martes, 1 de mayo de 2012

FERNANDO EL AFRICANO-NOVELA-IV

Una vez tomada posesión en presencia del comisario regio portugués Frey Cayetano de Castro, que vino al mando de la fragata Nuestra Señora de Gracia, volvieron las fragatas españolas sin dejar destacamento alguno, dada la extraña conducta de los nativos y por encontrarse algo indispuesto el comisario español, que moriría días más tarde frente a las costas de Annobón. La conducta extraña de los nativos se supone que era debido a que la bahía de San Carlos actual Luba, es el puerto natural frente a las costas de Nigeria más adecuado para proveerse de alimentos, agua o protegerse de las tormentas tropicales, ello daría lugar a las precauciones ejercidas por la población de la Isla con el fin evitar la toma de alimentos por la fuerza, esclavos, mujeres etc. En la mitad y finales del siglo XIX esa zona que producía mucho aceite de palma, donde igualmente el ñame, las frutas tropicales y el agua potable eran fáciles de conseguir, se transformó en lugar habitual de recalar parte del tráfico comercial del Golfo con el fin de comerciar y abastecerse.




Antes de partir los que oficialmente habían tomado posesión de los territorios en nombre de España, por medio de dibujos y pantomimas, que enseñaron a los pocos bubis con que pudieron contactar, llegaron a la conclusión que en la isla había gallinas, cerdos, ñames (el ñame es un tubérculo medio patata medio boniato, de diversas formas pero más bien alargados siendo un alimento casi sagrado, por el que celebran la fiesta de la cosecha con ritos sagrados en la cueva del Morimó o creador bueno, ya que hay otros morimós malos de segunda categoría, a este principal espíritu celestial se le llama Rupé), cocos y bananas, pero desconocían el ganado vacuno, las legumbres y el arroz. Todo poblado tiene un lugar destinado a plantar ñames que se llama bujaba. Cosa curiosa en parte de África es que sus pueblos no tenían el sentido de la propiedad, sino que cuando en un terreno habían esquilmado su caza y su flora se trasladaba la tribu entera a otros terrenos más ricos, y parte o casi toda su alimentación actual es original de otros continentes, tanto en sus frutos : aguacate, papaya, piña ,banana, plátano, naranjo, etc, como en la base de sus harinas y vegetales : arroz, maíz, yuca, malanga etc. En este sentido es posible que muchas personas en todos los Continentes tengan el chip preparado para quedarse con la propiedad ajena ( la cartera por ejemplo) ya que sus antepasados cuando llegaban a una zona virgen, consideraban que todo aquello era suyo. Lo malo es que el propietario de la cartera no ha heredado el mismo código genético y si el de la propiedad individualizada. De todas formas debía ser maravilloso que uno al llegar a un paisaje idílico pudiera tomar la decisión de vivir y tomar posesión del mismo,sin tener que : comprar la propiedad, pagar derechos reales, solicitar permiso de construcción, edificar según legislación vigente, y encima pagar hipotecas. Ahí la única hipoteca era luchar contra las fieras y las adversidades climatológicas, las segundas siguen siendo las mismas y las primeras o sea las fieras ahora se les llama inspectores de Hacienda, ediles municipales, o entidades bancarias, pero no por eso son menos peligrosos.( hay que aclarar que esto es broma, no vaya a ser que mañana tenga contra mi las demandas de Hacienda, Ayuntamientos y Bancos, en cuyo caso tendría que volverme a la selva africana como lugar de paz y tranquilidad).



Un nuevo desembarco con el fin de establecerse definitivamente en esas tierras, tiene lugar en Concepción, precisamente la parte opuesta de la isla en la costa Este, en septiembre de 1779, ordenado por el teniente coronel don Joaquín Primo de Rivera, que se encontraba al mando de la expedición cuyo cuartel habían establecido en la isla de Santo Tomé y que posteriormente llegó a la zona en el paquebote Santiago, para iniciar la construcción de cuarteles, almacenes, un hospital, un horno e instalar unos cañones, por eso se bautizó esa zona como Punta Cañones, aunque éstos y todas las instalaciones se perdieron. La selva en la zona tropical es como el gigante Gargantúa de Rabelais, se traga y devora todo. El hierro de las cañones con la oxidación, la madera con el carcoma y la humedad, su agresión es tal que he visto caminos asfaltados por donde no existía mucha circulación, y la vegetación había traspasado la capa de piedras, cemento y asfalto, mostrando su catálogo de arbustos y hasta tiernos árboles que amenazaban con sus poderosos troncos en hacerse dueños de la carretera.



Medio año después del primer intento serio de asentamiento en la maravillosa bahía de Concepción, habían fallecido 85 hombres, estando hospitalizados otros 45. El 15 de julio del año siguiente salían enfermos para Santo Tomé la casi totalidad del resto. Murieron en total 370 de los 547 expedicionarios. Por otra parte, todas las construcciones, así como las naves, estaban atacadas de un agresivo devorador de madera, llamado hormiga blanca o comején. Los supervivientes tomaron preso a Primo de Rivera, para obligarle a abandonar la zona y dirigirse a Santo Tomé, donde fueron detenidos los amotinados, aunque luego fueron indultados a petición del teniente coronel, en la celebración del juicio acaecido en Montevideo.



De las malas condiciones sanitarias de la isla en esos primeros años, podemos extraer los datos de las dos expediciones inglesas de 1830. De la primera expedición, de 200 constructores perecieron 150, y de la segunda, de 300 hombres seleccionados por el capitán Beawer sobre la base de una constitución fuerte y excelente salud, murieron 272 en la isla, el resto salvo dos cayeron igualmente enfermos o fallecieron a su regreso a Inglaterra.

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