GUINEA ECUATORIAL- SEGUNDO CAPÍTULO
Los Bubis, que son los habitantes de la Isla, unos 80.000 actualmente,
siempre han sido algo introvertidos, primero al huir de los traficantes de esclavos y tenerse
que montar sus poblados en la montaña, ya que Malabo y Luba están junto al mar, al ser fundadas por los ingleses
y precisar sus bahías para sus barcos de guerra y controlar el comercio de la costa
Atlántica de África, aunque después se la tuvieron que repartir con Francia y
algo con Alemania.
Los bubis se conformaban con vivir de su agricultura, su
caza y la pesca para subsistir, por ello España para poder obtener un beneficio
de aquellas tierras tuvo que importar la mano de obra, primero de Liberia y
Sierra Leona y tras pruebas con braceros
cameruneses y otros países, se decidió
por los nigerianos, con quién se llegó a un acuerdo interesante para las dos
partes. El Gobierno Español conseguía trabajadores jóvenes, de buena
constitución, con facilidad para asimilar las labores para el cultivo del cacao
y el café básicamente. El Gobierno de Nigeria se beneficiaba de una entrada
importante de divisas y hasta de trabajadores preparados para cultivos
similares. Hubo un periodo que se trajo mano de obra de la Guinea Continental,
pero por diversas razones entre ellas que las dos etnias se llevaban muy mal,
se tuvo que abandonar.
No podía dejar de mencionar a los fernandinos, base de la
sociedad africana de la Isla, los primeros fueron los que trajeron los ingleses
como funcionarios del Tribunal de la Represión de la esclavitud, a los que se
fueron añadiendo otros africanos de países cercanos que se establecieron con
sus oficios en la Isla así como alguno de los negros traídos de Cuba, que
había quedado libertos en la Habana.
Esos fueron los que se establecieron en la ciudad de Clarence en el trazado
urbanístico en cierta manera copiado por los ingleses de la experiencia que
tenían de la ciudad de Freetown, con
calles rectas que terminaban a los pies de la cordillera montañosa (norte-sur)
y cruzado por las calles paralelas al mar, este- oeste. Entre estos hubo
alguno, que sus propiedades eran las más fuertes y valoradas de la Isla, como Guillermo
Vivour y Maximiliano Jones.
El acuerdo laboral era el siguiente. A los trabajadores se
les daba casa, comida y el 50% de su salario, así mismo se les permitía un
terreno en la misma finca para plantar sus hortalizas, y al tener un trabajo a
destajo, muchos les daba tiempo para
otras actividades como pesca, captura de cangrejos, etc. El otro 50% de su
salario se les facilitaba un cheque al finalizar el contrato, que debían de
cobrarlo en Nigeria. El contrato era de 24 meses prorrogable a 18 meses más.
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