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Parapetados
los cuarenta muchachos en el lado opuesto observaban. Les hice subir a la
meseta donde estaba borboteando y haciendo esfuerzos amenazadores el manantial
para salir sin lograrlo.
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Saqué
un vasito plegable, que llevaba y bebí
varios sorbos con mucha satisfacción y alivio de la sed de la caminata.
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En
el cauce del rió había varios pájaros y un grombif asfixiados. Saqué un cabito de vela que
encendí y bajé despacio y, al acercarse
al agua, produjo una gran llamarada y se apagó.
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Una
vez que hubimos merendado y escanciado ya el vino, llené la botella, que era
muy grande, del agua juguetona, para llevárnosla. Saqué el vaso y tomé el agua
y les dije a mis mozos:
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Vamos a marchar, pero antes tenéis que probar lo buena que es esta bebida que
nos da Dios.
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Después
de probarla todos, volvimos al pueblo, donde nos encontramos al gran botuko
Moche, que me dice sin saludos:
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Padre hoy van a morir todos estos niños bajo las iras del morimó. Usted no,
porque el morimó no puede con usted.
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Ya que la hemos hecho que sea sonada y le obligué a beber un buen trago.
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A
la mañana siguiente, me lo encuentro y le pregunto ¿ No has muerto?.
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Mire padre ayer cuando usted me hizo engullir el agua, me dolía el estómago, y
con ella se me pasó. Quiero que me dé más.
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El
manantial quedó con el nombre de San Luis, por haberse descubierto el día de su fiesta. Luis también es el
nombre del padre Segarra.
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Kupapa
se formó de la unión de su besé con los poblados de Batoy y Balobete de Baney.
La Iglesia actual fue construida por el pueblo en 1954.
MI CONMENTARIO.-
Este relato es una prueba de la labor de investigación y
desarrollo del pueblo guineano, por la labor de algunos misioneros con una preparación científica y una
inquietud en su investigación, como el padre Aymemí, o más reciente el
claretiano A. Martin del Molino. En la isla abudan los manantiales de aguas
medicinales, los hay en Mioko en Basakato y muchos sitios debido al origen
volcánico de la isla.
Fernandoelafricano.blospot.com
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