EL CACAO CAPÍTULO II
Los
aztecas en 1519 le ofrecieron en un vaso de oro con mucha pompa la bebida
xocolatl , a Hernán Cortés, aunque el gusto picante le pareció algo repugnante,
pero escribió a Carlos V, de que una taza era suficiente para sostener la
marcha de un soldado durante todo el día. . El cacao llegó a España en 1520 un
año posterior a la conquista de México por Hernán Cortés, Fray Aguilar monje
cister envió una cantidad junto a una receta para el chocolate al abad del
Monasterio de Piedra de Aragón, de ahí viene la tradición de los monjes en los
chocolates, los famosos Trapa. En el Monasterio de Poblet hay una zona que
estaba destinada a tomar chocolate. Los monjes endulzaron e hicieron más
asequible al paladar europeo esta bebida, añadiendo vainilla, canela, leche y a
veces frutos secos y harina para espesarla. Aunque se crearon dos escuelas : La
francesa líquida y la española chocolate espeso, por eso viene la famosa frase
“ Las cosas claras y el chocolate espeso”.
Su
consumo en Europa al principio era muy bajo, dado que como la preparación del
chocolate era artesanal, su precio era prohibitivo y solo se consumía entre la
nobleza, en las chocolateras recipientes de metal o loza cuyo centro era un
molinillo, posteriormente se servía en la jícara, o pocillo en tazas de
porcelana. Escenas que dignificaron pintores como Goya en “ La Feria de Madrid”
o Zurbarán en “ La Merienda con Chocolate”.
Maria Teresa de Austria , lo introdujo en la Corte y las chocolaterías
en Viena se hicieron famosas, se adicionaron pastas o elementos para tomar con
el chocolate, como los famosos churros. En el momento que se industrializó su
producción la demanda de cacao aumentó espectacularmente. Los derechos de
traficar con el cacao estaban restringidos, hasta que en 1.728 el rey Felipe V,
vendió el derecho a traficar con él, a una compañía extranjera lo que hizo
posible su expansión a toda Europa.
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