ANÉCDOTAS E HISTORIAS DEL
PUEBLO FANG-II
(25.10.1919 La Guinea Española )
Visitado ayer el hospital de
Bata, encontré un guardia recién llegado del puesto de Meloko, con las manos
acribilladas de heridas, producidas por los rabiosos mordiscos de un gorila.
Iban de servicio según me
contó de Meloko a Yamakén, cuando al pasar por los cerrados bosques de Makora,
se vieron de repente frente a frente un gorila en actitud hostil. Le dispararon
dos tiros y quiso la providencia que fuesen tan certeros, que herido gravemente
el animal, huyó a esconderse en la maleza de los vecinos bosques. Allí se
fueron los animosos guardias, guiados por el rastro de la sangre, y allí lo
divisaron bien pronto oculto en la espesura.
Prepararon de nuevo los
fusiles, hicieron nueva descarga, pero con tan mala suerte que no salió ninguno
de los tiros. Entonces el acosado gorila
abandona su escondrijo, lanzándose como una flecha sobre los fugitivos guardias
y alcanzando a uno de ellos lo derriba en tierra mordiéndole furiosamente. En
vano imploró el herido auxilio de su aterrado compañero, que despavorido huyó
rápidamente para ponerse a salvo. El cuadrumano siguió hiriendo y destrozando
brazos y piernas del guardia, hasta que satisfecho de su venganza y debilitado
por los disparos, abandonó a la víctima, cayendo desplomado a unos 200 metros de distancia
y muriendo a los pocos instantes.
El hambre lleva un año o más
en el Continente, en la
Escuela de Elobey tuve dificultades para encontrar yuca, ni
plátanos se pudieron hallar, tuvimos que echar mano del troncho tierno de las
palmeras. Los animales como elefantes y gorilas destrozan las plantaciones.
Hemos oído que nuestros vecinos de la colonia francesa de Cocobeach, les han
sido facilitadas armas por el Gobierno, para defender sus fincas, las cuales se
ven como las nuestras, infestadas de animales que las arrasan.
Respetando opiniones
contrarias, nos parece acertada la medida, y tal vez debería aplicarse en
nuestro territorio. Hoy viven los indígenas en sus fincas, viéndose en la precisión
de tener que estar metiendo ruido con sus tumbas y no tumbas para ahuyentar
elefantes, monos, cerdos etc. Y a pesar de tantas precauciones, esos animales
se han acostumbrado a la música de la tumba y lejos de huir, con la gravedad y
frescura del que roba en presencia de su amo, porque sabe que este no les hará
daño, se comen ellos los plátanos y arrancan de la tierra la yuca y los ñames
en las barbas del dueño de la plantación.
Para ciertos animales no
sirve de nada los valladares ni cercas posibles, el mejor valladar sería un
disparo con un fusil.
Se nos podría objetar que las
armas en manos de los pámues darían lugar a enojosos incidentes, creemos que
no, pues el espíritu guerrero del pámue no es el de insubordinación de otros
tiempos, téngase en cuenta el continuo trasiego de nuestras masas indígenas del
interior hacía Fernando Póo, y la obra meritísima de atracción, merced al
humanismo con que se les trata y a la fidelidad que se observa en los contratos
y acuerdos.
Por otra parte, puestas las
armas en manos de los jefes de poblado, ( aquellos de más confianza para el
Gobierno) y obligando a presentar la piel de la pieza muerta, además de
hacerles responsables de las colisiones por ellos causadas, podría terminar con
el hambre de esa zona.
Hasta el presente no se
conocía otro modo entre los pámues, para comprar mujer, que el de entregar a la
familia, paños, ollas, machetes, etc. Hoy gracias a la miseria que por todas
partes reina se hace la compra con plátanos y yuca. ¡Que tal irán las cosas,
cuando a eso tienen que apelar!
MI COMENTARIO
Se daban las circunstancias
de que los animales salvajes destrozan las plantaciones, también influiría que
la gente joven de muchos poblados emigraba, bien por voluntad propia o por
presión del jefe del poblado ( se llevaba una comisión) o por las autoridades
españolas, y al emigrar dejaban de trabajar la agricultura.
Lo curioso es que en la isla
de Fernando Póo, tenían el mismo problema del hambre o falta de víveres, aunque
las causas eran distintas. En la isla los animales salvajes no destrozaban las
plantaciones, pero la llegada masiva de los cameruneses y de los alemanes
huyendo de la guerra en el Camerún, el aumento igualmente de la población
agrícola traída en la mayoría del Continente, era la causa. Es posible que
parte de la población bubi que trabajaba la huerta, empezara a colocarse en
empresas que precisaban algo inexistente antes en la Isla ,
Como los oficios: mecánicos,
conductores, carpinteros, oficinistas, cazadores (para las ardillas que se
comían el cacao) alguna mujer de servicio doméstico, niñeras etc.
Sería interesante estudiar la
explosión agrícola y el cambio tan brusco de Guinea, especialmente en la Isla donde desde su dominio
por España hasta su Independencia, el mercado no ha sido capaz de abastecer la
mano de obra que precisaba, siempre ha ido por delante la necesidad.
Fernando el Africano 21.12.2011
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