



A history of African Exploration David Moutfield 1976

A través del Continente Negro

exped. Citroen G.Marie Hardt-L.Aud 1929

África Occidental española Fancisco del Río Joan 1915

África un español en el G. Guinea Ramón Jiménez F. 2000

Manuel Iradier

Agricultura de Guinea p. Para España Jaime Nosti 1948

Anecdotario Pamue J. Bravo Carbonell 1942

Angel Barrera y las poses. Españolas

Del Golfo de Guinea M.Góngora Echenique 1923

Arh. Instit. E. Africanos A.de Larrea Palacin 1954

De colon. Y economía en G. Española R. Perpiña Grau 1942

El Bosque de la Guinea exp. Y explot. Juan Capdevielle T. 1947

En el país de los bubis Emilio Guinea 1949

En el país de los pamues Emilio Guinea 1947

Estudios Topográfico-médicos Fernando Poo A.San Martín y Montes 1867

Etnografía de Fernando Poo- los bubis Abelardo de Unzueta 1947

Fernando Poo y sus dependencias P. Ferrer Piera 1900

Guinea Continental española A. De Unzueta 1944

Guinea española Agustín del Saz 1944

Historia geográfica de la isla Fernando P.A. de Unzueta 1947

Industria en Guinea Revista mensual 1955

Iradier J. Cordero Torres 1944

Islas del Golfo de Guinea A. De Unzueta y Yuste 1945

La Ciudad de Clarence A. Martín del Molino 1993

La Iglesia en la Guinea Ecuatorial

Fernando Poo Tomás L. Pujadas 1968

La Iglesia en la Guinea Ecuatorial

Río Muni Tomás L.Pujadas 1983

La Vida animal en la Guinea Española Aurelio Basilio C.M.F. 1952

Las Posesiones españolas del G. Guinea Manuel Monfort y Prats 1900

Legislación regional Fernando Poo y Muni Antonio Fraile Román 1961

Los bubis ritos y creencias A. Martín Molino 1993

Los exploradores Dálmonte y Benitez Julio Romano 1950

Los negros Maurice Delafosse 1931

Los pamues de nuestra Guinea Luis Trujeda Incera 1946

Manuel Iradier A. Martinez Salazar 1993

Manuel Iradier comer. Primer centenario Inst. estudios afric. 1956

Memoria del G. General T.E.G. Guinea G. General de Guinea 1955

Memorias de las misiones de Fernando Poo Procurador misioneros 1890

Una obra de Colonización alemana

En Fernando Poo sin autor 1919

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