GUINEA Y SU ENTORNO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL –VI
Abril 1916
Los hidalgos correos de la Compañía Trasatlántica ,
en sus numerosos viajes a Bata han transportado a un pueblo que yacía en
lamentable miseria. Émulos de sus proezas los vapores Antonico y Mediterráneo,
allá fueron con muy buena voluntad, mayor sin comparación que los angostos
senos que los moldearon sus constructores, han ido día tras día con la
constancia de una hormiga labrando la felicidad ajena en repetidos viajes.
Bien pudimos darnos cuenta de
la magnitud de la empresa al ver interminables filas de seres famélicos y
andrajosos que iban subiendo la penosa cuesta que arranca desde el mismo
muelle. Dato revelador de su miseria es el afán con que se entretienen en
mondar los troncos de la caña brava que infesta ribazos, y prepararla a su
estilo para cocinarla y que les sirva de alimento.
Atareados se les ve estos
días paseando en interminables hileras sus enormes cargas de hojas de plátanos,
palmera, y estacas con que han de formar sus exiguas y miserables chozas. Lástima
da ver a esa multitud que no bajará de unos ¿15.000? , acampados en
extensísimos campamentos bullidores y ocupados como laboriosas abejas en
acarrear leña, víveres y material de construcción.
Nos hallamos en el periodo
álgido de preparación de la magna expedición germana a tierras de España,
conducida en los dos hermosos correos Panay y Cataluña y escoltada por el
crucero Extremadura. Hay que ver lo movido de la vida y opinión isabelina
conforme se acerca el día del embarque.
Mientras tanto por si nos
quedábamos a oscuras ha venido a ayudarnos el gran buque mercante inglés Bassam
con notable cantidad de cajas de petróleo.
(25.04.1916)
¡Se fueron ya! Y la extensa
planicie que abarcan nuestros ojos ha dejado borrar las huellas de su paso, y
nuestra alegre bahía de nuevo se ve desierta sin rastro de la pasada animación
que le prestaban tantos barcos anclados en el recinto.
Contentos los alemanes, que
se marchaban y algo más los que con su ida quedamos un poco desahogados; fue el
derroche de entusiasmo y animación, los días aquellos del embarque y salida.
Omitiendo la tripulación y
algunos soldados del crucero Extremadura puestos en cada barco para asegurar el
orden, resulta que el Panay se comprometió con 296 y su compañero el magnífico
Cataluña con 561. Hay que ver lo que suman y lo que supone 857 hombres de más
para unos y de menos para otros.
Nadie, empero, vaya a creerse
que al fin hemos vuelto a quedarnos como en tiempos de la Arcadia feliz, 17.000 nos
restan todavía, si no tan costosos por lo menos temibles por el cúmulo de
miserias a que siempre está expuesta la vida de los indígenas, máxime no
abundando el chopi chopi (comida)como
ellos en su jerga dicen.
Sus recelos inspiran el
empeño del Gobierno en acondicionar su modo de vivir en habitación y alimento
con tanta mayor urgencia, cuando se acerca la funesta temporada de las lluvias,
tan expuesta en la vida indígena a catarros, pulmonías y otras enfermedades
mortales.
Parece que se va abriendo la
feliz idea de poblar esta isla, con los restos de esta desgraciada tribu de
camerones, para constituir el engrandecimiento y adelanto de nuestra
agricultura, tan necesitada de robustos brazos.
Varios son los viajes que han
ejecutado nuestros vapores inter coloniales. De ellos los más sobresalientes
por la novedad han sido por dos veces recoger y llevar telegramas oficiales a
Duala, y el del Antonico que nos ha traído de Bata otra buena remesa de
camerones.
MOVIMIENTO MARÍTIMO
Pasaje alemán europeo
embarcado para Cádiz el 16 de abril de 1916:
En el vapor
Cataluña…………… 561.--
En el vapor Isla de
Panay………. 206.—
_____
Total ……………………………. 857.--
(9 son indígenas)
Pasaje indígena conducido
desde Bata a Santa Isabel:
En el vapor M.L.
Villaverde……..2.882.--
En el vapor Cataluña…………….
8.821.--
En el vapor Isla de
Panay……….. 3.101.—
________
Total
indígenas………………….14.804.—
Como no podía ser menos, al
entrar en la isla cerca de 1.000 alemanes, que se establecieron en Santa
Isabel, algunos en Basilé y otros en San Carlos, no bien nutridos durante los
veinte meses de guerra y bloqueo, escasearon los víveres para los demás
europeos. Apenas se encontraban en los comercios artículos de primera necesidad
para la alimentación del europeo, merced al injusto trastorno sufrido en más de
un año por nuestro comercio, con tanta detención, revisión y retraso de barcos,
y aún a precio de oro, como suele decirse. Nuestro gobierno con brevedad envió
a los vapores Cataluña, Isla de Panay y el crucero Extremadura, con alimentos y
ello unido a la salida de la magna expedición germana de 860 internados, alivió
algo la situación, pese a que todavía quedan entre nosotros 150 alemanes internados.
