Cuando no tenía cataratas
Aunque en este blog, nada más pongo cosas de Guinea, me ha parecido interesante escribir algo de mi vida particular.
OPERACIÓN DE CATARATAS.-
El viernes pasado, día 24, me operaron de cataratas y aunque es una
operación muy normal, implica ciertos riesgos y para un alma ingenua como la mía, mucho
impacto.
Llegué a la clínica a las trece horas, me pasaron a secretaría
donde me hicieron firmar un montón de papeles, que nunca tienes ocasión de
leer. Supongo que en los mismos se especifica que las equivocaciones son culpa
mía y a mi cuenta.
Durante tres horas cada veinte minutos me ponían unas gotas
en el ojo, para que se me nublara la vista y no pudiera ver claro lo que me
esperaba.
A las cinco de la tarde vino una agraciada enfermera y muy
gentilmente cogida a mi brazo como si fuera una novia me llevó al quirófano,
nada más entrar en aquella sala vi cuatro enmascarados, que se tapaban el
rostro , tal vez para ocultar su identidad, me tumbaron en una camilla o cama,
me sujetaron la cabeza firmemente para que no me escapara y uno con decisión me
dijo, dame un brazo, que aprovechó para pincharme no sé qué líquido y al otro
lado, otro enmascarado me comunicó, dame este otro brazo para mí. A ese segundo
brazo le colocaron una abrazadera y una pinza en el dedo, de cuyos latidos se
reflejaban en la pantalla, como si fueran a retransmitir el asesinato.
Resumiendo al cabo de un tiempo, que parece lo pasé dormido,
me despertaron, me volvió a recoger la agraciada enfermera y tras atravesar
pasillos me dejó ante mi familia, diciendo : Os lo devuelvo sano y santo.
Así que en este momento estoy en casa, lleno de frascos de colirio
y empiezo a ver las cosas tan claras, que al mirar a la calle he visto una
persona que en principio parecía un sueco y resulta que era un senegalés.
Fernando García Gimeno
Barcelona a 26 julio 2015
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