sábado, 15 de septiembre de 2012

FERNANDO EL AFRICANO- NOVELA CAPÍTULO XXXIV

                                              Foto del buen  profesional Augusto                                                               

                      .. CONTINUACIÓN DE MOKA EL VALLE DE LOS BUBIS


Habiendo coincidido con un ripeló, o fiesta, nos sentamos con humildad, cerca de la Casa de la Palabra, donde unos guerreros armados de lanzas de madera, o mochikas, acompañaban a los trompeteros que con pausas señaladas hacían sonar sus muchukus o trompetas de guerra, pero que ahora se utilizaban para llamar a los habitantes de las cabañas alejadas del centro del poblado.


El butuku se sentó en un trono forrado de piel de mono, de color negro con grandes pelos, que hacían el asiento mullido y cálido, donde el pueblo le rindió pleitesía, desfilando los notables ante los reunidos y efectuando una reverencia delante del trono, el resto de asistentes, coreaba estas pleitesías, tal vez reconociendo la importancia de estos personajes que en parte se pavoneaban antes de tomar asiento, posteriormente el brujo después de un parlamento que no entendimos, lanzó unos polvos mágicos, al compás de las campanas de madera. Como no podíamos asistir al resto de la fiesta, el brujo se acercó para despedirnos. Tras unas palabras de salutación, Aí podí (Yo te saludo), mantuvimos una charla sobre nuestra visita, e impresiones del valle, nos despedimos con un pató, que significa gracias, ya que estos detalles de intentar nosotros decir algunas frases en bubi, lo agradecen mucho por ser un gesto de consideración hacia su cultura. Sorprendentemente en la charla nos dimos cuenta de que dominaba nuestros secretos íntimos, antecedentes a veces casi olvidados por uno mismo. No me cabe duda que alguno de ellos que he conocido en el devenir de los años estaba dotado de poderes mentales especiales. Aunque poco les sirvió contra Macias como todo el mundo sabe practicaba estos ritos y una parte de su poder estuvo basado en el terror que le tenía el pueblo, pensando que era casi inmortal y omnipresente, de tal forma que el inicio de un complot su hechicería lo detectaba. Cuando en realidad en muchos casos es que ante un soplo de un delator o la menor so0specha no se preocupaba de investigarlo sino de cercenarlo al momento, matando con torturas y sadismo al sospechoso.

El nivel social de este pueblo, no solo es importante como tal, sino que tiene trascendencia en el otro mundo, dado que la escala o poder que se llegue en la Tierra, es hasta el grado o techo que se logrará en el otro. Lo que ignoro si ese parámetro alcanzado vale lo mismo para el cielo (labakopua) que para el infierno (Ommo ichi orie) , ya que tendría gracia que en el infierno también hubiera categorías y discriminaciones, que ellos en cierta manera admiten para el cielo. En este caso en ese lugar estaríamos unos más tostados que otros, la ventaja para mi es que siempre tengo sensación de frío, y en ese lugar poco tendría, de todas formas prefiero no hacer la prueba del algodón.

Para los bubis existe la familia materna como un clan, que recibe el nombre de rijoe (casa materna), al que pertenecen todos los descendientes vivos o muertos de la madre, que parece que en el cielo igualmente siguen agrupados. El tronco o primera madre se le da un nombre, en cada clan, aunque el general es de buaíribo, y casi siempre está representado por una mujer, cosa curiosa si observamos como viven los hombres, rodeados de mujeres a su servicio, unas recogiendo los frutos de la pequeña huerta, otras cocinando o yendo de compras, y otras más jóvenes con funciones sensuales. Esto es la meta de un bubi, pero como es lógico pocos la alcanzan. Así que pensando que el clan es un matriarcado la buena vida se la da el patriarcado, menos mal que en el otro Mundo parece que es al revés. En cambio la fuerza del espíritu, lo que llaman linaje – loka-, se transmite por vía paterna casi podríamos decir que el poder terrenal se hereda por vía paterna y el poder espiritual se hereda por vía materna. Esa fuerza de linaje- mohulá-, es tan fuerte que cuentan que unos niños se durmieron sin saberlo en la casa del mohulá y se despertaron fuera, la misma fuerza los había sacado para que no recibieran ningún daño al estar tan cerca de ella.

