jueves, 22 de diciembre de 2011

ANÉCDOTAS E HISTORIAS DEL PUEBLO FANG-II


ANÉCDOTAS E HISTORIAS DEL PUEBLO FANG-II

(25.10.1919 La Guinea Española)

Visitado ayer el hospital de Bata, encontré un guardia recién llegado del puesto de Meloko, con las manos acribilladas de heridas, producidas por los rabiosos mordiscos de un gorila.
Iban de servicio según me contó de Meloko a Yamakén, cuando al pasar por los cerrados bosques de Makora, se vieron de repente frente a frente un gorila en actitud hostil. Le dispararon dos tiros y quiso la providencia que fuesen tan certeros, que herido gravemente el animal, huyó a esconderse en la maleza de los vecinos bosques. Allí se fueron los animosos guardias, guiados por el rastro de la sangre, y allí lo divisaron bien pronto oculto en la espesura.
Prepararon de nuevo los fusiles, hicieron nueva descarga, pero con tan mala suerte que no salió ninguno de los tiros.  Entonces el acosado gorila abandona su escondrijo, lanzándose como una flecha sobre los fugitivos guardias y alcanzando a uno de ellos lo derriba en tierra mordiéndole furiosamente. En vano imploró el herido auxilio de su aterrado compañero, que despavorido huyó rápidamente para ponerse a salvo. El cuadrumano siguió hiriendo y destrozando brazos y piernas del guardia, hasta que satisfecho de su venganza y debilitado por los disparos, abandonó a la víctima, cayendo desplomado a unos 200 metros de distancia y muriendo a los pocos instantes.
El hambre lleva un año o más en el Continente, en la Escuela de Elobey tuve dificultades para encontrar yuca, ni plátanos se pudieron hallar, tuvimos que echar mano del troncho tierno de las palmeras. Los animales como elefantes y gorilas destrozan las plantaciones. Hemos oído que nuestros vecinos de la colonia francesa de Cocobeach, les han sido facilitadas armas por el Gobierno, para defender sus fincas, las cuales se ven como las nuestras, infestadas de animales que las arrasan.
Respetando opiniones contrarias, nos parece acertada la medida, y tal vez debería aplicarse en nuestro territorio. Hoy viven los indígenas en sus fincas, viéndose en la precisión de tener que estar metiendo ruido con sus tumbas y no tumbas para ahuyentar elefantes, monos, cerdos etc. Y a pesar de tantas precauciones, esos animales se han acostumbrado a la música de la tumba y lejos de huir, con la gravedad y frescura del que roba en presencia de su amo, porque sabe que este no les hará daño, se comen ellos los plátanos y arrancan de la tierra la yuca y los ñames en las barbas del dueño de la plantación.
Para ciertos animales no sirve de nada los valladares ni cercas posibles, el mejor valladar sería un disparo con un fusil.
Se nos podría objetar que las armas en manos de los pámues darían lugar a enojosos incidentes, creemos que no, pues el espíritu guerrero del pámue no es el de insubordinación de otros tiempos, téngase en cuenta el continuo trasiego de nuestras masas indígenas del interior hacía Fernando Póo, y la obra meritísima de atracción, merced al humanismo con que se les trata y a la fidelidad que se observa en los contratos y acuerdos.
Por otra parte, puestas las armas en manos de los jefes de poblado, ( aquellos de más confianza para el Gobierno) y obligando a presentar la piel de la pieza muerta, además de hacerles responsables de las colisiones por ellos causadas, podría terminar con el hambre de esa zona.
Hasta el presente no se conocía otro modo entre los pámues, para comprar mujer, que el de entregar a la familia, paños, ollas, machetes, etc. Hoy gracias a la miseria que por todas partes reina se hace la compra con plátanos y yuca. ¡Que tal irán las cosas, cuando a eso tienen que apelar! 

MI COMENTARIO

Se daban las circunstancias de que los animales salvajes destrozan las plantaciones, también influiría que la gente joven de muchos poblados emigraba, bien por voluntad propia o por presión del jefe del poblado ( se llevaba una comisión) o por las autoridades españolas, y al emigrar dejaban de trabajar la agricultura.

Lo curioso es que en la isla de Fernando Póo, tenían el mismo problema del hambre o falta de víveres, aunque las causas eran distintas. En la isla los animales salvajes no destrozaban las plantaciones, pero la llegada masiva de los cameruneses y de los alemanes huyendo de la guerra en el Camerún, el aumento igualmente de la población agrícola traída en la mayoría del Continente, era la causa. Es posible que parte de la población bubi que trabajaba la huerta, empezara a colocarse en empresas que precisaban algo inexistente antes en la Isla,
Como los oficios: mecánicos, conductores, carpinteros, oficinistas, cazadores (para las ardillas que se comían el cacao) alguna mujer de servicio doméstico, niñeras etc. 

Sería interesante estudiar la explosión agrícola y el cambio tan brusco de Guinea, especialmente en la Isla donde desde su dominio por España hasta su Independencia, el mercado no ha sido capaz de abastecer la mano de obra que precisaba, siempre ha ido por delante la necesidad.

Fernando el Africano   21.12.2011

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