Casino de Santa Isabel 1963
APUNTES SOBRE EL LIBRO DEL PADRE FERRER_ -- primera parte
El padre Ferrer, editó en el año 1900 en Barcelona, un libro
titulado Fernando Póo y sus Dependencias, me ha parecido un libro muy
interesante en el que relata, las enfermedades tropicales, como se manifiestan
y como se curan. La fauna y flora con mucho detalle, los tratados y
comportamiento de las diferentes etnias, resumiendo muchos detalles de cómo él,
veía y analizaba la situación de aquellos territorios. En muchas cosas no coincido con su punto de
vista, y otras en el ejemplar que tengo, hay acotaciones efectuadas a lápiz por
alguien que tuvo el libro en su poder, en que corrige datos de los relatados
por el padre Ferrer Piera , miembro de la Real Academia de Medicina.
Página 50.
Si eres aficionado a las siestas, tendrás blanda cama
cubierta con mosquitera, o cómodo canapé de mimbres donde gozar de ella.
COMENTARIO.- Cuando
llegué en 1942, o sea 42 años después, ya no era habitual dormir con
mosquitera, lo que significaba el avance en el aspecto de salud en aquellas
tierras.
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Página 52
Ëramos , los únicos pasajeros, Don Francisco Romera, jefe de la Armada y propietario de una
hermosa finca en Bococo, provista de maquinaria y de cuantos elementos se halla
dotada la agricultura moderna.
COMENTARIO.- Muchas
fincas se originaron por funcionarios que viendo un futuro porvenir ,
solicitaron tierras, que siempre se las concedían, y si la experiencia le era favorable, de
funcionarios pasaban a agricultores, otros tales como Veiga y Avendaño, Tomás Pol, etc.
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Página 53
En la parte de San Carlos la región más importante de la
Isla por su producción. A la finca ya citada de don Franciso Romera, hay que
añadir la de Baiba, mujer negra, dueña de la mayor extensión de terreno
productor, y cuya renta bastaría para vivir en Europa como una potentada; la
gran zona de Batete cuya parte cultivada asciende desde el mar hasta una altura
de 300 metros, la finca de Aleñá con ochenta hectáreas plantadas de cacao.
COMENTARIO.- Pese a muchos libros que relatan como los
naturales no tenían derecho a tener más de cuatro hectáreas de terreno, la
realidad es que en esos años las mayores fincas estaban en manos de negros como
Guillermo Vivour, que pese a ser naturales de otros países habían adquirido por
medio de la compra, grandes extensiones
de terrenos, convirtiendo la selva en
florecientes plantaciones de cacao.
Página 53
Después de tomar un té en una casa de Uesbe propiedad de un
matrimonio bubi, perfectamente civilizado, donde nos sirvieron con exquisita
amabilidad y limpieza, embarcamos en una ballenera para la finca Aleñá.
COMENTARIO. .- En general
confirma lo anterior con este nuevo propietario bubi, y además destaca
que las relaciones con las familias nativas que hablaban el español y habían estado en colegios cristianos era muy normal.
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Página 54.-
Es la finca el verdadero porvenir de Fernando Póo, que
recompensa con creces el capital y desvelos que para ponerla en producción
necesitan. No es ella la vida tan aburrida como parece a primera vista, al
considerar uno o dos blancos viviendo en soledad, a leguas de Santa Isabel, sin
más camino que el mar, ni vehículo que la ballenera tripulada por negros que
incansables bogan doce horas.
COMENTARIO.- En aquel entonces no existían carreteras y el
servicio de las balleneras, estaban en manos de otro fernandino de color,
Maximiliano Jones.
Página 107.-
COMENTARIO
En esta página y las siguientes las dedica a conocer a un jefe bubi, para ello va acompañado de Mariano
que había estado en España y fue apadrinado por la reina, van al poblado de Dio
Corixo donde vive Molubela , que asegura Mariano es el más rico, sabe curar a
la gente y habla con Morimó (el espíritu).
A llegar a un punto, Mariano dice haber llegado, extrañado
el padre Ferrer le pregunta que si eso es el poblado, cual es la razón que no
se vea a nadie, le responde >Mariano que deben de estar en el bosque. Lo
único que se distingue es una cabaña. Con ironía pregunta si aquello es el
palacio, respondiéndole Mariano que efectivamente.
Se tienen que introducir gateando, al ser el techo de bambú
tan bajo, los tres aparecen inclinados ante el botuko , no por respeto sino por
la altura del techo. Se sienta en un
leño incómodo por no haber otro lugar.
