jueves, 7 de junio de 2012

FERNANDO EL AFRICANO- NOVELA- XIV






Los contratos de trabajo eran por dos años, al término de los mismos, se tenía derecho a seis meses de vacaciones en la Península para reponerse de la toma de quinina y otros aspectos de la salud, ya que la quinina reducía los glóbulos rojos y dicen debilitaba la capacidad auditiva. Hace pocos días aquí en España,a mi suegra que vivió pocos años en Guinea, un oftalmólogo le preguntó si había tomado Resochin en alguna fase de su vida, ya que la lesión ocular que padecía era típica de ese medicamento que en una época sustituyó a la quinina en Guinea, por tener la ventaja de que una sola pastilla servía para una semana. Los funcionarios del Estado tenían un contrato de dieciocho meses, e igualmente seis meses de vacaciones. Estos trabajadores públicos siempre disfrutaban de esos seis meses, ya que su renuncia no les reportaba ningún beneficio, en cambio los particulares cobraban el dinero en metálico y renunciaban en muchos casos a las vacaciones, especialmente los empleados portugueses que se pasaban hasta diez o veinte años sin ir a Europa. Cuando alguien empalmaba otro contrato sin ir de asueto, se decía que efectuaba campaña de portugués. Yo siempre me he preguntado si los funcionarios eran de mejor calidad que los particulares o la otra posibilidad es que fueran más enclenques y por eso disfrutaban de vacaciones con más generosidad que nosotros los currantes. Lástima que nadie me haya podido sacar de esta duda. Antes que he mencionado a los portugueses y manifestando mi cariño hacia ellos, debo decir que eran los europeos que en general se adaptaban más a todo lo africano y con ello ahorraban dinero con el fin de volver a Portugal, tanto es así que muchos de ellos, su forma de vida se desarrollaba como los nativos. Contaban una anécdota que: una vez un boy ( criado) entró a anunciar a su “ massa”( señor) unas visitas y lo proclamó diciendo : señor, ahí fuera hay dos blancos y un portugués que vienen a visitarlo. Lo que indica que los guineanos los consideraban como ellos o más cercanos, en parte porque se pasaban veinte años seguidos, sus comidas eran similares y la mayoría que habiendo convivido con alguna nativa, hablaban su lengua con soltura.


Hoy en día que Europa se ve invadida por la emigración, llegada por tierra, mar y aire, nadie se ha preguntado sin demagogia, a que se debe este fenómeno actual, que no pasaba cuando los países africanos eran colonias. Que el colonialismo los explotó, mató a algunos líderes de la independencia es cierto, que se hizo muy mal, y era fácil hacerlo mejor es irrefutable, pero lo que es indiscutible es que ahora sus líderes africanos en general los masacran a miles, los explotan sin mesura e igual que el europeo tenía una medida para robar, los actuales su límite es el infinito, y esa es la razón que antes de los sesenta no existieran las pateras o la emigración clandestina hacia Europa, ya que en su país se vivía mucho mejor que en el país de los blancos, y muchos deseaban la independencia para quedarse con las propiedades de los blancos o vivir como ellos en África. Suerte que hay alguna excepción de nación africana que lo lleva muy bien, como ejemplo la africana de Nelson Mandela, hombre que pese a sufrir en sus carnes la cárcel y la persecución por sus ideas políticas, no le ha ofuscado la venganza. Que tomen nota otros líderes de ese Continente.

Dicen que el Continente negro se ha radicalizado al establecer las potencias europeas fronteras naturales que dividían las etnias, pero ahora las luchas y las masacres en muchos casos se hacen sin distinción de etnias, imponiéndose los clanes o más aún el entorno de un poblado. En Guinea Ecuatorial, el clan Mongomo donde los familiares, allegados y su entorno llevan desde la Independencia en 1978, machacando a todos los demás y por supuesto a todo fang que es su tribu, que se haya opuesto o quiera escalar al poder, con el agravante que en estos casos denunciar supuestas discrepancias o comentarios contrarios a los altos dirigentes, presupone eliminar a un contrincante o en ciertos casos adjudicarse la propiedad y los bienes del otro ,incluida la mujer.

Las autoridades españolas, durante muchos años, prohibieron la confraternidad con los nativos, con una política pensada en que no había que contaminar moralmente a los negros con nuestras costumbres; por otra parte, separando los dos grupos étnicos era más fácil controlar las dos comunidades. Influyó mucho en ello, la hipocresía de la moral, de pensar que la cohabitación de blancos con negras era menos inmoral que la de las blancas con los negros, que podía llegar a convertirse en Sodoma y Gomorra, sin ver que de esa forma nunca hubiera llegado a perderse como parte de España. Y hubiera sido más justo para ambas partes. ¡ Lo que se pierde uno con las normas morales!. No obstante de puertas adentro, no existía soltero que no tuviera una amiga ( mininga) , y muchos hacían vida marital, salvo que por la tarde al ir al cine, iban por caminos diferentes y se sentaban ellas delante en la zona reservada a los nativos no emancipados y ellos se acomodaban en los sillones de madera, lo que no era óbice para que la valla, de unos ochenta centímetros que separaba ambas partes fuera intercambio de mensajes o petición de fondos para comprar chucherias, acuerdo de citas o intercambio de miradas. Esto de la valla de separación entre blancos y negros, y dos taquillas diferentes para la venta de entradas, tiene su anécdota : Un día al llegar a la taquilla observé a una autoridad de la administración colonial, increpando a una persona de color porque se había atrevido a ponerse en la cola de los “blancos” y aquel sujeto de estatura baja y algo enclenque intentaba explicarse sin que el corpulento funcionario le permitiera hacerlo. Por fin cuando se pudo explicar le manifestó que era empleado de Muñoz y Gala, andaluz de nacimiento y europeo por lo tanto, blanco de piel lo que pasa que era de piel muy oscura, así que aquel energúmeno que le estaba acosando, que había caído en el ridículo más espantoso, se tuvo que escabullir ante la mirada burlona de todo el mundo, ya que la mayoría estábamos contra esas discriminaciones que el Gobierno español imponía, pero como la frase famosa de Alfonso Guerra, el que se mueva no sale en la foto. Cualquier comentario en contra era expulsión del territorio, o por lo menos apercibimiento. Famoso artículo quinto que daba al Gobernador poderes de Virrey de las Indias. Ley del estatuto orgánico de Administración local de 13 de Diciembre de 1858( Gaceta del 15).

Si la policía tenía conocimiento de algún comportamiento que escandalizara al puritanismo de los poderes fácticos, daba cuenta al gobernador de los territorios, quien podía aplicar el artículo V, que consistía en que te daban veinticuatro horas para salir de la Colonia, sin poder volver ni a vender las propiedades ni nada. Era como el destierro pero en dirección a Europa. Esto quedaba en manos de la autoridad policial, con lo que ¡ Cuidado de meterle mano a la amiga de un policía ¡ , esto obligaba a que cuando uno intentaba tener relaciones con una nativa debía pedirle el currículo para asegurarse un desenlace feliz, y no estuviera en la agenda de algún personaje político del clan que gobernaba la Isla, en cuyo caso como se dice ahora te cortaban las pelotas.

Un dato que califica la visión de España en África, es que las mercancías exportadas por nuestra colonia a España, merecían el tratamiento de productos extranjeros, pagando aranceles de Aduana, y los españoles que llegaban de vacaciones a la Península eran registrados, como posibles traficantes de productos prohibidos, pagando tasas de objetos personales en algunos casos, como tomavistas, etc. Aparte de que se precisaba pasaporte como si el viaje fuera al extranjero.

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