EXPLORACIÓN DEL OTOCHE
Para situarnos diremos que el Otoche es uno de los principales ríos que forman el estuario o desembocadura de lo que se conoce por Río Muni, Aunque el mayor caudal procede del Utamboni de la zona de Gabón.
Este relato lo inicia el 10 de diciembre de 1908, durante varios números de la revista La Guinea Española, el reverendo padre claretiano Nicolás González que en 1918 fue nombrado vicario apostólico y mantuvo el cargo hasta 1935.
En aquel entonces el único terreno dominado era la Isla de Elobey Chico, donde residía el subgobernador. Es curioso que una pequeña isla de unos 920 metros de largo y entre 150 y 400 de ancho, estuviera concentrado el Gobierno de la región, las factorías que comerciaban a nivel internacional, como Woerman y Cia., Zanze, Thormaklen, Strthom y la española Trasatlántica, incluso una pequeña compañía del Ejercito español tuvo durante unos años cuartel en la isla, así como un Colegio para los niños de la región. Se abastecían del agua que traían de Corisco y de depósitos que acumulaban la de las lluvias. La única explicación era su fácil defensa, su proximidad a la Costa y el calado de sus aguas.
Dice el padre Nicolás: salí de Elobey el 4 de febrero de 1908, rumbo a Alermetangha primer pueblo del Otoche, donde pernocté. A la mañana siguiente visitamos, los pueblos de Asihna y Bitoma, situados en el bosque entre Otoche y Bañe. Observando la variedad de maderas preciosas que se divisaban con frecuencia, así como árboles productores del copal al cual llaman los pamues Okeba o Mbeñe. Al anochecer pasamos los elevados montes de Makomo y con antorchas alumbramos el camino hasta llegar al citado pueblo.
Observamos que este pueblo tiene conocimiento de un criadero de cobre, el cual aprovechan para hacer brazaletes con que se adornan, aunque últimamente compran los que les proporcionan las factorías. Su técnica consistía en derretir trozos de latón o cobre y el producto o sea los collares, les dan el nombre de ngôs. Por estar el lugar donde obtienen el cobre algo alejado del poblado, desistimos de visitarlo.
En la falda del monte Vobo y cerca de los poblados de Oveng y Bisúa, los pamues-güe nos ofrecieron un regalo exquisito, un panal de miel que recogieron de un elevado y corpulento árbol.
En la cima del Vobo, pudimos apagar nuestra sed con las cristalinas aguas de un arroyuelo que nace en una depresión de la cima del monte. En sus cercanías una mujer estaba cuidando una plantación de yuca, que cultivaba en aquella altura desde donde se divisaba un panorama encantador. Al S.O. la cuenca del Noya, Utamboni, Bañe, Otoche, Utongo, Ebobua, Simbe, Kongüe, Mandjani y otros mil riachuelos que fluyen al anchuroso Muni. También se distinguían las Islas Bía, Ebongüe, Gande e Ibelo; la Misión de Punta Botika y los pintorescos cerros Angra. Por el norte se divisaban los montes Mikuañon, Makoga y Ebeas y al noroeste del Mitra. Al Este nuestra vista no encontraba término sino en la densa bruma que cubría el ilimitado de nuestro territorio, porción la más rica y por otra parte DESCONOCIDA.
El camino que seguimos es el más céntrico y concurrido de nuestro territorio, tanto es así que parte de la goma y demás productos que se recogen en las factorías pasan por aquí. Debería establecerse una factoría en esta zona, dado los continuos entorpecimientos con que se topa el curso libre por el río, a causa de la anómala marcación de límites ( Y el abuso de las autoridades francesas, esto es de mi cosecha).
Descansamos en Olón y a la media hora estábamos en un cerro, el cual conserva un recordatorio de la época de los esclavos. Está coronado dicho cerro por un árbol secular y gigantesco llamado Akonga, debajo del cual se verificaba el tráfico de negros, reunidos allí por los itemus y bikos, eran entregados a los traficantes bengas, los cuales a su vez, los vendían a los europeos. Este lugar es conocido con el nombre de << Agüega akoga misaga>> << Descanso del akoga de los esclavos>>.