Molubela representa unos cincuenta años, las arrugas de su
rostro se confundían con las cicatrices de las múltiples cicatrices que se
hacen a los niños al nacer para distinguirlos, seguramente para reconocerlos en
casos de rapto, o luchas con otras tribus, de tal forma que pese al tiempo
sepan de que tribu son y a qué familia pertenecen. Cuatro pelos bastante canosos nacidos en su
barba, daban un aspecto diabólico, adornaban su cuello unas cuantas vueltas de
sartas de moneda bubi, consistente en pequeños discos de conchas de mariscos,
atravesadas por una fibra vegetal y además un rabo de ardilla, símbolo de
dignidad. Una camiseta de algodón
intentaba cubrir su tronco hasta la cintura, y la hoja de parra de nuestro Adán se hallaba sustituida por una
bolsa tejida de fibras vegetales y unos brazaletes de moneda (lökó) en los
brazos, muñecas y tobillos. Cuatro leños
verdes ardían trabajosamente desprendiendo gran cantidad de humo asfixiante. Colgando de un madero que atravesaba la choza a modo de percha de
gallinero, se veía un gran sombrero de fibras vegetales, admirablemente tejido,
cuya copa se hallaba oculta bajo un inmenso penacho de plumas de gallo, a su
lado se veían como unas cincuenta cabezas de esa misma ave con toda la piel y
plumas de cuello desecado, diez o doce rabos de ardilla, y una calavera de
antílope.
Según parece los bubis viven en cabañas ya descritas,
algunas completamente aisladas en el seno de la selva, o bien agrupadas bajo la
autoridad de un botuko, dependiente a su vez de Sas, actual rey de los bubis,
sucesor de Moka, que falleció 20 días antes de su visita a la zona, este había
reinado según ellos, cien años.
Página 124/125
COMENTARIO.- En esta página empieza a explicar los columnas
que se están levantando del Sanatorio, tras haber comprobado que el clima de
Basilé o de otro lugar de esa altura en la Isla, (500 metros) es saludable
comparado con Santa Isabel o San Carlos,
a causa de esa bajada de temperaturas
por la noche, que incluso aconseja utilizar una manta fina para dormir, y que
la mosca tsé-tsé, y la anopheles, no puedan desarrollarse. A eso añadiremos que
ese frescor abre el apetito, que se pierde con el calor.
El sanatorio la estructura de sus columnas son de hierro,
muchos edificios que han resistido la humedad
crítica de esa zona, y de los cuales hay abundantes muestras, como la
Casa Verde ( Muñoz y Gala, antes fue el Consulado de Portugal)eran estructuras
prefabricadas que enviaba la Sociedad Española de Construcciones de Hierro y
Maderas, de los señores Ribas y Pradell de Barcelona, dirigida por el ilustre
arquitecto don Simón Codomí.
Para subir a Basilé,
parte del camino se efectuaba con una vagoneta según el padre Ferrer, algo que
contrasta con el informe del ingeniero don Francisco del Río Joan que en su
memoria presentada al Ministerio del Estado, habla de la conveniencia de
establecer un ferrocarril entre Santa Isabel y Basilé, con la ayuda de los
finqueros de la zona,y el consejo de Victor Catalayud finquero conocedor de la
zona, y en ningún caso habla de una línea ya iniciada para vagonetas, y eso
quela memoria está editada, quince años
posterior (1915)
El padre Ferrer, recuerda en su libro, la fundación de la
Colonia de Basilé, es decir en 1892, en que se establecieron en ella diez
familias de colonos que emigraron por cuenta del Gobierno, formando un total de
52 personas. Desde entonces ha ido creciendo en importancia, y hoy (dice el
padre Ferrer) cuenta demás de otras familias y de los nacidos de los
anteriores, la fuerza de infantería de marina, las Religiosas Concepcionistas
con las niñas bubis educandas, los niños y el personal de la finca de la
Compañía Trasatlántica.
Del colegio de las Concepcionistas de Basilé, me contaba sor
Manuel, monja de aquella congregación y que colaboró conmigo enseñando
baloncesto a las niñas de Basilé, una anécdota, que tiene su gracia. Cuando se estableció el Colegio, pese a que
la educación era gratuita para las primeras internas, y que les iban a enseñar
a cocinar, coser, llevar una casa, además de cierta cultura, pasaban los días y
no se presentaban los padres trayendo a sus hijas para gozar de aquellos
beneficios. En vista de ello empezaron a indagar el motivo, hasta que
descubrieron que dentro de las costumbres bubis, existía una, en que las mueres
adúlteras les cortaban una oreja. Si resultaba que las monjas llevaban las dos
orejas ocultas bajo la toca, es que eran muy…
adúlteras. Así que intervino el Gobernador y celebró una fiesta
invitando a todos los jefes de poblado bubis, especialmente los de zonas
cercanas. Ante ellos desfilaron las monjas y a medida que iban pasando delante de los botukos, descubrían su cabeza,
verificando que sus orejas estaban
intactas. A los pocos días las
plazas del Colegio estaban cubiertas.
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