AGUAS MEDICINALES EN BIOKO
Todo el mundo que conoce esta maravillosa isla, tiene constancia del patrimonio que tiene Guinea Ecuatorial, para ser un centro mundial de viajes turísticos, tanto por sus paisajes montañosos, sus playas, los lugares todavía casi vírgenes y sus posibilidades de balnearios termales. Creo que las autoridades de Guinea Ecuatorial deberían promocionar el turismo y cuidar sobre todo los aspectos más importantes para promoverlo, como son la higiene, los servicios sanitarios, y la vigilancia del correcto servicio de luz y agua, que ahora funcionan deficientemente. La burbuja del petróleo no les deja ver que un día se les puede terminar y en cambio su geografía y situación climática es para toda la vida. Me lo ha hecho recordar un artículo sin firma que aparece en la revista La Guinea Española de fecha 25 febrero de 1914, y que resumo a continuación.
IMPORTANTÍSIMO DESCUBRIMIENTO
De muchos importantes descubrimientos son autores los Misioneros en la Colonia de sus amores y por ello merecen perpetuo agradecimiento.
Entre ellos deben contarse diferentes manantiales de aguas carbonatadas, tan propias para combatir y prevenir desarreglos orgánicos propios de estos países.
Además de las de Balachalachá ( Concepción) Mioko, Musola, Oloitia etc. que hasta ahora se conocían, hoy tenemos la satisfacción de anunciar al público, otras aguas minerales, más accesibles todavía a los que vivimos en la capital, o en sus proximidades. Cabe la gloria de su hallazgo al Rdo. P. Luis Segarra quién en una de sus frecuentes excursiones apostólicas por el distrito de Baney, las encontró.
En dichas correrías evangélicas de que otro día, diremos algo, tuvo noticias de que en cierto lugar, más hacía el sur, había un monte, en el que se oían ruidos como de una gran olla en ebullición. Y como precisamente doce años atrás había andado en busca de dicha olla y no había podido localizarla, no desperdició ahora tan bella ocasión para ir, tras el tesoro escondido.
Era el 8 del pasado mes de junio, cuando acompañado de algunos rapazuelos, más juguetones que el agua por la que él tanto anhelaba, salió de su modesta vivienda de Baney, después de haber cumplido todas las obligaciones eclesiásticas, pues era domingo, siguiendo una senda que conducía al lugar sospechado. A los cinco cuartos de hora toparon con el río Isopo, que al parecer tenía vestigios de agua mineral, pues vieron sedimentos que esto indicaba.
Los niños, se amedrentaron al saber que el Padre quería ir a visitar nada menos que a su más grande diablo, pues tenía toda aquella gente la persuasión, de que estaba allí la morada del demonio. La botella de vino, unas galletas y algunas latitas de sardinas, contribuyeron a reanimarlos y sacar de su cuerpo el miedo, que de ellos se había apoderado.
Subieron con gran fatiga río arriba y luego se notaron huellas más marcadas de las suspiradas aguas. Algunos bubis aseguraron al Padre que era el río que tan temerariamente buscaba. Luego empezó a percibirse el fragor del monte. Tuvo que adelantarse el Padre, pues los muchachos, como perritos que ven al tigre no acertaban a dar un paso sino que se agarraban a los vestidos del Misionero que casi los tenía que arrastrar.
En estas, ¡que espectáculo! Estaban en presencia del tesoro. En una extensión de unos 50 metros no se percibía sino el estertor subterráneo del monte, como si allá dentro lucharan unos seres invisibles por arrojarse al exterior, así era en efecto, pues los abundantes gases aprisionados en las entrañas del monte, pugnaban por lanzarse a la superficie rompiendo los diques que estorbaban la salida. Al contemplar tan sublime al par que imponente espectáculo de la naturaleza y sobre todo los hervideros que lanzan el agua al aire, no pudo menos el Misionero que descubrirse la cabeza y alzando las manos y los ojos al cielo, prorrumpir en un himno de alabanza y acción de gracias al Soberano autor de la naturaleza.
Dando por bien empleados los trabajos y cansancios sufridos y como desquite de los abundantes sudores que le ocasión el feliz hallazgo, bebió a satisfacción de aquellas frescas aguas, ocultas tanto siglos a los ojos de la humanidad, teniéndose por dichoso de ser tal vez el primer mortal que participara de una de las grandes muestras de la bondad del Supremo Hacedor.
Todo el cauce del río hierve continuamente como si una lluvia mansa cayera sin cesar sobre su lecho. Los hervideros principales son dos, que lanzando al aire bien así como blancos copos de nieve, no se cansan de convidar a la humanidad a que acuda a refrigerar su sed con sus salutíferas aguas.
La llama de una vela se extingue a los quince centímetros sobre el agua.
Las aguas son bicarbonatado.- sulfurosas, muy a propósito por consiguiente parta curar las enfermedades endémicas de estas latitudes.
Los bubis se alarmaron creyendo que iban a llover sobre ellos inauditas calamidades, pero como el tiempo ha pasado y nada de esto ha sucedido. Han depuesto sus temores y beben ya de dicha agua y hasta se aficionan a ella en vista de sus excelentes resultados que notan en su uso.
En la segunda excursión del Padre Segarra hizo a esta agua, las bautizó con el nombre de su santo patrón, llamándolas Aguas de San Luis. Naturalmente, los Misioneros hemos denunciado el descubrimiento al Gobierno de la Colonia y nadie puede con tanto derecho solicitar su propiedad.
Fernando el Africano 2 de noviembre 2011 Algete - Madrid
1 comentario:
Hola Fernando. Y enhorabuena por el blog. Espero no molestarte con la siguiente consulta. Veo que conoces bien Guinea y por eso lo hago. Me desplazo a Malabo a primeros de diciembre por trabajo y mi familia (mujer y un bebe de 16meses) plantean seguirme en unos meses. Mi pregunta tiene que ver con la sanidad allí. Estamos asustados por la malaria y alguna enfermedad más, el bebe es muy pequeño aún. No se si hay un alto riesgo de contagio en la ciudad y como se tratan en caso de enfermedad. Hay poca gente en foros que opine sobre el tema así que si puedes ayudarme en algo te lo agradecería de veras.
Un fuerte abrazo y gracias.
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