SEGUNDA PARTE SUBLEVACIÓN EN GUINEA
SUBLEVACIÓN EN FERNANDO POO- UN TIRO
Según la crónica de la Guerra de
España, de Códex, la noticia de que el vapor Fernando Poo iba a llegar a Santa
Isabel con un cargamento de armas para el Frente Popular y una tripulación
revolucionaria, fue lo que decidió la sublevación. Sin embargo, reconoce que
cuando llegó (30 de septiembre, a Bata) únicamente portaba 6 fusiles y 1
pistola. O sea, la munición corriente de un mercante. Según las personas que
vivieron aquellos días, que se sublevaron (también moderadamente) y que me han
informado, la sublevación no tuvo relación alguna con respecto a la llegada del
Fernando Poo. Todo lo contrario, pues el Fernando Poo arribó a Bata, en vez de
Santa Isabel que era su puerto de destino normal, al haberse enterado por
radio, que Santa Isabel se había sublevado, entonces el capitán del Fernando
Poo, decidió dirigirse a Bata que seguía siendo zona Republicana.
Como ya se ha indicado,
la vida en Guinea había sido normal hasta mediados de agosto. Por esas fechas,
entre las idas y venidas del Mendez Nuñez y su proceder respecto a la
oficialidad, las escasas noticias, que, con dificultad, se oían por radio,* el
principio de escasez de suministros y el bloqueo de cuentas en el único banco
que era el Banco Exterior, impulsaron la tensión latente entre los dos bandos,
que, hasta aquellos momentos sólo había sido de ligera incertidumbre. (*
Recuerdo que mi tío Julián contaba que en la isla había pocos aparatos de
radio, uno de ellos era el de mi tío. En su casa se juntaban por la tarde o
noche los simpatizantes del Alzamiento para oiré las noticias en la
clandestinidad, dado que el Gobierno en principio era republicano.)
El jefe de nuestra casa comercial- sigue informándome uno de
mis comunicantes- había logrado huir de Barcelona y trasladarse a Lisboa. Desde
allí nos explicó todo lo que significaba el Alzamiento: El terror impuesto en
Barcelona por el proletariado dominante, y que aquello no era un
pronunciamiento más, sino una verdadera guerra civil.
El capitán Ayuso (de la Guardia Civil) propuso al teniente
Luis Serrano ( de la Guardia Colonial) la insurrección para ganar la isla a la
causa nacional. Como el capitán Ayuso (que más tarde llegó a ser Director
General de la Guardia Civil) era, entonces, administrador Territorial de Santa
Isabel, el mando militar, lógicamente correspondía al teniente coronel Serrano,
Jefe de la Guardia Colonial.
La Guardia Colonial está compuesta, de una compañía en Santa
Isabel y dos en el Continente. Estaba formada por soldados indígenas del
Continente (pamúes) en su casi totalidad. Los bubis (indígenas de la Isla) más
instruidos, tenían casi todos, ocupaciones civiles o pequeños negocios, la
mayoría eran propietarios agricultores. En estas condiciones, naturalmente, los
dos militares tenían que contar con la gente del orden, aglutinándoles a favor
de la sublevación pro-nacional.
La consigna fue presentarnos a las doce de la noche del 18
de septiembre. Nos reunimos unos cincuenta, ninguno de nosotros pertenecía a
ningún partido político, pero el Frente Popular, tampoco se había dormido,
aunque siempre siguiendo la línea moderada que marca todo el proceso de la
guerra en Fernando Poo. El mismo día 18 de septiembre, destituye a Sánchez
Guerra y nombra gobernador a un médico- cirujano, de mucho prestigio y
potencialidad económica. Uno de los triunfadores, no de los “fracasados”, como
hubiese sido lo lógico. (No me quieren dar su nombre) , yo lo he averiguado,
pero quiero respetar el significativo silencio de mis comunicantes como
correspondiente cortesía por los muchos datos que me han proporcionado.) El
nuevo gobernador ostentó el cargo solo una noche (la del 18 al 19 de
septiembre). Hoy es general de la reserva del Ejercito Español.
* Como Fernando García, sobre el comentario anterior puedo
añadir de mi cosecha lo siguiente: El médico cirujano era don José del Val
Cordón, que había sido médico militar y que conociendo Fernando Poo como médico
de uno de los navíos militares que prestaban sus servicios en Fernando Poo,
decidió quedarse. Vivía muy cerca de la casa de mi tía y gracias a su desvelo,
mi hermana Paquita con dos años no perdió sus ojos, por echarle valor a
operarla sin ser oftalmólogo. Además de director del Hospital, tenía su
consulta privada, en la que colaboraba su hermana. Los dos a los que conocía
eran unas personas amables y muy profesionales. Recuerdo que en mi época de
gestor de trabajadores nigerianos, que llevaba al hospital cuando les tenían
que operar de hernias, me informaron que los jueves día dedicado a ese tipo de
operaciones, llegaba a realizar entre quince y veinte, ayudado por las monjas
de quirófano.
Se nos dio orden de detener, casa
por casa, a los individuos del Frente Popular, no hubo resistencia, todos eran
en cierta manera amigos. Llamábamos y les decíamos: << Oye fulano, quedas
detenido, tienes que venir conmigo>>. El hombre se vestía y nos acompañaba.
Se disparó un solo tiro, Sólo
uno. Se hirió en una pierna a uno de ellos. Era uno que tenía un bar en la
plaza de España (El Chiringuito) * El único que hubo siempre. Más bien creo que
fue un accidente.
En la madrugada del 19, la isla de Fernando ya es nacional.
El teniente coronel Serrano se hace cargo del Gobierno y declara el estado de
guerra, tal como habían hecho varios generales dos meses antes. En realidad,
era necesario, puesto que el general Miguel Cabanellas, como presidente de la
Junta de Defensa Nacional, ya había firmado y proclamado en Burgos, el 28 de
julio de 1936, un bando cuyo artículo 1º era:
<< El Estado de Guerra declarado ya en determinadas
provincias, se hace extensivo a todo el territorio nacional>>.
Sin embargo, inmediatamente se viola el artículo noveno de
ese mismo bando << queda prohibido, hasta nueva orden, el funcionamiento
de todas las estaciones radio-emisoras de onda corta o extracorta, considerándose a los infractores como rebeldes,
a los fines del Código de Justicia Militar>> precisamente para comunicar
a Burgos la incorporación de la isla al Bando Nacional, pero es que,
naturalmente, ellos no conocían, todavía tal Bando, y, aunque << El
desconocimiento de la ley no exime el cumplimiento de la misma>>, la
guerra es una cosa especial, Guinea es también algo especial, y la guerra en
Guinea, como puede verse, fue extraordinariamente especial. Efectivamente, en
contra del citado artículo noveno del Bando de Cabanellas, a uno de mis
comunicantes se le ordenó el envío de un
radio cifrado a Lisboa, al jefe de la casa comercial, informándole de
los acontecimientos. Por mediación del señor Farina (más tarde director del
Banco de Crédito Local) que llevó el mensaje a Burgos, se enteraron allí de la
victoria isleña.
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