Hay una casa destinada a cada linaje, estando prohibida la entrada al que no pertenece al mismo. En Bososo era conocido el mohulá Eao, cuya casa estaba repleta de objetos de hierro, pues en bubi eao significa hierro. Este poder transmitido de generación en generación de padres a hijos variaba su fuerza en función del comportamiento del heredero. En el nombre dado al linaje está lo distintivo del mismo, igual que hemos comentado en –eao el hierro, en Basakato consta el linaje de Barakopó- El devorador de búfalos- y así muchos otros. Lo de este animal está bastante extendido ya que el linaje del rey de Moka, es la familia bahitaari, y como base de su fuerza es la casa tenía tres cráneos de búfalo, si faltara uno se debilitaría su poder. Dice la leyenda que a veces faltaba un cráneo que se transmutaba en búfalo y se iba a pasear por las cañadas del valle, con el cráneo de la otra familia hermana real, llamada bamuedaari. Tal vez por eso existe la niebla tan densa en esta zona, para que no veamos pasear a los dos búfalos. Siempre en estos datos mi Biblia es el libro Los Bubis Ritos y Creencias del padre Amador Martín del Molino.

De todas formas, aún siendo relativamente pequeña la Isla, y pocos los pobladores, entre veinte mil a treinta mil, según la parte de la Isla sea Norte, Sur, Oeste o Este, cambian los nombres de la mitología, y hasta algunos conceptos del Olimpo.

La isla tiene una época seca, que dura aproximadamente de octubre a principios de marzo. Una época de tornados que dura todo el mes de marzo, y el período más largo, de abril a septiembre o a veces hasta noviembre, de lluvias intensas, que pueden durar horas, hasta días, incesantemente lloviendo, pero que parece como una descarga de depósitos de agua que se derraman uno tras otro sobre tu cabeza. Alguien desde el cielo parece que juega a intentarte ahogar con una ducha a presión, pero que no afecta al ritmo de la vida, generalmente no se inunda nada, dada la capacidad del suelo para absorber el agua, el calor reinante para su evaporación y el grado de inclinación de las montañas hasta el mar, para que los ríos descarguen su agua en las playas sin peligro.

Cuando llueve en el bosque los nativos buscan un platanar cercano, dado que llevan habitualmente un machete, cortan una hoja, que es el mejor paraguas, considerando el tamaño de la hoja y la facilidad de cogerla por el nervio que lleva la hoja en su centro. De una forma u otra la verdad es que empaparse en la lluvia africana no es peligro de constipados ni otras secuelas, salvo el reuma, ya que como las distancias son cortas, al llegar a casa se cambia uno de ropa y se queda como nuevo. A veces hasta que los ríos no han bajado su nivel hay que pasar los puentes con los camiones, tanteando con dos personas delante del vehículo, una a cada lado, con un palo van indicando la vereda por donde pasar, de esta forma es la única que se está segura de que el camión no pasa por fuera del puente, asunto algo peligroso. La suerte es que dada la inclinación de la Isla y que sus ríos van casi verticales al mar, el agua de la lluvia llega pronto a su desembocadura y su desbordamiento dura máximo pocas horas, cuando llueve con intensidad.

La mayor parte de la isla , salvo la zona sur de Ureka, tiene una carretera de circunvalación cercana, paralela a la costa, por lo que cuando te pierdes en la frondosidad del bosque, es un buen consejo bajar por la orilla de uno de los numerosos ríos que existen, al ir todos a desembocar al mar, llega en algún momento a la carretera general, donde el asiduo paso de coches te garantiza que te llevarán a casa, o a buscar la finca de donde has salido. Las cortas distancias permiten esa colaboración, de que siempre a quien encuentres, te lleva donde deseas.

Barcelona a 15 de septiembre de 2012





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