Primer asentamiento español
en Fernando Poo
Aunque lo explico en mi libro Fernando el Africano (páginas
45/48), reitero lo mal que lo pasaron transcribiendo el relato que hace de ese
hecho, Dolores García Cantús en su magnífica tesis doctoral.
A primero de septiembre de 1779, llegó a Santo Tomé la
zumaca Concepción fletada en España por la Real Hacienda ), al mando del
teniente de fragata Guillermo Cardoner, Primo de Rivera la despachó hacia
Fernando Poo para un reconocimiento de sus costas con el fin de establecerse
allí. El 12 de septiembre Carboner llegó a una ensenada, situada en el
suroeste, donde entró. “Reconocí y puse el nombre de Concepción. Aquí se bajó a
tierra y se trató con unos 30 negros que se presentaron manifestando mucho
agrado y confianza”.- Carboner bordeó
toda la costa de la isla hasta la ensenada de San Carlos, encontrando tres
ensenadas al este (del Corral, de la
Cruz e isla de los Pájaros) y cuatro al norte. También reseña
en su informe el encuentro en la isla con un navío británico.
Con los informes de Carboner, los jefes de la expedición
decidieron instalar el establecimiento en la ensenada de Concepción por tener
agua en abundancia, leña y estar relativamente abrigada de las turbonadas. Después
del intento fallido de reclutar trabajadores
cualificados. Primo opta por comprar 60 esclavos de una embarcación
portuguesa para facilitar las tareas de desmonte, desecación, construcción etc.
Todo ello notificado a Gálvez por Primo y Grandellana, ya que representaba la
primero línea directa y oficial que hacían los españoles en el Golfo de Guinea.
En febrero de 1780 los esclavos exhaustos a causa de los duros trabajos de
infraestructura en la colonia y atacados de viruela, morían en masa o huían al monte.
Pero todas estas noticias llegaron a Madrid después.
Mientras tanto, el 29 de noviembre de 1779, la flota
española se hizo a la vela para Fernando
Poo, llevando víveres sólo para seis meses. A finales de febrero las
enfermedades habían hecho mella en la
tripulación y los trabajos no podían realizarse porque cincuenta esclavos
estaban enfermos de viruela y seis ya habían muerto.
El Santiago y la polacra Santa Engracia llegaron desde Canarias el 20 de enero de 1780, a Príncipe. El
primero quedó en la isla desembarcando los pertrechos ya que la ensenada de
Concepción aún carecía de almacenes, la Santa Engracia se dirigió a
Fernando Poo, desde donde Primo la despachó, con correo a la Península , pero fue
apresada por los ingleses. En este correo se le comunicaba a Gálvez todos los
infortunios ocurridos: las embarcaciones estaban atacadas por la broma (insecto
que destruye la madera), las defunciones se elevaban ya a 85 y en el hospital
había 54 enfermos, sin incluir los oficiales y cirujanos, también dados de
baja” contando solamente con dos sargentos y 21 hombres, únicos que hacían el
servicio de guarnición. Tan solo le quedaban a Primo cuatro carpinteros negros
paralizados por el miedo. Por otra parte
las medicinas enviadas desde Canarias habían llegado en mal estado y la actitud
de los habitantes de la parte norte de la isla no era precisamente amigable.
Solicitaba auxilios y el envío de dos compañías de tropa y operarios de todas
clases para lo que ya proponía “que se escogieran negros de la Habana o de Cartagena de
Indias, acostumbrados a malos climas”. El gobernador de Santo Tomé, Juan Manuel
Azambuja, enterado de las desgracias de los españoles, se ofreció a socorrer a
Primo con 60 hombres, pero la ayuda quedó en proyecto porque el 2 de agosto anterior
había llegado el navío Santiago procedente de Fernando Poo, esparciendo tales
rumores que hicieron imposible formar el socorro con voluntarios por motivo del
horror con que las noticias del establecimiento tenían preocupados a estos
pueblos.
En Madrid conscientes de la desesperada situación en que se
encontraban los restos de la expedición, el día 22 de agosto se había ordenado
el flete de una embarcación neutral, con el fin de que no pudiese ser apresada
por los ingleses, hacia Guinea. Y el 16 de octubre sin ningún conocimiento de
lo que había ocurrido en África, Carlos III ordenó al virrey de Buenos Aires
que enviase 50.000 pesos por medio de naves portuguesas que fuesen a Santo
Tomé.
De hecho mientras se estaban cursando esas órdenes, se
desencadenaba en Guinea la tragedia final, un motín contra Primo de Rivera por
parte de la tropa cuyo único objetivo era dejar el establecimiento como
condición imprescindible para sobrevivir.
En efecto, durante el verano del motín, la situación de los
pocos españoles que quedaban en Fernando Poo se hizo desesperada: los víveres
estaban en mal estado y comenzaban a escasear, la harina había sido roída por
las ratas. Casi todos los soldados que quedaban en el establecimiento estaban
enfermos de escorbuto y todos temían la llegada de las turbonadas otoñales,
famosas en el Golfo de Guinea.
Las circunstancias adversas de los españoles eran múltiples.