Desde la salida de la
expedición alemana transcurrieron veintidós días, esperando nuestro pobre
estomago la llegada de algún barco. En la mañana del día 8 de mayo, todos
respiramos ya alegres, aunque luego se esfumó la alegría al ver que el vapor
Villaverde no traía más que arroz, pescado salado o seco, tabaco y harina, para
ponerlo a disposición del Gobierno. Con esto se remediaba en parte el hambre de
los morenos, pero no las duras molestias de los europeos. Otra vez pues sin
jamón, garbanzos, sin tocino o cosa equivalente para el puchero. Sabemos de
algunos que han tenido que echar mano, a falta de bacalao del tiburón salado
que viene para los morenos, del aceite de palma, del plátano, de la malanga, y
quiera Dios que no falten estos recursos.
A falta de pescado y so pena
de enfermar los braceros, vense los propietarios en la precisión de darles libertad parte del tiempo laborable
para que con su industria se hagan de algún grompi (rata de bosque), ardilla o
reptil, langostinos, cangrejos, caracoles, ranas etc.
Por el hambre se han tenido
que cerrar algunos colegios.
La plaga de langosta es la
llegada a la isla de 17.000 camerones, alojados en su inmensa mayoría, en sus
limpios y alineados campamentos a las afueras de Santa Isabel. Esta avalancha
de extranjeros ha causado la carestía y horrorosa subida de precios en las
factorías, claro que los comerciantes han hecho su agosto con los precios. La
carestía de plátanos y demás alimentos indígenas es debido a que pese a la
feraz vegetación de la Isla ,
no está preparada para alimentar 17.000 nuevas bocas.
Así se ve numerosos grupos de
veinte, y hasta cuatrocientos hombres, mujeres y niños llegar a los poblados
bubis, con el saludo “plantí” (plátano) al propio tiempo que alargan alguna
moneda de plata.
Nada decimos del asalto a los
riachuelos para apoderarse de los pececillos, incluso llegando a desviar la
corriente del riachuelo para hacerse con la codiciada presa.
Sabido es que los indígenas
de nuestra isla cubren sus chozas o viviendas con bambú o nipa, o sea con las
hojas de esta planta cosidas o entrelazadas entre si con la corteza de las
ramas. Los tejados o cubiertas así construidos y bien cuidados, dura poco más
de dos años, al cabo de ese tiempo tienen que ser renovados. Pues bien la construcción
de los campamentos para extranjeros, les impedirá renovar a los bubis sus
casitas en unos tres años por lo menos.
En pos de los camerones han
venido unos molestísimos huéspedes, como son la plaga de moscas y tábanos.
MI COMENTARIO
Hay que comprender que en
aquella época la Isla ,
tendría un máximo de 25.000 personas de las cuales entre 15.000 y 20.000 de
bubis (nativos), así que la llegada de 17.000 camerunenses representaba un
porcentaje muy difícil de asumir para las huertas y canales de abastecimiento
limitados que existían en aquel tiempo. Lo mismo pasa con los alemanes que
llegaron a una cifra cercana a 1.000. En la Isla es seguro que no existía tal número de
población europea.
Habla el escrito que la
población europea tuvo que recurrir a utilizar productos del país para su
alimentación, como la malanga, yuca, incluso tiburón. Personalmente padecí o
disfruté según se mire, ese mismo problema en la Segunda Guerra Mundial, en que
no llegaban a Guinea, patatas y otros comestibles españoles y la yuca y la
malanga era habitual en nuestra alimentación, o el plátano frito, y entre los
animales marinos, la tortuga y algo parecido al tiburón. Aunque en esos mis años, ya estaba realizada
la red eléctrica en la Isla , funcionaba solo hasta las doce de la noche y
fallaba con cierta frecuencia durante el día. La lámpara de petróleo, el
quinqué, el petromax y demás artilugios de alumbrado, fueron mis compañeros en
mi lectura, así que mis conocimientos huelen algo a petróleo.
Comenta el escrito los
campamentos de los alemanes y camerones. Tengo un libro editado sobre el tema,
en que se ven fotos de esos campamentos, perfectamente trazados, incluso con
hospital, y parece ser que seguían haciendo todos los días instrucción militar,
pero como no podían tener fusiles según el convenio, lo efectuaban con palos en
vez de fusiles.
Fernando el Africano –
Algete 27 nov. 2011
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