Mi hermano Salvador en 1934, con els Gigants del Pi, casi en la puerta de casa.
CHARLA EN LA
UNIVERSIDAD DE BARCELONA.- Capítulo 7
Como en esta
charla sería muy extenso hablar de los avatares desde mi llegada hasta mi
regreso, en estos veintidós años de estancia en aquellas tierras, voy a
significar lo más importante.
Primero, al
llegar a esa zona, en los años cuarenta, el muelle era un simple espigón , el
aeropuerto un campo de tierra, no existía ningún centro de enseñanza media, la
luz eléctrica solo funcionaba algunas horas, tanto es así que hice los siete
años de bachillerato de que entonces constaba la Enseñanza Media, con la luz de
un quinqué, tal vez por eso mis ideas están algo chamuscadas, y pude hacerlo
por la llegada de un gobernador que tenía muchos hijos, y al ver que no había
Instituto llegó a un acuerdo con el Ramiro de Maeztu de Madrid para que
convalidara las notas del primer Instituto que se fundó.
La cuestión
sanitaria era muy deficiente, por falta de medicinas y especialistas. Pese a
que cada mes llegaba un barco de la Península, como en España no había de casi
nada, tampoco nosotros podíamos abastecernos de alimentos europeos, no hay que
olvidar que esa España de los años cuarenta, se alimentaba de legumbres
activas, quiere decir que si no las metías dentro del puchero, se fugaban
empujadas por algún bicho okupa. Nuestras patatas eran la malanga y la yuca en
muchos casos, el aceite bien de palma o de cacahuete, en cambio frutas, gallinas, y huevos los había en abundancia. Alguna vez bajaban
carne y leche de Moka, un valle situado a dos mil metros de altura, muy similar
a nuestra Galicia en su aspecto, donde existía una ganadería en estado
semisalvaje, vestigio de una idea de fundar una grana capaz de exportar carne y
leche a los países vecinos.
Llama la
atención en un país rico en pesca y en caza, que en los mercadillos ambulantes,
abunde la carne y el pescado ahumado. Ahumados a soplete y que expuestos al
lujurioso sol de aquellas tierras, sea lugar del encuentro de moscas y
mosquitos, que parecen conocerse y van de pieza en pieza visitando a sus
congéneres y cuando se agita un plumero para ahuyentarlos van a otra pieza
cercana para saludar a sus conocidos, eso lo pongo en presente ya que sigue
sucediendo hoy en día.
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