miércoles, 2 de mayo de 2012

FERNANDO EL AFRICANO-NOVELA- V

La Isla padeció dos epidemias importantes de viruela, la primera en 1862, cuando procedente de Tenerife llegó don Eduardo Carmona en el vapor Retriver que haciendo escala en Bonuy, parece contrajo la enfermedad en esa población como después se pudo verificar en el viaje de retorno. El enfermo señor Carmona murió a los cinco días de manifestarse los signos de la enfermedad, pero no se tuvo conciencia de ella hasta fallecer posteriormente un inglés que trabajaba en el depósito de carbón “Pontón Blanco” de Carboneras. Murieron 58 blancos, no afectando la enfermedad a los nativos por estar localizada entre los marinos y ejercito que hacían vida en la fragata Perla anclada en el puerto. En aquel entonces estaba de gobernador Gándara, que cuando habían sucumbido 12 confinados que estaba retenidos en la fragata, mandó construir un barracón en la montaña para el resto de presos, no solo con el fin de aislarlos de la población nativa, sino también con la esperanza de que con el frescor y cambio de temperatura en la zona de Basilé, ayudará a soportar mejor le epidemia. Esta obra la concluyó el nuevo gobernador Ayllón que lo había sustituido en el cargo.




La segunda epidemia trascurrió en 1864, apareció en 6 de marzo en el número 9 de la calle Sacramento, en que un kruman procedente de Cabo Palmas presentó los signos inequívocos de la viruela. Este trabajador prestaba los servicios en casa de Roberto Beckler vecino de color de esa ciudad.- Reitero aquí el testimonio de que muchas y extensas propiedades de la Isla, estaban y siguieron estando en manos de gente de color, y esa leyenda de que no podían tener nada más que cuatro hectáreas de terreno es falsa, como lo demuestra las anotaciones en el Registro de la Propiedad, lo que si parece cierto de que esas cuatro hectáreas las podían reclamar y previos informes del Patronato de Indígenas se les adjudicaban gratuitamente, pero ello no era óbice para obtener otras propiedades.- Al enfermo se le situó en una casa construida en el bosque al lado del río Cónsul, donde fueron incorporándose la mayoría de personas que contraían la enfermedad y que por desgracia donde causó más muertes fue en los poblados bubis que no quisieron vacunarse o tratarse por los procedimientos europeos. Parece ser que a los doscientos inmigrantes procedentes de Cuba no les afectó por estar inmunizados en una epidemia ocurrida en su tierra natal, o les afectó muy poco. Según los datos la viruela atacó a 601 persona y fallecieron 91, aunque esos datos se refieren solo a Santa Isabel que sufrió la enfermedad en una cifra cercana al cincuenta por cierto de su población, por aquellos años se calcula que la ciudad estaba constituida por unas doscientas cincuenta viviendas, a las que cabría añadir los barrios anexos que se iban constituyendo con la llegada de extranjeros y de los poblados cercanos que deseaban establecerse cerca del comercio floreciente de la ciudad y que posteriormente se integrarían en la capital. Así pasaba que en España se intentaba enviar a los “peligrosos” a Guinea y cuando alguna persona con el afán de mejorar tomaba la decisión de ir a Guinea, los amigos lo daban por fallecido y se despedían con lágrimas en los ojos, estando convencidos que no lo volverían a ver. Así pasó que mi tío Julián sin una formación académica pero con una gran cultura, lo reclutaron sobre el año 1934 para secretario del Ayuntamiento de Santa Isabel, él fue el que inició la saga de los García en esas tierras. Un dato desconocido es que Fernando Poo en 1865 se destinó a presidio mayor de África y más tarde como residencia de los deportados políticos, así que con la casi garantía de que el confinado en poco tiempo fallecía, era una método seguro de eliminar a la oposición política. -Mejor no dar ideas-.



Un dato indicativo del tema de las epidemias es que en el siglo siguiente, concretamente agosto de 1917, en un poblado como Rebola, murieron 38 niños de la enfermedad llamada tétano infantil, y que en 1944, en el mismo poblado fallecían de coqueleche (tos ferina )70 niños, todos ellos nativos. Hace algún tiempo averigüé que Rebola, significa lugar de niños o algo parecido, tal vez porque ese besé siempre ha sido el más numeroso en población bubi. Habrá que pensar si existe algún alimento, o circunstancia climatológica que aumente la fabricación de espermatozoos por parte de su población varonil, en cuyo caso se podría crear un balneario para procreación. –Quince días en Rebola le aseguran una descendencia- Con este lema tenemos turismo seguro. Rebola a las orillas del río Bolaboona, a unos cuatrocientos metros de altura tiene al noroeste Basupú y al sureste Santiago de Baney las playas quedan lejanas de su población, ya en 1904 se da como población de la zona 4.500 habitantes, siendo después de Santa Isabel y San Carlos el más habitado y el primero en población autóctona.



La mayoría de poblados bubis están situados lejos de la playa, hacia las estribaciones de las cadenas montañosas, para ello puede haber muchos motivos, los dos destacados podríamos definirlos en : Clima mejor en temperatura y aire, lejanía de la costa para evitar rafias de piratas para proveerse de alimentos y agua, o de barcos negreros. Este último es el más importante, tanto es así que el camino hacia los poblados estaba disimulado para evitar que fuera fácil encontrarlo. Hay que decir que la naturaleza exuberante ayudaba a esa función.



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