Para entender la razón de dicho nombre, conviene advertir que en la parte montañosa, es muy frecuente encontrar en las cimas, un lugar de descanso para los viajeros fatigados. A causa de las difíciles subidas de los montes. A estos sitios los pamues, llaman agüega (descanso o parada) y están de ordinario debajo de un gran árbol. Conservan el sitio limpio y suele haber troncos para sentarse. En algunos vimos un armazón escueto de una casita indígena ¡, encima de las cuales habían colocado una de esas figuras caprichosas en forma de grandes hongos, que fabrica el comejen. Se supone como fetiche (biang en pamue) para obligar a los transeúntes a descansar allí y depositar u n pequeño regalo para el dueño del oratorio, pues de lo contrario tendría un tropiezo en su viaje.
Seguimos el viaje hacia los manantiales del Otoche y nos acercábamos a Ngoniki primer pueblo pamue -yenvique, poco antes de llegar se oyó un disparo de fusil, y a continuación las tumbas o tambores dieron a conocer que había una víctima; era un leopardo que sin empacho se acercó al pueblo en pleno día para hacer una presa.
Como varios de los habitantes de este pueblo y Bolebur ya me conocen y hay en ellos niños cristianos, pude entrar de pronto en mi sagrado ministerio, bautizando y confirmando una cuadrilla de pequeñuelos.
A la mañana siguiente partimos hacia Toka, principal pueblo de los pocos que restan, de la familia itemu, dado que era la época de la recolección de frutos del bosque casi todos estaban en la faena.
El nombre de Toka viene de un árbol abundante en aquel paraje, al cual llaman así, y cuyas hojas se utilizan , a falta de nipa, para cubrir los tejados. En este pueblo inician a los jóvenes itemus y bikos de esta comarca, al llegar a la pubertad, en sus costumbres íntimas y secretos, para lo cual se recogen allí, bajo la dirección de un fetichero, por unos meses, el cual los amaestra en todo lo que pertenece a la vida del hombre. Como habrá ocasión de hablar, más en particular de esto, no bajo a más detalles. A pesar de esto, Dios los ha de bendecir con preferencia a otras tribus.
Como prueba de lo que acabo de decir, solo anotaré que, entre esta familia itemu y su afín biko, apenas se estila la poligamia, lo cual es de admirar atendida la costumbre contraria de todas las demás tribus de por aquí.
Las alturas de estas montañas, están entre 600 y 800 metros, el terreno está compuesto especialmente de arcilla suelta, y los macizos sobre los que descansan estas montañas son de cuarzo, el cual también se encuentra en las mismas cumbres de los montes formando enormes bolas y peñascos. Entre Toka y Chimenguete hay un monte de sílice y con este nombre es conocido por los pamues, pues le llaman nkòl-sevg (el monte sílice).
El helecho arborescente lo encontré en Chimenguete y Makombu, en una altura que debe variar entre 300 y 600 metros, por donde se ve que a menor altura en el Continente corresponde de casi doble altura de Fernando Póo.
A media hora de salida de Makombu pasamos por un lugar donde unos días antes, había sido asesinada una pobre mujer pamue-yenkén de Berebere que volvía sola de ver a su familia y se encaminaba a Bitoma en donde estaba casada. Este hecho está relacionado Con lo sucedido en el río Utongo al teniente señor Anisí, pues como cogieron presos a tres pamues- gama del Kongüe que estaban de paso por los pueblos pamue-yenfem, los cuales se llevaron a Fernando Pòo, en donde murieron en la cárcel, los pamues de la familia de los muertos no quedaron satisfechos hasta desahogar su ira, haciendo una muerte, armando con esto otro lío, el cual se arregló, pagando al esposo de la mujer fallecida, lo que éste había dado por ella a su familia.
Ha sido un viaje provechoso al administrar 18 bautismos y cuarenta confirmaciones.
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Mi comentario:
De todo esto se deduce que los misioneros a los que les recayó no solo evangelizar y propagar su fé católica y la educación de los niños, vieron que para sostener su economía debían estudiar las posibilidades económicas de Guinea. Ya en 1884 el padre Ciriaco Ramírez con muy buen criterio lo primero que hizo fue visitar a los misioneros franceses que llevan tiempo en Libreville y el vicario de Las Dos Guineas le afirmó que si no tenían sus propios ingresos, estaban expuestos al fracaso, bien por cambios de Gobierno, bien por atarles en su expansión. Así los claretianos fundaron Banapá, granja agrícola y escuela de oficio, que les sirvió para adquirir otras plantaciones que les facilitaran ingresos. Así vemos que el padre Nicolás se preocupa de los minerales existentes en la parte Continental, ya que en la isla carecían de ellos.
Fernando el Africano
Barcelona 17 de octubre de 2011
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