Como afirma Palau Claveras al realizarse el sumario contra los amotinados. :
Todos
hasta el mismo Primo de Rivera coinciden en afirmar la trágica situación de los
españoles, sin alimentos o estar averiados, sin medicinas, ni facultativos, con
fiebres, con muertes cotidianas, con deserciones continuas de negros, sin ayuda
de la metrópoli, angustiada que estaba con los apresamientos ingleses, y con la
marcha absolutamente necesaria de la bahía por el mal estado del amarre del
único navío que les quedaba en condiciones de navegar.
En efecto el navío Santiago al mando del capitán francés
Sicart llegó el 19 de septiembre a Fernando Poo, procedente de Santo Tomé. El
barco estaba ya en mal estado al salir de Canarias, quizás por ello su armador
lo regaló a la Real Hacienda
sin más obligación que el coste del seguro, y al llegar a la isla se encontraba
en el siguiente estado. :
Tenía toda la proa podrida, por dentro y por fuera, así como
el palo trinquete, su verga, el bauprés rendidos, los trancaniles abiertos
dejando pasar a chorros el agua a la bodega y deficientes los cables, siendo de
opinión que el barco no podía resistir las primeras turbonadas.
Por lo tanto el Santiago, la última esperanza de a ropa
española de salir de la mortífera isla, casi no podía navegar, Primo de Rivera
dio orden al capitán Sicart de volver a Santo Tomé para arreglar el barco y traer los socorros
oportunos. Esta orden fue la desencadenante del motín pues los soldados que
querían partir hacia Santo Tomé temieron verse nuevamente desamparados y
olvidados durante otros seis meses.
Además de las pésimas condiciones objetivas sufridas por los
expedicionarios el ambiente psicológico era el terror y paranoia colectiva a
causas de la conjunción de otra serie de circunstancias más objetivas.
Los bubis, que ya habían rechazado la dominación española
desde el principio se volvieron más audaces conforme iba menguando la fuerza y
cantidad de tropa. Las descripciones de enfrentamientos entre ambos grupos son
continuas en el memorial del sargento amotinado, Jerónimo Martín, se deduce que
el miedo a un ataque de los bubis una vez partido el navío fue un factor
determinante.
Por otra parte según denuncia Claveras el trato del Primo de
Rivera era duro. Como ejemplo y según juicio de valor: A palos obligaba a salir
de las chozas a los negros que eludían la asistencia de misa. También se le
acusaba de haber echado a palos del hospital al soldado Andrés Pérez mientras
le gritaba “Maulón” tu lo que buscas es no trabajar” y a los pocos días moría, al
soldado León no le permitió curarse y murió con una cadena puesta entre las
piernas en trabajos duros. Y por último Félix García murió de un palo a las
partes porque no había ido a oír Misa.
MIS COMENTARIOS
La razón asistió a los sublevados, ya que el mismo Primo de
Rivera cuando se celebró el juicio en tierras americanas solicitó el indulto
para los mismos y les fue concedido.
La verdad es que el fracaso del primer asentamiento de los
españoles en aquellas tierras, hizo que se enfriaran los ánimos y hasta
mediados del siglo XIX no volvieron a
emprender de una forma constante el asentamiento en aquellos parajes. Se puede
afirmar que España estuvo en Guinea de una forma vigorosa cuarenta años. En
1930 todavía no existía la carretera que unía las dos principales poblaciones
de la Isla de
Fernando Poo. Los contactos con la
Península se reducían a un barco mensual. En el Continente el
comercio era con Bata y Kogo, junto a la costa, el interior era casi
desconocido. Con el agravante que en esos cuarenta años, España sufrió una
guerra civil que durante unos años aisló más esos territorios de la Península.
España hizo el cambio de tierras americanas con Portugal,
pensando en establecer en aquellos parajes unos depósitos de esclavos y no
tener que comprárselos a los ingleses básicamente, pero cuando se lo tomó de
una forma mejor planificada, los ingleses astutamente convencieron a los países
europeos a firmar el Tratado de la
Represión de la esclavitud y además se erigieron en
guardianes de su cumplimiento. De tal forma que sus navíos de guerra apresaban
a los traficantes de esclavos y otras veces a barcos que efectuaban comercio en
las costas del Atlántico, acusándolos de traficantes de esclavos. De esa forma
controlaban el comercio con los africanos, especialmente el aceite de palma que
precisaban para su incipiente industria de maquinaria.
Es una muestra más del fracaso colonizador de España,
incluso en la
Independencia de Guinea, si el los primeros tiempos hubieran
ayudado al demencial Macias, facilitándole la Ayuda económica necesaria para la nueva
administración o a Teodoro Obiang al dar
el golpe de Estado, le hubieran garantizado las fuerzas de su propia seguridad,
hoy el floreciente comercio de Guinea y su petróleo estaría vinculado a España.
Fernando García Gimeno
Algete a 14 de enero 2015
1 comentario:
Los ndowé o playeros convivieron con España 1778 – 1885 entre otras cosas, en base a tratados únicamente de protección con las autoridades españolas, por los ataques e intereses de otras potencias colonizadoras en la zona, y la Conferencia de Berlín de 1885 concedió Rio Muni compuesto por dos territorios; el Ndowé Ikùmé-Mbôngó y Fang, separados por fronteras terrestres bien definidas en los pactos Ndowé-Fang de 1885 en Ngônde Idumâ del país Ndôwé, a España y pasaron ambos territorios a formar parte de la soberanía española. España tomo posesión como potencia colonizadora en 1910, aunque como dice, la verdadera presencia de la espacia colonial no fue que hasta 1930.
Publicar un comentario